El arma de la no-violencia ('Quit-India Speech')
Mahatma Gandhi, 8 de agosto de 1942
En este momento, en el que estoy a punto de llevar a cabo la mayor campaña de mi vida, no puede haber odio hacia los británicos en mi corazón. La idea de que porque ellos tengan dificultades yo debo atacarles no tiene cabida en mi mente. Nunca ha estado allí. Puede ser que, en un momento de ira, ellos hagan algo que os provoque. Sin embargo, no deberíais recurrir a la violencia; eso deshonraría la no-violencia.
Cuando algo así ocurra, podría darse el caso de que ya no esté vivo, esté donde esté. Su sangre estará en vuestras manos. Si no sois capaces de entender esto, más os vale rechazar esta resolución. Redundará en beneficio de vuestra credibilidad.
¿Cómo puedo culparos de algo que es posible que no comprendáis? Hay un principio en la lucha que debéis hacer vuestro: no creer nunca, como yo nunca he creído, que los británicos van a fracasar. No los considero una nación de cobardes. Sé que, antes que aceptar la derrota, cada alma en Gran Bretaña será sacrificada.
Puede que ellos sean derrotados, y puede que se vayan tal y como se fueron de Birmania, Malasia y otros lugares, con la idea de recuperar territorio perdido cuando puedan. Es posible que esa sea su estrategia militar. Pero suponiendo que nos dejen, ¿qué nos ocurrirá? En ese caso, Japón vendrá aquí.
La llegada de Japón implicará el fin de China y quizá también de Rusia. En estas cuestiones, Pandit Jawarharlal Nehru es mi gurú. Yo no quiero ser el instrumento de la derrota de Rusia ni de China. Si tal cosa ocurre me odiaré a mí mismo.
“Puede que el sentido común descienda sobre los británicos, y que entiendan que es un error encarcelar al mismo pueblo que quiere luchar por ellos. Puede que sobrevenga un cambio en la mente de Jinnah, también.
La no-violencia es un arma inigualable que puede ayudarnos a todos. Sé que no hemos conseguido mucho por el camino de la no-violencia y por lo tanto, si el cambio ocurre, lo tomaré como el resultado del esfuerzo que hemos hecho los últimos veintidós años, y que Dios nos ha ayudado a alcanzarlo.
Cuando yo erigí el lema Dejen India, el pueblo de India, que entonces estaba desalentado, sintió que les presentaba algo nuevo. Si queréis la verdadera libertad, tendréis que uniros, y esa unión será lo que cree la verdadera democracia –algo que aún nadie ha presenciado ni intentado.
He leído mucho acerca dela Revolución Francesa. Mientrasestuve en la cárcel leí la obra de Carlyle. Siento una gran admiración por el pueblo francés, y Jawarharlal me lo ha contado todo sobrela Revolución Rusa.
Pero mantengo que, a pesar de que las suyas eran luchas por el pueblo, no eran luchas por la verdadera democracia que yo concibo. Mi democracia significa que cada uno es su propio amo. He leído suficiente historia, y no he visto ningún experimento a tan gran escala por el establecimiento de la democracia mediantela no-violencia. Unavez que entendáis esto, os olvidaréis de las diferencias entre hindúes y musulmanes.
El acuerdo que se os ofrece dice: “No queremos permanecer como ranas en un pozo. Nuestro objetivo es una federación mundial. Esto sólo puede ocurrir a través dela no-violencia. Eldesarme es posible sólo si usamos el incomparable arma de la no-violencia.”
Hay gente que puede llamarme visionario, pero en realidad yo soy un bania, y mi negocio es conseguir swaraj.
Si no aceptáis este acuerdo no me afligiré. Al contrario: danzaré con alegría, porque me liberaríais de la tremenda responsabilidad que ahora vais a colocar sobre mí.
Quiero que adoptéis la no-violencia como una cuestión de política. En mi caso es un credo, pero en lo que os respecta a vosotros, os pido que la aceptéis como política. Como soldados disciplinados, debéis aceptarla in toto, y adheriros a ella cuando os suméis a la lucha.
La gente me pregunta hasta qué punto soy el mismo hombre que era en 1920. La única diferencia es que soy mucho más fuerte en ciertas cosas ahora que en 1920."
