La crisis de Fagor pone en la picota la deuda perpetua de Eroski
Los inversores que compraron en las colocaciones recuperarían unos 33 euros por cada 100 invertidos.
Los problemas financieros de Fagor le han llevado a presentar preconcurso de acreedores y han potenciado el temor sobre el futuro de otras cooperativas integradas en Grupo Mondragón –Caja Laboral y Eroski, entre otras muchas–. Mondragón ha rechazado socorrer al fabricante de electrodomésticos pues considera que su plan de viabilidad “no es factible”.
Además, el delegado del Gobierno central en el País Vasco, Carlos Urquijo, afirmó el viernes en una entrevista concedida a la Cadena SER que ve “muy complicado” que el Gobierno central pueda inyectar dinero público en Fagor.
La deuda subordinada y perpetua que vendió Fagor –en forma de aportaciones financieras colocadas en 2003, 2004 y 2006– ha sido suspendida de negociación. Este instrumento –que comparte muchas características con las participaciones preferentes de la banca– suma 185 millones de euros, y el número de afectados ronda los 10.000. Las órdenes de compra antes de que fuera suspendida implicaban unas pérdidas en el entorno del 95% para los inversores.
El efecto rebote es que también las obligaciones financieras subordinadas de Eroski están viéndose afectadas. El grupo de distribución colocó 660 millones de euros en este instrumento financiero durante 2002, 2003, 2004 y 2007. La cadena de supermercados obtuvo beneficios por última vez en 2007; en junio de ese año firmó la compra de Caprabo, al adquirir el 75% por 1.125 millones, y después se hizo con un 9% que había conservado La Caixa y un 16% en manos de las familias fundadoras.
Eroski acumula unas pérdidas de más de 400 millones entre 2008 y 2012 y en su primer semestre fiscal de este año, concluido el pasado 31 de julio, comunicó unos números rojos de 51,8 millones. A finales de junio, la deuda del grupo ascendía a 2.605 millones, tras cerrar el pasado enero una refinanciación para alargar sus vencimientos de 2014 a 2017.
La última cotización de sus obligaciones subordinadas en la plataforma Send de deuda para pequeños inversores fue al 32,4% del nominal para las vendidas en 2007 y al 33% para las de 2002, 2003 y 2004, después de varias sesiones de pérdidas. Desde el 4 de octubre, cuando finalizaron al 44% de su nominal, la deuda se deprecia más de un 25%.
Los dueños de las obligaciones recibieron el primer aviso a navegantes en 2012, cuando se conoció que Eroski no iba a retribuir a sus socios. Este es uno de los requisitos para que las obligaciones financieras subordinadas repartan el interés, si bien la asamblea general puede ordenar su pago, como ha sucedido. Eso sí, la noticia tuvo un impacto inmediato en las aportaciones, que pasaron de cotizar por encima del 100% de su nominal a cruzarse al 50%.
El interés teórico de las obligaciones supera el 9%
El pago de los intereses de las obligaciones financieras subordinadas de Eroski no está condicionado a la obtención de beneficio neto en el ejercicio precedente, como ocurre con las preferentes de la banca. Sí está vinculado, en cambio, a la remuneración de las aportaciones de capital de los socios, que ya en 2012 se quedaron sin retribución.
La asamblea general de la cooperativa se reserva la potestad de autorizar, pese a todo, el pago. Así se decidió en 2012 y también el pasado 29 de junio. El tipo de interés que pagarán las obligaciones el próximo 31 de enero será del 3,62% en las de 2002, 2003 y 2004 (que suman 360 millones de euros en circulación), y del 3,12% en las de 2007 (con 300 millones). Este tipo de interés será el que reciban los inversores que compraron durante las correspondientes colocaciones, pero el tipo de interés teórico conforme a las últimas cotizaciones de esta deuda es muy superior:del 10,9% para las colocadas hasta 2004 y del 9,6% para las de la segunda y última emisión.
En cualquier caso, los intereses son teóricos, puesto que el pago debe ser autorizado. Además, al ser deuda muy subordinada, las obligaciones se colocarían, en caso de liquidación, solo por delante de las aportaciones de capital de los socios de la cooperativa.
En el momento de su comercialización inicial, los intereses del producto se situaban en un principio por encima de los de mercado. Las tres primeras emisiones ofrecían un 8% el primer año y la cuarta, el 6,75%. La inversión mínima fue de 1.000 euros y los colocadores fueron en las primeras emisiones BBVA, Santander, La Caixa, Caja Laboral, Caja Madrid y Caja Vital. En 2007, se unieron Kutxa, BBK y Sabadell, y salieron Santander y Caja Madrid.