Las medias verdades de las cifras del desempleo
El desempleo disminuyó (64.866 personas) en el mes de julio, según los Servicios Públicos de Empleo. En los últimos 12 meses, el paro aumentó en más de 111.000 desempleados (2,4%) y la Seguridad Social perdió 605.983 afiliados ocupados (-3,5%).
El mayor problema al que se enfrenta la UE es el desempleo. Así lo reflejan las encuestas: el paro es en la actualidad una de las cuestiones más preocupantes.
Y aún lo es mucho más para nuestro país: la tasa de paro es del 26,26%, frente al 10,9% de la UE. Según la última encuesta del CIS, para el 80,9% de los españoles, el paro es el principal problema. El mundo laboral sigue ofreciendo un inmenso despilfarro de recursos en lo que a producción se refiere. Esta situación resulta degradante y humillante para los parados y tiene malas consecuencias largo plazo, especialmente para jóvenes y parados de larga duración, que constituyen los colectivos más afectados.
Por otra parte, según la EPA, el empleo aumentó en el segundo trimestre (149.000 ocupados) y, a su vez, el desempleo disminuyó (225.200 personas). Llegados a este punto la pregunta a plantearse es si, normalmente, el paro baja menos que el aumento del empleo: ¿Por qué el desempleo, en esta ocasión, baja mucho más que el aumento del empleo?
Para responder adecuadamente, aplicamos la formula conocida como flexión del desempleo (reducción del número de parados x100/número de empleos creados), y obtenemos como resultado que por cada 100 empleos creados se reduce el desempleo en 150 personas. ¿Cómo explicar este fenómeno?
En este contexto, además de la creación del empleo en período estival, hay que mencionar que buena parte del descenso del paro es debido a que la población activa disminuye a un ritmo intenso. Así, en el último trimestre disminuye en 76.100 activos (34% del descenso del paro) y en los últimos doce meses en casi 350.000 activos.
La disminución de la población activa afecta sobre todo a los extranjeros que, ante la falta de puestos de trabajo, abandonan nuestro país y retornan normalmente a sus países de origen. De hecho, los extranjeros han disminuido en 82.400 activos, mientras que, por el contrario, entre los españoles aumenta en 6.300 activos. De este modo, el paro puede bajar aunque disminuya el empleo.
Para una mejor comprensión analizamos la definición de población activa. Según la definición estadística convencional recogida en los convenios internacionales, la población activa comprende a todas las personas que contribuyen a la oferta de trabajo para la producción de bienes y servicios de índole económica, incluyendo no sólo a los empleados en el momento que se realiza la encuesta, sino también a los que buscan empleo. Es decir, la constituyen tanto los ocupados como los que buscan empleo (parados).
La población activa es un subconjunto de la población en edad de trabajar, cuya evolución depende de dos variables: evolución de la población en edad de trabajar o población potencialmente activa que viene determinada por factores demográficos y, la segunda, de la tasa de actividad o proporción de dicha población que se incorpora efectivamente al mercado de trabajo, bien como ocupada o parada, la cual está determinada por diversos factores de carácter socioeconómico.
Por lo tanto, el volumen de la población económicamente activa, como el de cualquier conjunto poblacional, dependerá del doble proceso de entrada y salida de la misma a lo largo del tiempo.
Por todo ello, no me parece adecuado por parte del Gobierno mencionar: “Es el mayor recorte del desempleo en un segundo trimestre”. Hay que destacar que el segundo trimestre del presente ejercicio se ha visto beneficiado por la disminución de la población activa, lo que no ha sucedido en los segundos trimestres anteriores donde la población activa aumentaba, sobre todo, por la incorporación de los extranjeros al mercado laboral. Como ejemplo, en los últimos diez años la media de crecimiento es del orden de 162.000 activos en cada uno de los segundos trimestres.
Por último, no hay que olvidar que nada se logrará sin la ayuda del conjunto de la sociedad y su participación activa en la lucha contra el desempleo. No es una conminación, sino una necesidad.
Vicente Castelló es profesor de la Universidad Jaume I