EL DISCURSO DE LOS LÍDERES. Sección elaborada por profesores de ESADE que analiza algunos de los principales discursos de los cien últimos años bajo la óptica de las lecciones que pueden extraerse para el management.
La estrategia del liderazgo no violento
Por Àngel Castiñeira, director de la Cátedra de Liderazgos- ESADE-URL
El arma de la no violencia fue el discurso pronunciado por Gandhi el 7 de Agosto de 1942 en el Congreso Indio, en plena Segunda Guerra Mundial. Es un buen ejemplo del uso de la inteligencia contextual en el ejercicio del liderazgo y su lectura contribuye a rectificar la típica y errónea imagen visionaria del liderazgo de Gandhi. Este podía tener la cabeza en las nubes, pero los pies los tenía sin duda en el suelo.
Gandhi tenía presente, por un lado, la situación bélica mundial y los actores en juego, y era plenamente consciente de la delicadísima situación en la que se encontraba la parte británica. Contemplaba también, en segundo lugar, el contexto regional asiático en el que intervenían países como Rusia, China y sobre todo el belicoso Japón. Y, por último, mantenía su obsesión por la situación de su país, la India, cruzada en aquel año por dos lógicas conflictuales coetáneas, la interna (en la que luchaba desde hacía años por conseguir la independencia de su país) y la regional (en la que, con una clarividente visión histórica de las revoluciones, temía que, combatiendo y debilitando aún más a la Gran Bretaña, pudieran ser invadidos por el Japón pasando así del fuego a las brasas).
Gandhi era también consciente de que aquella era la mayor campaña de su vida, a la que había dedicado ya 22 años, y sabía también que la oportunidad que se le presentaba era única pero plagada de peligros. Asistía, pues, a la “madre” de todas las batallas. Cualquier movimiento en falso en la dirección de sus acciones podía ser fatal para su pueblo.
Con esta convicción, Gandhi se planteó dos únicos objetivos: la independencia de la India y el logro de la democracia como vía, esta última, de superación de la división religiosa entre hindúes y musulmanes que atravesaba a su país. Para conseguir estos objetivos, desarrolló una estrategia basada en dos elementos, provocar un cambio de mentalidad de su pueblo e impulsar a continuación su movilización total. El primer factor era el más difícil ya que representaba un auténtico cambio de marco mental y axiológico basado en la vía de la no violencia como camino para superar el odio hacia los británicos. Gandhi pretendía desplazar esa energía negativa del pueblo indio contra los británicos para concentrarla en el rechazo al modelo imperialista de gobierno. Su idea no era combatir personas sino ideologías esclavizadoras y modelos de dominio y sometimiento políticos. Ese cambio de marco mental lo asoció, por lo tanto, a un cambio de valores de la población: la firmeza, la valentía, la unidad. A sabiendas de que ese tipo de cambios eran lentos y costosos, mientras que el momento exigía aceleración, Gandhi evitó ganarse el nivel profundo de la convicción en sus seguidores. No les pidió un credo, sino el desarrollo de una estratagema militar (sí, ¡militar!), y para ello presentó la no-violencia no como principio vital sino como un método útil. Su mensaje fue claro: lograremos nuestra libertad luchando unidos y eso no incluye el odio, sino el sacrificio y la fortaleza colectivos. La filosofía de fondo del mensaje de Gandhi era bien clara, el principio de la lucha y la auténtica ventaja del luchador residen en la propia fortaleza interna. Sólo cuando el adversario descubre en su oponente esa determinación de ir hasta el final es cuando puede reconocer su victoria. Gandhi estaba emulando a Churchill en su particular combate contra Hitler.
El segundo motor del cambio, derivado del primero, fue la movilización de los seguidores. El liderazgo para ser efectivo, tiene que servir para remover conciencias pero también para remover cuerpos. La lectura del momento llevó a Gandhi a la exhortación de no quedarse quietos. Su estrategia, aunque parezca lo contrario, era militar. Supo conectar la guerra del mundo libre contra Alemania y Japón con la “guerra” por la libertad del pueblo indio. Y lo consiguió.