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No basta con tocar suelo

1.- Puede uno creerse la propaganda como un dogma de fe o dedicar sus esfuerzos a rebatirla. O, como tercera opción, intentar hacer caso a los números. En el empleo, tras dos jarros de agua fría en la EPA del cuarto trimestre y en enero, febrero se ha saldado con cifras positivas. La economía empezó a estabilizarse hace poco menos de un año y se puede decir que ha tocado suelo. Ahora, la recuperación es otra cosa. O debería ser otra cosa.

2.- El alza de 61.000 afiliados en 12 meses no es anecdótica, pero casi. 34.000 son jienenses, procedentes de la excelente temporada aceitunera. 44.000 son autónomos, la mayor parte de ellos dados de alta a principios del año pasado, es decir, cuando la creación de empleo era más tímida. No son indicadores muy solventes sobre un cambio de tendencia.

3.- Es mejor mirar la afiliación sin ajuste estacional. Desde septiembre la afiliación desestacionalizada crece en unas 30.000 personas cada mes, de forma más o menos regular. Es medio año de mejoras sostenidas en el empleo que indica que estamos en la parte baja de la curva y que el suelo está atrás.

4.- La economía sigue en estado de shock. O, como comentaba Ángel Laborda en un artículo a propósito de la EPA, como el campo de batalla al acabar la lucha. El crédito no crece o lo hace de forma escasa, hay muchas empresas y muchos hogares sobreendeudados, y si el consumo repunta, lo hará de forma muy tímida. Los efectos aislados (IVA, paga extra a funcionarios, temporada aceitunera) tienen en este contexto un gran efecto, porque son de lo poco que se mueve. Cabe esperar que la recuperación sea lenta o que algunos datos sean inestables.

5.- De hecho, al ritmo de los últimos meses se crearían unos 350.000 empleos al año. Esto quiere decir que España tardaría más de 10 años en alcanzar el nivel de afiliados a la Seguridad Social previo a la crisis.

6.- Y no hay tanto tiempo. Los parados que cobran prestación son cada vez menos; actualmente perciben estas ayudas 2,7 millones; hay otros 1,7 millones de personas que tienen experiencia laboral pero han agotado dicha prestación. Hay 2,25 millones de parados que llevan más de 12 meses en el paro, según la EPA de diciembre. De ellos, 2,1 millones lleva más de dos años.

7.- Por eso es preocupante el tono de autocomplacencia que destila la oficialidad española. Veo normal que un gobernante quiera presumir de sus logros (aunque opino que en este caso no le corresponden al Gobierno en su parte principal), y soy consciente de que el pensamiento económico dominante solo tiene en cuenta el lado de la oferta. Pero no concibo que la gente que está fuera del mercado laboral no merezca una segunda oportunidad. Ni tampoco me cabe en la cabeza cómo aspirar a una recuperación sostenible en estas condiciones.

8.- Más allá de la repetición del mantra de que todo va bien, la única política de empleo conocida es la rebaja de cotizaciones a 100 euros para algunas contrataciones fijas. Como si no hubiese nada más que hacer. Como si dejar atrás a dos millones de parados de muy larga duración sea la única alternativa. Es cierto que, hasta ahora, la política poco podía hacer ante la sangría del paro. Ahora, con la economía estabilizada, es cuando se puede pensar cómo arreglar el desaguisado. Pero la solución estaba delante de nuestras narices: sucede que no hay desaguisado alguno que arreglar. 

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