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España y otros nueve países deciden aplicarla

La tasa Tobin de la zona euro provoca las iras de Holanda y Reino Unido

El ministro de Economía español, Luis de Guindos, conversa con el ministro suizo de Finanzas, Anders Borg, antes del inicio de la reunión del Ecofin.
El ministro de Economía español, Luis de Guindos, conversa con el ministro suizo de Finanzas, Anders Borg, antes del inicio de la reunión del Ecofin.JULIEN WARNAND (EFE)

Mantengan la calma, ha recomendado Wolfgang Schäuble, ministro alemán de Finanzas, a algunos de sus colegas de la UE, que reaccionaron con virulencia a la decisión de 10 países, entre ellos España, de aplicar la llamada tasa Tobin a partir del 1 de enero de 2016 como muy tarde.

El acuerdo consiste en poco más que un texto con cuatro puntos, en el que los países implicados ponen fecha, por primera vez, para la entrada en vigor del nuevo impuesto sobre la compra-venta de acciones. Pero ese “panfleto”, como lo describió (en el sentido inglés de la palabra) el ministro holandés de Finanzas, Jeroen Dijsselbloem, provocó la ira de los países que se han desmarcado del proyecto, en concreto, Reino Unido, Holanda, Suecia y Luxemburgo.

“Los 11 países que participan en el proyecto tienen derecho a dañar sus propias economías, pero si dañan las nuestras lo impugnaremos ante los triubnales”, espetó el ministro británico de Finanzas, George Osborne.

En términos incluso más duros se expresó Dijsselbloem, que rara vez se aparta de los dictados de Berlín. En esta ocasión, sin embargo, acusó de opacidad a los países implicados y menospreció su acuerdo como un mero gesto populista ante las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 25 de mayo. “¿Te parece, Wolfgang, que he hablado con suficiente calma?”, remató Dijsselbloem su ataque directo a un proyecto impulsado por Alemania con la connivencia de Francia.

La inusual trifulca fuvo lugar durante la sesión del Ecofin (consejo de ministos de Economía y Finanzas de la UE) celebrada hoy en Bruselas y que, como suele ocurrir cuando se trata de una sesión en abierto, fue retransmitida en directo por la televisión del Consejo de la UE.

La airada reacción de los países que no aplicarán el impuesto denota su creciente nerviosismo ante un proyecto que empiezan a ver como imparable y que, más allá de su objetivo inicial, podría servir como precedente para otros avances en la armonización fiscal de la zona euro.

“El ámbito de aplicación de este impuesto es muy reducido pero podría derivar hacia algo más amplio”, señaló con preocupación el ministro sueco de Economía, Anders Borg. El mismo ministro recordó que es la primera vez que se pone en marcha una “cooperación reforzada” (es decir, que un grupo de países deciden aplicar una directiva sin esperar al resto) en materia de economía y finanzas, por lo que reclamó una extremada prudencia.

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