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Columna
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Las tasas negativas podrían funcionar

El Banco Central Europeo ha debatido cobrar a los bancos por el privilegio de poner el dinero en depósito. Sería un movimiento radical, promulgado a través de tipos de interés negativos, con el objetivo de alentarles a conceder préstamos a la economía real. Sin embargo, una política de este tipo debe ser adoptada con cuidado.

La demanda de crédito en la zona euro todavía es débil por lo que esta puede ser una solución en busca de un problema. Incluso aunque las tasas negativas estimularan los préstamos, los fondos no pueden llegar a las empresas pequeñas y medianas de los países periféricos europeos que todavía citan la financiación como su mayor problema.

El peor escenario sería una política totalmente contraproducente. Para recuperar el margen perdido por las tasas negativas de depósito, los bancos podrían volverse más selectivos en sus préstamos, e incluso intentarían elevar los tipos para los que pidan préstamos de alto riesgo –los mismos que están luchando para acceder a la financiación–.

La demanda de crédito en la zona euro todavía es débil, por lo que esta puede ser una solución en busca de un problema

Con tantos escollos, parece sorprendente que el BCE esté discutiendo la opción. Pero podría servir para un propósito diferente, especialmente si la tasa de depósito se recorta hasta un simbólico menos 0,1%, según sugiere la prensa. Esta tasa establece el suelo para los tipos de mercado, por lo que incluso un pequeño movimiento por debajo de cero anclaría los costes de financiación en niveles bajos, mostrando que el banco central está decidido a fomentar el crecimiento.

También desencadenaría probablemente una caída en el euro, que está cerca de máximos de dos años en términos efectivos. Es cierto que el BCE no ha mostrado ningún interés aparente en debilitar la moneda, pero cualquier depreciación sería útil.

Con tantos inconvenientes y solo beneficios limitados, el BCE no debería apresurarse. Cualquier reducción en la tasa de depósito influirá en el comportamiento del mercado más que en los préstamos, por lo que sería mejor combinarlo con otras medidas para subvencionar la financiación a las pequeñas empresas. Aun así, con Alemania resistiéndose a la flexibilización cuantitativa, un pequeño movimiento negativo podría ser una forma segura de dar una señal fuerte.

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