El autoconsumo y las causas del fracaso de las naciones
En uno de los libros más sugerentes que se han escrito recientemente -“Why nations fail”-, los profesores Acemoglu y Robinson, a través de una metodología de estudios de casos, intentan establecer cuáles han sido las razones del éxito o fracaso de un país. Es interesante cómo esta teoría se puede aplicar para comprender mejor qué es lo que hay en juego detrás de la reforma del sector energético que estamos viviendo.
Para Acemoglu y Robinson las sociedades que han triunfado son las que han conseguido desarrollar modelos institucionales inclusivos, es decir aquellas que mantienen la seguridad jurídica, aseguran la estabilidad y continuidad sin riesgo a cambios legales bruscos que expropien las riquezas de sus ciudadanos, la libre competencia en un campo de juego nivelado y alientan inversiones en nuevas tecnologías y habilidades. Es de estas sociedades de donde surge el progreso económico sostenido.
Por el contrario, las sociedades que han fracasado son las que han optado por modelos institucionales extractivos. Extractivas son aquellas sociedades que han concentrado el poder y la oportunidad en manos de unos pocos. Que, a su vez, para no poner en riesgo su posición de privilegio en el status quo imperante, se oponen a los cambios tecnológicos.
A la luz de este análisis, se entiende mejor la oposición por parte del gobierno y de UNESA al autoconsumo energético. Porque es difícil si no entender porqué las instituciones de un país con una de las mayores tasas de dependencia energética externa de la U.E., superior al 80%, quiere impedir el desarrollo del autoconsumo.
Las sociedades que han triunfado son las que han conseguido mantener la seguridad jurídica
La importante reducción de costes que ha tenido la energía fotovoltaica, un 80%, en los últimos cinco años, unida al avance de las tecnologías de las telecomunicaciones, está permitiendo en todo el mundo el desarrollo de una nueva forma de producir y consumir energía que, partiendo del autoconsumo, llega hasta las ciudades inteligentes y pone al ciudadano en el centro del nuevo modelo de decisión energética. Este desarrollo está ya regulado y está siendo promocionado por gobiernos que van desde la mayor parte de los estados norteamericanos a Holanda, Dinamarca, Italia, Japón, o países como México, Brasil o incluso Panamá.
Un nuevo modelo que, a través de la competencia, ayuda a reducir la factura de los consumidores y a incrementar la competitividad de las empresas, produciendo una energía limpia, que genera empleo distribuido capilarmente por todo el territorio, reduce la dependencia energética, contribuye a mejorar el saldo comercial del país y permite la supervivencia de un sector tecnológico como el fotovoltaico español en el que nuestro país ha sido líder y que ahora atraviesa una situación crítica debido a los cambios regulatorios. Además, todo ello, sin solicitar ningún tipo de prima o subvención.
Frente a esto nos encontramos con una oposición irreductible pero sin argumentos. El mantra que utiliza constantemente el ministro para justificar su “impuesto al sol”, que ha sido el hazmerreir mundial, el que los autogeneradores tienen que seguir pagando por los costes de la red que van a utilizar, es falso. Como todo el mundo sabe, la factura energética se divide en un término de potencia fijo que se dedica a pagar los costes estructurales del sistema y un término de energía en función, básicamente, del consumo realizado. El autogenerador ahorra sobre este término de energía, pero, debido a las características de variabilidad de la producción fotovoltaica, tiene que seguir pagando el término de potencia. Por lo que, al imponerle el peaje de respaldo se le está pidiendo que contribuya a esos costes estructurales más de dos veces lo que se le pide a un consumidor normal. Además de ello es un claro atentado a la libertad individual y discriminatoria con respecto a otras tecnologías. ¿Cómo vería usted si tiene una chimenea en su casa y le imponen un impuesto equivalente al gasto que hubiera tenido al producir el mismo calor con energía eléctrica?
Este disparate el Gobierno lo complementa con la imposición de una multa de hasta 30 millones de euros para aquellos que no declaren la existencia en su casa de una instalación fotovoltaica. Sanción equivalente a la que se aplicaría a una central nuclear que vertiera residuos radioactivos peligrosos a la atmosfera y no advirtiera de ello.
Otra característica de los sistemas extractivos es la carencia o ninguneo de los organismos reguladores
En cuanto al argumento de UNESA de que los autogeneradores son defraudadores fiscales, solo demuestra su falta de argumentos. Es como afirmar que un ciclista es un evasor fiscal porque está evitando los impuestos que pagaría a través de la gasolina por hacer el trayecto en coche.
Por otra parte hay que señalar que el Gobierno genera una vez más inseguridad jurídica, otra característica de los sistemas extractivos, al aplicar el nuevo peaje de respaldo también a los proyectos que se realizaron al amparo del real decreto de noviembre de 2011.
Otra característica de los sistemas extractivos es la carencia o ninguneo de los organismos reguladores que tienen como responsabilidad limitar los abusos de los gobiernos o de las compañías dominantes. Así hemos visto al ministerio menospreciar los contundentes informes preparado tanto por la CNE como por la CNC.
Por lo que lo que está en juego va mas allá de unos pocos megawatios: es el dar pasos en la construcción en España de un modelo inclusivo que favorezca la seguridad jurídica, la libre competencia y el desarrollo tecnológico para contribuir a la salida de la crisis actual, sobre bases sólidas o profundizar en un modelo extractivo que es una rémora para el desarrollo económico. Todavía hay tiempo para que las Cortes reflexionen y cambiar de modelo.
José Donoso es director general de UNEF