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Se centran en los sectors financiero, energético y tecnológico

Los fondos soberanos recuperan el apetito por el mercado español

73 fondos tienen invertidos 4,2 billones de euros en el mundo El 48% de las operaciones se cierra en la Unión Europea

Refinería en Cartagena (Murcia) de Repsol, participada por el fondo Temasek de Singapur.
Refinería en Cartagena (Murcia) de Repsol, participada por el fondo Temasek de Singapur.

La crisis financiera que se inició con la caída de Lehman Brothers produjo en primer lugar una crisis de liquidez y acto seguido una restricción de crédito que ha puesto contra las cuerdas al sector privado y público. Esos dos efectos son especialmente visibles en la zona euro, donde la banca, el sector tradicional de financiación, está sometido a un profundo proceso de transformación. En mitad de todo este proceso, los fondos soberanos han recuperado protagonismo y han retomado el interés por activos europeos, en especial de España.

“En 2011 las inversiones en España y en empresas españolas se situaron en primera posición en Europa, atrayendo más 8.500 millones de dólares” afirma Antonio Hernández, socio responsable de Sectores Regulados, Inversiones Extranjeras e Internacionalización de KPMG en España. “El interés de los fondos en nuestro país es significativo, ya que en 2011 superó en inversión a Francia, Reino Unido y Alemania”, apunta. Una primera aproximación puede dar a entender que ese mayor atractivo está basado en un proceso de devaluación de los activos, algo que rechazan los expertos. Para Hernández, el atractivo de las empresas españolas se cimenta en tres pilares. “En el saber hacer de los directivos, en su capacidad de gestión de la empresa y en la presencia internacional, especialmente en Latinoamérica , de las empresas españolas“.

Hasta ahora, los fondos soberanos han centrado su atención en España dentro de los sectores energético, financiero y tecnológico. En el primero, Cepsa pertenece al fondo de Abu Dabi IPIC y Repsol tiene participación del fondo de Singapur Temasek y del chino CIC, entre otros. Entre las tecnológicas, el 3% de Indra es propiedad del GPF noruego, como también sucede con Telefónica que además tiene capital perteneciente al fondo Qatar Holdings. En cuanto a los bancos, también el fondo quatarí adquirió alrededor del 5% de la filial brasileña del Santander. En el futuro próximo, el socio de KPMG confía en que España “seguirá estando en el foco, con nuevos sectores como podrían ser las carteras inmobiliarias”.

España captó más dinero que Francia, Reino Unido  y Alemania en 2011

Estos instrumentos, que surgieron en los años cincuenta en el Golfo Pérsico, han ido adquiriendo, en paralelo a la crisis, un papel cada vez más relevante: desde 2007 el volumen que gestionan estos fondos ha crecido un 60%. Pero ¿quién puede crear un fondo soberano? “En esencia, cualquier país con superávit”, responde Robert Ohrenstein, responsable global de Fondos Soberanos y Private Equity de KPMG. Esta capacidad es frecuente en los países con recursos naturales, lo que explica que en torno al 60% del valor total que mueven los fondos proceda del petróleo, gas o derivados.

Estos vehículos de inversión institucional, aun siendo comunes en la economía global antes del colapso del sistema financiero allá por 2007, eran elementos incómodos para los gobiernos. Así lo entiende Ohrenstein: “No eran desconocidos, pero no eran la parte invitada más activamente, de hecho, algunos países desalentaron inversiones en ciertos sectores claves”, subraya. Sin embargo, una vez desencadenada la crisis de las hipotecas subprime, los bancos quebrados vieron en los fondos soberanos un maná al que aferrarse.

Entre noviembre y enero de 2008, según el informe de ESADEgeo de 2012 sobre fondos soberanos, entre Citigroup, Morgan Stanley, Merrill Lynch y UBS recibieron 24.000 millones de dólares. Estas operaciones no obtuvieron los rendimientos esperados por lo que los fondos plegaron velas y volvieron a sus mercados nacionales. El más perjudicado, el Temasek Holdings de Singapur, perdió un 31% en 2008, pero no se quedó muy atrás de fondos del Golfo Pérsico como Adia, KIA o Qatar Investment Authority con pérdidas en torno al 20% y al 25%. “Las cosas han evolucionado y los fondos han abordado el tema de la transparencia”, apunta Ohrenstein,

Estas pautas están recogidos en los denominados “Principios de Santiago”, un código de conducta en el figuran ejes de actuación para mantener unos niveles de transparencia que garanticen a los mercados una inversión basada en criterios económicos y no políticos. El documento fue firmado en Washington en mayo de 2008 por 26 países miembros del International Forum of Sovereign Wealth Funds, un grupo al que pertenecen países tan poco transparentes como Guinea Ecuatorial o Irán.

Para medir la opacidad de los fondos también se creó el índice Linaburg-Maduell, que toma como base diez criterios referentes a la facilidad para acceder a los datos del fondo. Con este índice, Noruega, Chile y Azerbaiyan obtienen la mayor califiación. Peor parados salen los fondos chinos, como el gigante SAFE, que apena saca un cuatro sobre diez. Tampoco destacan en transparencia otros de los grandes fondos como el saudí SAMA, también con un cuatro, o el fondo del emirato de Abu Dhabi, con un cinco.

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