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Columna
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La tasa negativa del BCE pierde fuerza

El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi ha ofrecido como incentivo a los mercados una tasa de depósito negativa durante más de un año. En tiempos de crisis, esto habría sido arriesgado –pero potencialmente poderoso–. Ahora, el efecto podría ser débil, pero a la vez complicado.

Hay varias razones por las que el BCE podría recortar su tasa de depósito por debajo de cero. Haría bajar los tipos a corto plazo –y es de esperar que debilitaría el euro–. Podría animar a los bancos a prestar, al penalizar los depósitos inactivos, y desalentar los flujos de capital de fuera de la zona, debilitando la moneda. Eso ayudaría a impulsar la inflación –siendo demasiado poco para Europa es bueno–.

Una tasa negativa habría tenido un gran alcance durante la crisis de 2010–2013. En julio de 2012 los bancos tenían 400.000 millones de euros guardados en el BCE, al inundar el banco central los mercados con grandes cantidades de liquidez, y los depositantes huían de la periferia a las entidades del norte de Europa. Gravar esos depósitos habría obligado al dinero a volver a las economías europeas con más problemas. Pero podría haber exacerbado la división de la zona euro y enfadado a los depositantes o prestatarios del norte, si los bancos hubieran intentado compensar la tasa negativa.

El efecto debería ser menos dramático ahora, con los bancos devolviendo los préstamos de la crisis

El efecto debería ser ahora menos dramático: los bancos están devolviendo los préstamos de la crisis. El exceso de liquidez proporcionada por el BCE se ha reducido a poco más de 100.000 millones de euros. Solo hay 20.000 millones almacenados en la facilidad de depósito. Los efectos de entrar en el terreno negativo siguen siendo difíciles de predecir. El euro caería, pero solo brevemente si los bancos respondieran con el pago de sus préstamos restantes al BCE. Y una pequeña caída de los tipos interbancarios no haría mucho para estimular la economía. Como en Dinamarca, las entidades podrían aumentar los tipos de los préstamos para compensar cualquier pérdida en sus depósitos.

Si el banco central adopta la tasa negativa, sería algo bastante simbólico, que indicaría que los tipos se mantendrán bajos, y daría a entender que está listo para una acción más agresiva. Teniendo en cuenta los desafíos, Draghi debería quedarse con la artillería pesada.

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