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La banca afronta nuevos retos, 12 meses después de la ayuda financiera

Un año rescatados

La banca tendrá que hacer frente a provisiones que podrían requerir 10.000 millones más

Juande Portillo

El Gobierno tiene intención de solicitar financiación europea para la recapitalización de los bancos españoles que lo necesiten”. Este fin de semana se cumple un año desde aquella tarde del sábado 9 de junio de 2012 en que el ministro de Economía, Luis de Guindos, convocó de urgencia a los medios para anunciar que el Ejecutivo había solicitado ayuda a sus socios comunitarios y que el Eurogrupo ponía a disposición del Estado hasta 100.000 millones de euros para recapitalizar a las entidades con problemas.

El presidente del Gobierno se felicitaba un día después de haber evitado una intervención del país con la asistencia financiera. El rescate a la banca, eso sí, se tradujo antes una férrea remesa de condiciones, plasmada un mes después en el Memorando de Entendimiento (MoU), que en la recepción de las ayudas, que debió esperar hasta diciembre. La petición de la asistencia, sin embargo, puso en marcha la rueda de la mayor reestructuración financiera acometida en el país.

Días después se conocía una primera estimación de las necesidades del sector, calculada por Oliver Wyman y Roland, que apuntaban a un agujero de entre 51.000 y 62.000 millones. A partir de ahí, las auditoras Deloitte, PwC, Ernst & Young y KPMG efectuaron una radiografía detallada del estado de cada entidad, que fue remitida a finales de julio a Oliver Wyman para la realización de un test de estrés. El resultado de este, publicado a finales de septiembre, concluía que bajo las peores condiciones previstas la banca necesitaba 59.300 millones.

A partir de ahí se dividió al sector en cuatro categorías en función de su solvencia. Solo Santander, BBVA, Caixabank, Sabadell, Kutxbank, Bankinter y Unicaja, el conocido como “grupo 0”, contaba con excedentes de capital suficientes para afrontar el escenario estresado. A los otros tres grupos, las nacionalizadas, las entidades que requerían algún tipo de asistencia pública y las que debían tratar de reforzarse por sus propios medios, se les impuso un plan de reestructuración para reconducir su situación.

Tras la supervisión de estos programas, el Gobierno terminó solicitando a Europa solo 41.000 millones de la línea de crédito disponible del rescate. De ellos, 2.500 millones se destinaron a capitalizar otra de las condiciones del rescate: un banco malo al que se traspasara la ingente carga tóxica de ladrillo. Tras un proceso de diseño a contrarreloj, a finales de año nació la sociedad de gestión de activos procedentes de la reestructuración bancaria (Sareb) a la que las entidades nacionalizadas (Bankia, Novagalicica, Catalunya Banc y Banco de Valencia) traspasaron 36.363 millones en activos. Las firmas del grupo 2 (BMN, Liberbank, Caja3 y CEISS) le vendieron otros 14.086 millones más. El proceso no terminó: este viernes se aprobaba la nueva ley de cajas.

Durante este año, “ha mejorado el sentimiento del mercado hacia los bancos españoles, lo que se ha reflejado en un incremento del volumen de emisiones realizadas en 2013. No obstante, no consideramos que las condiciones se hayan normalizado aún y el sentimiento de los inversores seguirá muy condicionado por la debilidad del entorno macroeconómico español y europeo”, explica Alberto Postigo, vicepresidente y analista senior del sector financiero en Moody´s. “A pesar de la mejoría en la posición de capital de los bancos, en gran medida por el plan de recapitalización europeo, pensamos que aún existe un déficit de capital en el sistema para absorber pérdidas adicionales en las carteras de los bancos. Parte de estas pérdidas adicionales van a proceder de las carteras de préstamos a compañías no ligadas al sector inmobiliario”, asume Postigo.

La propia troika ya advirtió tras su última inspección de que la banca aun encara riesgos. El sector, de hecho, afronta una nueva ronda de provisiones impuesta esta primavera por el Banco de España sobre los créditos refinanciados que arroja nuevas necesidades para algunas entidades. Firmas como Fitch hablan de 10.000 millones que Berlín ha invitado a tomar de los 60.000 millones aun disponibles del rescate, lo que Economía rechaza.

“La poca importancia que ha tenido para los inversores” esta nueva cifra demuestra, según el estratega de Citigroup, José Luis Martínez Campuzano, que “el mercado está más maduro y en el último año ha aprendido a discriminar”. En su opinión, las nuevas necesidades no serán un problema y tomarlas o no de la ayuda europea, posibilidad abierta hasta final de año, será “una decisión política”. Para Alfonso de Gregorio, analista de Gesconsul, la imagen de cara al exterior ha mejorado pero el problema es que la reestructuración “es el cuento de nunca acabar”, y el capítulo nunca termina de cerrarse del todo.

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