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Columna
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Bifurcación en los mercados globales

El mundo vuelve a dividirse, pero de manera diferente. Durante años las economías emergentes iban bien y las desarrolladas, mal. Ahora las emergentes están en problemas, mientras que las desarrolladas se recuperan –lentamente–. Para los precios de los activos globales, la combinación parece ser lo opuesto a su burbujeante predecesora.

A medida que Estados Unidos y Europa se dirigían a la Gran Recesión, el ya elevado ritmo de crecimiento de las economías emergentes no flaqueaba. Su crecimiento se vio favorecido por la huida de los mercados desarrollados y por los precios de las materias primas, impulsados por la impresión de dinero y un dólar devaluado. La batalla de los bancos centrales de las economías desarrolladas para evitar la deflación y revertir la recesión en sus países ha resultado ser inflacionaria para los mercados emergentes y para los activos globales y los precios mundiales de las materias primas.

Las economías emergentes se ven aturdidas por el impacto de la reducción de liquidez

Ahora el equilibrio se ha alterado. El vapor de las economías emergentes se ha agotado, en parte a causa del endurecimiento gradual de la política monetaria de Estados Unidos. Las economías emergentes se ven atrapadas en un extraño punto medio, aturdidas por el impacto de la reducción de liquidez, pero sin sentir todavía el beneficio de la recuperación de las economías desarrolladas.

Para los mercados mundiales, esta nueva división parece lo contrario de su predecesora. Esto equivale a una ola deflacionaria que afecta a los precios de los activos globales. Es probable que haya un dólar más fuerte. Ello podría ejercer presión a la baja sobre los precios de las materias primas, ayudar a los consumidores de las economías desarrolladas, pero perjudicaría en un principio a los ingresos por exportaciones de las emergentes.

Un mayor crecimiento desarrollado con el tiempo mejorará finalmente las perspectivas de las economías emergentes. Pero la división no se curará pronto.

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