Europa pone al fin la lupa sobre los bancos regionales alemanes
Un sector que mueve tres billones de euros, el 12% de los activos bancarios de Alemania La valoración de los operciones financieras (derivados, titulizacines, etc) aún está en el aire
El sector financiero europeo se enfrentará el año que viene a la tecera ronda exámenes en menos de un lustro. La frontera que separa quién se presenta a las pruebas y quién se libra ha sido una de las batallas en la negociación de los criterios fijados por el BCE. Una de las grandes dudas era si entrarían en el saco los bancos regionales alemanes, los Landesbanken, que se habían librado hasta ahora. El listón de 30.000 millones de euros en activos, obliga a pasar por el aro a 24 entidades germanas, incluyendo por primera vez a siete de los mayores bancos regionales. Un sector que mueve tres billones de euros, el 12% de los activos bancarios del país, y sobre el que analistas y órganos internacionales mantienen serias dudas.
Los Landesbanken son bancos regionales participados por el Estado, algo parecido a unas cajas de ahorros a la alemana. Un escalón por debajo están las Sparkassen, de carácter local y que quedan fuera del escrutínio del BCE. Los Landesbanken han sido el canal por el que ha entrado gasolina a chorros para la locomotora germana durante la última década. Es decir, financiación barata para obra pública y para las pymes alemanas.
En otro familiar eco a las cajas españolas, los Landesbanken también desbordaron sus fronteras regionales durante la alegre primera década del siglo. Y, sobre todo, se embarcaron en el proceloso mercado internacional de capitales. “Muchos de ellos se volcaron en el negocio de activos en la sombra, en Irlanda y Luxemburgo. Muchos siguen manteniendo carteras muy grandes de activos y no se sabe que valoración tiene eso”, apunta el economista José Carlos Díez.
Crisis de las subprime
Las aventuras de los Landesbanken en el negocio de las hipotecas subprime llegaron incluso a tumbar a uno sus mayores exponentes, el West LB. No sin antes recibir una jugosa porción de un pastel de 70.000 millones de euros de dinero público inyectado por Merkel en el sector financiero en 2008. Los libros de los Landesbanken están trufados de bonos garantizados por el Estado, una de las vías utilizadas para el rescate.
Berlin, que había mantenido bajo candado a sus bancos regionales, ha abierto la mano en esta tercera ronda de exámenes. El Gobierno confía en que el sector haya recuperado ya la musculatura. Los resultados de 2012 les devolvieron a los niveles de antes del naufragio. Unos beneficios de en torno a 2.000 millones de euros.
La OCDE alertó, sin embargo, en su informe económico de 2012 que los Landesbanken “siguen siendo muy vulnerables debido a su baja capitalización y rentabilidad. Se verán especialmente afectados por la subida de los ratios de capital exigidos por los nueva regulación”. El BCE pedirá en el test de estrés tener un mínimo del 8% de capital una vez se hayan ajustado las valoraciones de los activos.
“Es difícil saber cuánto ha cambiado esta radiografía desde el 2012, pero es muy probable que un buen número de estas entidades tengan problemas. De confirmarse tras llevar a cabo los exámenes, necesitarían ser inmediatamente recapitalizados”, señala Fabian Zuleeg, director general del think tank European Policy Centre.
Las terceras pruebas de resistencia para los bancos europeos aspiran a ser la pieza definitiva sobre la que se construirá la futura supervisión bancaria única que echará a rodar previsiblemente a finales de 2014. El BCE pasará la lupa por 128 entidades financieras de la eurozona, el 85% del sistema. Se utilizarán unas normas más rigurosas que las llevadas a cabo en 2009 y 2011 por la Autoridad Bancaria Europea (ABE). Unos ejercicios que pronto se convirtieron en papel mojado.
Se pondrá el foco en la calidad de los activos bancarios. La inspección entrará al detalle en los balances de las entidades y exigirá los ajustes necesarios para los activos que, por distintos motivos, entrañen mayores dosis de riesgo.
Pero el BCE no ha detallado cuál será el criterio para contabilizar los llamados activos ponderados por riesgo. Se ha limitado a avanzar que no interferirá en un terreno que es materia de los reguladores nacionales y en el que median notables diferencias entre países. Así pues, no está claro cómo computarán las operaciones financieras (derivados, créditos titulizados, etc) ni a los bonos respaldados por el contribuyente alemán que guardan los balances de las entidades. De momento, sólo están armonizadas la definiciones de crédito moroso y refinanciado.
La OCDE cree que el sector está sobredimensionado
Las recomendaciones que recoge el informe de la OCDE sobre el estado de los Landesbanken en 2012 van más allá de la más que previsible recapitalización. Propone directamente un lavado de cara, una restructuración que deje el mapa en tres o cuatro entidades robustas y fiables. De momento, hay pocos movimientos. El Helaba de Frankfort aprovechó el cierre forzoso del West LB para quedarse con parte de su negocio. Y el representante de Berlín está a punto de ser completamente absorbido por un grupo de Sparkasen, las cajas de ahorros. Pero existen más entidades con problemas. NordLB y HSN Nordbank, ambas obligadas a pasar por el examen del año que viene, acumulan tres ejercicios con cuantiosas caídas del beneficios.
El sector se enfrenta además a una competencia creciente en el segmento de la banca corporativa. Barclays o BNP tienen a Alemania en el punto de mira de sus planes de expansión. A comienzos de este año, BNP rebajó el umbral de acceso para clientes de su banca corporativa de 500 millones anuales de volumen a 250, lo que le coloca en el centro de la franja de negocio de los bancos regionales germanos.
“El modelo de los Landesbanken debe ser seriamente repensado en el medio y largo plazo. Han sido una fuente de inestabilidad para Alemania. El hecho de que tengan representantes políticos en sus órganos de gobierno crea muchos problemas para su reforma”, reconoce Fabian Zuleeg, director general de think tank EPC. El candidato del SPD socialdemócrata Peer Steinbrück reconocía en una reciente entrevista que “el sector aún no está totalmente recuperado. La consolidación iniciada en 2009 se ha estancado y todavía nos quedan cosas que solucionar”.