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Tribuna
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El fantasma de la prima de riesgo

Desde el estallido de la crisis de la eurozona, en mayo de 2010, hubo un indicador que adquirió una enorme popularidad: la prima de riesgo. Su evolución fue objeto de análisis en toda clase de foros, desde think tanks y universidades hasta bares y mercados. De un tiempo a esta parte, sin embargo, parece haber perdido algo de relevancia.

La prima de riesgo o spread mide la diferencia entre el tipo de interés de la deuda pública a largo plazo de un determinado país y el de Alemania. En julio de 2012, la prima de riesgo española alcanzó su punto máximo; rozó los 650 puntos básicos y disparó el coste de financiación del Estado. Desde entonces, el spread del bono español no ha parado de descender. El 3 de enero de 2014, cayó por debajo de los 200 puntos básicos por primera vez desde el comienzo de la crisis. A la vista de estos datos, cabe preguntarse si el fantasma de la prima de riesgo se ha ido para no volver o si en 2014 podemos esperar nuevos episodios de inestabilidad.

Para responder a esta pregunta debemos ahondar en las razones que explican el boom de la prima de riesgo entre 2010 y 2012, y el bust vivido posteriormente.

Las causas detrás del incremento de la prima de riesgo son tres. En primer lugar, los fundamentales de los propios países aquejados de altos spreads. El alto déficit público, el crecimiento de la deuda pública, la falta de crecimiento económico… incrementan el riesgo de default y, como consecuencia de ello, los intereses que el Estado debe pagar para colocar sus emisiones.

En segundo lugar, la relación entre fundamentales y spreads se ve alterada por los llamados efectos de reputación asociados a cada economía. Así, la fiabilidad de Gobiernos e instituciones, por ejemplo, afecta al coste de financiación de un país positiva o negativamente. Finalmente, el tercer factor tiene que ver con la percepción del riesgo de ruptura de la eurozona, que alcanzó su punto máximo en el verano de 2012.

Las causas que explican el bust, o caída de la prima de riesgo, son una y media. La principal razón la encontramos en el papel desempeñado por el Banco Central Europeo y en la disminución del riesgo de ruptura del euro. En julio de 2012, Mario Draghi hizo varias intervenciones públicas en las que garantizó la irreversibilidad del euro. Un mes más tarde, el BCE comenzó con la compra de bonos de aquellos Estados que estuvieran actuando bajo la supervisión del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), dentro del programa de Outright Monetary Transactions (OMT). Ambos hechos, unidos a la mejora de algunos indicadores económicos y a los ligerísimos avances producidos en la reforma institucional de la eurozona, incrementaron la confianza en la recuperación europea.

La media razón nace de la evolución de los fundamentales. Es cierto que desde 2012 la mayor parte de las economías periféricas han recibido algunas señales positivas. En el caso de España, por ejemplo, el déficit público se ha reducido desde el 10,8% en 2012 al 5,7% previsto para 2014, y el PIB ha pasado de caer un 1,6% a crecer un 0,1% en el mismo periodo. La simple mejora de estas variables, sin embargo, no es capaz de explicar, por sí misma la enorme caída de la prima de riesgo. Más aún cuando, para esos mismos años se estima que la deuda pública crezca desde 85% del PIB hasta el 102,5%.

Así pues, a la vista de este análisis, ¿es posible que los spreads vuelvan a alcanzar los máximos de 2012 a lo largo del próximo año? Parece poco probable. La continua supervisión y actuación del BCE, así como las mejores perspectivas económicas de la Eurozona, han reducido una buena parte del ruido existente en el mercado.

Pese a ello, siguen existiendo dos amenazas que podrían favorecer nuevos repuntes de la prima de riesgo en los próximos trimestres. La primera de ellas es la evolución de la deuda pública, que según el FMI seguirá creciendo en la mayoría de las economías periféricas en los próximos tres años. La segunda es la inconsistencia de la política económica, tanto nacional como europea. La falta de medidas que favorezcan la convergencia dentro de la eurozona y la ausencia de una estrategia común para el euro a medio plazo podrían provocar nuevas apariciones del fantasma de la prima de riesgo.

Gonzalo Gómez Bengoechea es profesor de Economía de Icade.

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