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Una EPA dickensiana

La EPA de hoy ha sido mala. Desastrosa si se compara con el discurso del oficialismo y, sencillamente, mala si consigue uno aislarse del ruido. Es coherente con una economía planchada. Yo, personalmente, esperaba algo de creación de empleo interanual, pero marzo se ha cerrado con 80.000 trabajadores menos que hace un año.

El problema, y discúlpenme si me repito, es que la salida del pozo es muy lenta, tanto que los efectos positivos no alcanzan a compensar el drama para los que han quedado fuera del mercado laboral. Algunas cifras: hay casi tantos parados que encuentran empleo como parados que dejan de buscar trabajo: algo menos de 800.000. Los parados de larga duración son ya 2,24 millones de personas, que llevan por lo menos dos años sin trabajar.

Después de dos años en el paro, estas personas dejan de recibir la prestación y su encaje en el mercado laboral es poco menos que imposible. La EPA da cuenta también de que hay casi dos millones de hogares con todos sus miembros en paro y, el dato quizá más dramático, 400.000 familias (hogares con dos o más miembros) donde no se obtiene ni un euro de ingresos. Familias donde no entra dinero.

¿Hay lado positivo? Sí, alguno. La pérdida de empleo es la menor desde 2008 para un primer trimestre. Más del 95% de las personas que trabajaban en diciembre sigue trabajando; hace un año este porcentaje era de menos del 86%. Creo que esta menor probabilidad de perder el empleo que da el INE puede tener su reflejo en la calle y explica también la estabilización del consumo o la, aparentemente, mejor temporada de Semana Santa. España no es hoy peor sitio para vivir que hace un año. Si tienes un trabajo decente.

El drama llega para quien está fuera del mercado y tiene cada vez menos soporte público y menos encaje en el mercado laboral. La EPA de los últimos años era dramática en su vertiente económica. Después de tantos años de crisis, la EPA refleja un serio problema de exclusión social, pobreza y falta de oportunidades.

El triunfalismo del Gobierno resulta molesto cuando las cifras económicas no lo justifican. En términos sociales resulta, directamente, indignante. Sobre todo porque es un problema que, para la España oficial, no existe y, como tal, no debe ser acometido. Supongo que los dos millones de parados de larga duración que son, aparentemente, demasiado vagos para convertirse en emprendedores, las 400.000 personas que abandonan el mercado laboral están, en realidad, redecorando su vida, y los 400.000 hogares donde no entra dinero son un Expediente X, porque ya dijo el ministro Montoro que los informes sobre pobreza infantil no son ciertos. Supongo.

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