El Estado francés y Dongfeng acuden a salvar Peugeot
Tanto Dongfeng como el Estado francés pasarán a tener un 14% del capital Aportarán 750 millones cada uno
El grupo francés PSA Peugeot Citroen, cuyas ventas mundiales volvieron a caer un 4,9 % el pasado año después de haber tenido unas pérdidas récord en 2012, va a tratar de buscar la salvación con la entrada en su capital de su socio chino Dongfeng y del Estado francés.
El consejo de vigilancia de PSA dio anoche un “principio de acuerdo” al aumento de capital, que tendrá una parte reservada para Dongfeng y el Estado francés, lo que significará que se convertirán en accionistas de referencia junto a la familia Peugeot, que perderá así el control que ha ejercido casi en exclusiva durante toda la historia de la compañía.
Un portavoz de la dirección se esforzó en subrayar que a partir de ahora, y en un plazo que no está determinado de antemano, se van a negociar los detalles de la operación, es decir, cuánto pondrá y qué porcentaje tendrá finalmente cada uno.
El portavoz hizo hincapié en que “ha habido cohesión total” en el consejo, una forma de acabar con las especulaciones sobre las divergencias en el mismo seno de la familia Peugeot entre los que apostaban por lanzar una emisión de nuevos títulos íntegramente destinada al público y los que consideraban indispensable el apoyo de un socio industrial como Dongfeng y el respaldo del Estado.
El dispositivo debería conocerse de aquí a la presentación de los resultados financieros el próximo 19 de febrero, pero según diversas filtraciones a la prensa, la idea que se impone es que la ampliación de capital será de unos 3.000 millones de euros, y que la mitad estará reservada a los nuevos accionistas de referencia.
“Les Echos” indicó que el escenario central es que tanto Dongfeng como el Estado francés pasen a tener alrededor del 14 % con la aportación de unos 750 millones de euros cada uno, mientras que la familia Peugeot también suscribirá algunos títulos nuevos para que su participación (ahora es del 25 %) sea de un nivel equivalente.
Eso tendrá como primera consecuencia un cambio en las estructuras directivas de la compañía, que no se limitará a la prevista llegada al puesto de responsable ejecutivo de Carlos Tavares -antiguo “número dos” de Renault- en sustitución de Philippe Varin, probablemente desde ese mismo 19 de febrero.
La familia Peugeot puede perder la presidencia del directorio y ser asumida por una personalidad designada a instancias del Gobierno francés.
Entre los nombres que suenan está el expresidente de EADS, Louis Gallois, que ya está en el consejo de administración del fabricante automovilístico desde que en octubre de 2012 el Estado francés acudió en su salvamento y se ofreció como garantía de 7.000 millones de euros para que pudiera seguir funcionando su filial de financiación.
Tras las esperanzas que suscitó la alianza con General Motors, que se saldó el pasado año con la venta del 7 % que tuvo la compañía estadounidense, PSA se ha orientado hacia su socio chino, con el que tiene en común cuatro plantas en el gigante asiático, con una capacidad de producción de 800.000 vehículos anuales que debe aumentar a 950.000 en el horizonte de 950.000.
China aparece cada vez más como el gran salvavidas para el grupo francés, ya que sus ventas allí en 2013 dieron un salto del 26,1 % hasta 557.000 unidades, con lo que es el segundo mercado en importancia después de Francia.
Sobre todo porque la tercera caída consecutiva anual de las matriculaciones de PSA en todo el mundo, con 2.819.000 coches (muy lejos de su récord de 3,6 millones de 2010), se debió a un descenso del 7,3 % en Europa, bastante más pronunciado que el repliegue del 1,6 % general en ese mercado.
Las ventas en el Viejo Continente disminuyeron su peso relativo en cuatro puntos porcentuales en un año hasta el 58 % en 2013 y, según los objetivos de la propia empresa, en 2015 sólo serán la mitad.