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Columna
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Fin al refugio de los bancos europeos

Las entidades europeas solían sostener que sus rivales estadounidenses lo tenían muy fácil con los nuevos criterios de medir capital y activos. Las reglas publicadas el 8 de abril implican que ya no pueden criticarlo más.

El zar bancario de la Reserva Federal, Daniel Tarullo, había marcado el nivel absoluto entre capital y activos con el que los bancos estadounidenses tendrían que cumplir en el 6%, con un menor del 5% para sus sociedades de cartera. Lo que no era tan evidente era que la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC, por sus siglas en inglés) propondría armonizar sus normas tan estrechamente con los estándares internacionales establecidos por Basilea en enero.

Es cierto que todavía existe un tratamiento más indulgente en Estados Unidos que en otras partes del mundo, pero sus prestamistas, a diferencia de sus homólogos europeos, no pueden emitir instrumentos de capital contingente que contarían a la hora de calcular su apalancamiento.

A partir de ahora, los balances bancarios de ambos lados del Atlántico serán más parecidos

Además, la FDIC ha desechado el uso de los Principios Contables Generalmente Aplicados en Estados Unidos (GAAP, por sus siglas en inglés), que previamente habían permitido a las entidades estadounidenses reducir o anular grandes porciones de su balance. Aunque algunas diferencias se mantienen, las normas estadounidenses están en línea con las de Basilea. Y estas están diseñadas para eludir las convenciones contables. A partir de ahora, los balances de ambos lados del Atlántico serán más parecidos.

Con metodologías similares, la diferencia evidente es que los bancos de Estados Unidos van a necesitar 68.000 millones adicionales –46.000 millones más que en una base que se ciña solo a las GAAP–. Sin embargo, sería una gran sorpresa si los bancos europeos no tuvieran ratios de apalancamiento de al menos un 4%, por encima del que están ahora Deutsche Bank y Barclays. Con balances más apalancados, los bancos europeos como ellos necesitarían mucho más capital. A pesar de aparentemente nivelar el campo de juego, las normas de Estados Unidos pueden haber empujado a los bancos europeos a aumentos de capital.

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