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Guindos, atisba la recuperación del crédito

El Eurogrupo pone fin a un “rescate ejemplar” de la banca española

Guindos anuncia una salida “limpia” del programa de ayudas

El vicepresidente y responsable de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn conversa con Luis de Guindos.
El vicepresidente y responsable de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn conversa con Luis de Guindos.OLIVIER HOSLET (EFE)

Por primera vez desde enero de 2010, la reunión del Eurogrupo pudo darse ayer un pequeño baño de optimismo, gracias al punto final del rescate de la banca española y la conclusión también del rescate de Irlanda, ambos de manera definitiva y sin ningún tipo de línea de crédito preventiva para evitar potenciales tropiezos.

“Felicitamos a España por el éxito en la aplicación del su programa financiero (...) Es la prueba viviente de que los programas de ajuste de la UE y el FMIO tienen éxito si hay un compromiso con las reformas”, señaló el Eurogrupo en un comunicado oficial. La misma declaración se repitió para Irlanda.

“El cierre del programa español es una buena noticia, no solamente desde el punto de vista de los bancos, sino también para la economía española y la europea”, señaló el ministro de Economía, Luis de Guindos. “Se ha acordado dejarlo expirar, cuando a su llegue a su fin a mediados de enero”.

De Guindos incluso confía en que la conclusión del rescate bancario sea el primer paso hacia la recuperación del crédito, una de las asignaturas pendientes de la economía española. “A partir de aquí, esto debe combinarse con la mejora de la situación económica en España, que llevará a un incremento de la demanda del crédito”, pronóstico el ministro. Guindos aseguró que “algunos indicadores” confirman que ya “hay una perspectiva diferente desde el punto de vista de disponibilidad de crédito”. Y puso como ejemplo los préstamos del ICO, que se han acelerado y hasta finales de año alcanzarán los 14.000 millones de euros.

Memorándum español

Parecida satisfacción expresaron el resto de miembros del Eurogrupo, desde su presidente, Jeroen Dijsselbloem, hasta el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi. “Ambos países [España e Irlanda] lo han hecho muy bien”, señaló Dijsselbloem. Y el comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia, se refirió al rescate de la banca española como el modelo de las nuevas normas europeas sobre reestructuración bancaria. “Si las analizan”, señaló el comisario, “verán que están directamente inspiradas en el sistema creado por el memorándum español”.

Atrás quedan 18 meses en los que España estuvo en el punto de mira de Bruselas y de los mercados. Y en los que no siempre Guindos y sus colegas europeos congeniaron tan bien como ahora. “Ha habido unos momentos más difíciles que otros”, confesó ayer De Guindos.

En junio del año pasado, España se resistió hasta el último momento a solicitar un préstamo que el resto de socios de la zona euro consideraban imprescindible para calmar a los mercados. Pero los inversores reaccionaron mal y castigaron a la deuda española ante la evidencia de que el préstamo del Mecanismo Europeo de Estabilidad cargaría otros 100.000 millones de euros en las deficitarias arcas del Estado español.

Política del BCE

Draghi evitó el cataclismo con su promesa de salvar el euro y la creación de un programa de compra de deuda pública (OMT) supeditado a condiciones macroeconómicas. Aun así, las dudas sobre España se prolongaron durante todo el otoño de 2012, cuando parecía inevitable el país se acogiera al menos a la protección del BCE.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, prefirió esperar ante la falta de claridad sobre las consecuencias económicas y políticas de un programa (OMT) cuyos detalles todavía hoy no ha concretado el BCE. La sangre gélida de Rajoy dio resultado. Y a lo largo de todo 2013 la confianza en la economía española no ha dejado de mejorar.

Ayer, De Guindos reconocía que el rescate de la banca, además de sanear el sector, ha servido “para evitar el rescate completo”. El comisario europeo de Economía, Olli Rehn, hacía un balance mucho más duro con los gobernantes españoles e irlandés de los últimos años. “Europa ha apoyado a la población tras el fracaso de las prácticas financieras irresponsables”, señaló el finlandés.

Tras el rescate, Madrid se libra de las visitas de la troika, pero los funcionarios de Rehn seguirán vigilando de cerca a España, al menos hasta que reembolse el 75% de los 41.300 millones de euros que adeuda el Estado al fondo de rescate. Y el MEDE mantendrá la vigilancia hasta la devolución completa de un préstamo con vencimiento medio de 12 años.

Y nadie en Bruselas ni en Madrid se atreve a echar las campanas al vuelo. “Hay muchas incertidumbres en los próximos meses”, reconocen fuentes del Eurogrupo. En el aire, incógnitas conocidas como la vuelta de Irlanda a los mercados, la crisis de Portugal o el tercer rescate de Grecia. Y otras latentes como la burbuja del ladrillo en Holanda.

Fondos nacionales a la espera del europeo

El consejo de ministros de Economía y Finanzas de la UE (Ecofin) intentará hoy pactar las normas sobre el futuro Mecanismo europeo de resolución bancaria, una suerte de FROB supranacional que se encargará de la liquidación o reestructuración de las entidades financieras en dificultades. Las fuentes europeas consultadas descartan que hoy se pueda cerrar un acuerdo definitivo, imprescindible para continuar la tramitación del proyecto en el Parlamento Europeo. El acuerdo del Ecofin depende inevitablemente de Berlín, donde aun no se ha formado el gobierno de coalición entre conservadores y socialistas.

Aun así, Bruselas confía en cerrar el texto en diciembre a nivel de ministros para que dé tiempo a aprobar el Mecanismo en esta legislatura (que termina en mayo de 2014) y ponerlo en marcha en enero de 2015, poco después de que el BCE asuma la supervisión del sector bancario europeo.

A la espera de ese fondo europeo, y con vistas las pruebas de estrés del año que viene, cada país deberá pertrecharse con un fondo nacional de recapitalización bancaria, según el acuerdo que tienen previsto cerrar hoy los ministros.

Ese fondo público deberá cubrir las necesidades de capital que revelen las pruebas de esfuerzo, siempre y cuando las entidades afectadas no puedan financiarse en el mercado. En última instancia, y solo para países sin recursos suficientes, podría intervenir el Mecanismo europeo de estabilidad (MEDE), con un programa como el aplicado en España. En ambos casos, la concesión de fondos públicos, sean nacionales o europeos, estarán supeditados a la imposición de pérdidas a accionistas, acreedores y titulares de deuda subordinada. El BCE había intentado eximir a estos últimos en caso de entidades solventes. Pero el comisario de Competencia, Joaquín Almunia, se ha negado a conceder cualquier exención a priori. Y ayer el presidente del BCE, Mario Draghi, aceptó su derrota frente a la Comisión.

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