Draghi augura bajos tipos "un largo período de tiempo"
Destaca una mejoría de la situación económica "desde todos los ángulos" Afirma que el problema de la fragmentación financiera se ha estabilizado Reconoce el problema de publicar las actas de las reuniones sin poner en riesgo la independencia
El presidente del Banco Central Europeo no sacudirá esta vez los mercados en el mes de agosto. A diferencia de lo sucedido el pasado verano, cuando Mario Draghi avanzó un plan para comprar deuda soberana que logró sofocar el incendio desatado en la periferia europea, el presidente del BCE no ha dado sorpresas en la rueda de prensa posterior al consejo de gobierno que ha celebrado hoy la institución y en el que ha decidido mantener, por unanimidad, los tipos de interés sin cambios en el 0,5%.
Draghi ha aprovechado para recordar los avances registrados en el último año y para, a falta de otras medidas extraordinarias, lanzar un mensaje de mejoría en la economía de la zona euro y de creciente estabilización en los mercados. Y ha insistido en el compromiso del BCE de mantener los tipos de interés en los niveles actuales, del 0,5% o incluso a niveles inferiores durante “un prolongado período de tiempo”, con el argumento de que no hay amenazas de inflación en la economía de la zona euro y de que las perspectivas de estabilidad de precios, el mandato supremo de la política monetaria del BCE, están “firmemente ancladas”. “No hemos llegado al 0%” en los tipos de interés, ha señalado, lo que obviamente deja margen para nuevas bajadas, al tiempo que descarta la posibilidad de un alza en el precio del dinero, por más que se adviertan síntomas de mejora económica.
Draghi también ha recordado los riesgos que persisten sobre la economía de la zona euro, los habituales en los últimos meses. Ha mencionado la posibilidad de que la demanda interna, que muestra una recuperación gradual, se debilite; que los Gobiernos no profundicen en las reformas estructurales y en el rigor fiscal que el BCE reclama, a los que además ha recordado que existen “rigideces” en el mercado laboral que habría que abordar para combatir problemas como el elevado desempleo juvenil en ciertos países de la zona euro, al que también aludió.
El problema del crédito
La confianza de Draghi en una recuperación económica que llegará en la segunda mitad del año y en 2014, y que aprecia “desde todos los ángulos”, convive sin embargo con la evidencia de que el crédito continúa sin fluir, a pesar de las continuas medidas puestas en marcha por el BCE para garantizar la liquidez de la banca, que pasan por las inyecciones lanzadas desde el inicio de la crisis y por las crecientes facilidades dadas a la banca en el uso de colaterales ante el BCE, la última de ellas relativa a las titulizaciones de crédito y anunciada por sorpresa el pasado julio.
Draghi ha reconocido que se ha estabilizado el problema de la fragmentación financiera, por el que el crédito resulta mucho más caro en unos países de la zona euro que en otros. “La dispersión no aumenta”, ha afirmado, si bien las medidas activadas por el BCE a favor del crédito tardan en llegar a la economía real, según ha apuntado Draghi. Y como ejemplos de que la mejoría global de la economía a la que alude también se traslada, aunque débilmente, al mercado del crédito Draghi ha señalado que la financiación de la banca a través de los depósitos se ha estabilizado ya a los niveles de 2007, sin señales de diferenciación entre unos países y otros. Todavía es pronto, eso sí, para evaluar el efecto de las medidas adoptadas en la reunión del mes de julio para impulsar la reactivación del crédito en economías como la española, según ha reconocido Draghi en rueda de prensa.
La polémica de la publicación de las actas
Como tarea pendiente para la vuelta del verano queda la decisión del BCE de si publicará actas de las reuniones que mantiene el consejo de gobierno de la institución, como ya hacen la Reserva Federal estadounidense y el Banco de Inglaterra y en las que queda constancia de las posiciones individuales de cada miembro. Draghi ha advertido que cualquier cambio en la política de comunicación del BCE se tomará bajo la premisa de mantener la independencia y credibilidad de la institución y con cuidado de que los mensajes y decisiones que se tomen no caigan en el ámbito de la política. No en vano, la publicación de esas actas dejaría al descubierto la posición de cada uno de los miembros del BCE, en una votación que ahora es secreta.