Algo se mueve en el mercado de trabajo
La evolución del paro registrado y de la afiliación de cotizantes a la Seguridad Social es el primer acontecimiento serio y consistente de que la crisis económica ha entrado en una lenta vía de solución; de que, aunque una flor no haga primavera, el camino hacia la estabilización se ha iniciado. Mayo registra habitualmente un comportamiento positivo del empleo, siempre con carácter muy coyuntural, pero este año viene precedido por dos meses con la misma tendencia y los volúmenes de avance de la afiliación y descenso del paro son muy abultados: 100.000 parados menos y 130.000 cotizantes más. La primera variable registra un avance del 3,7%, mientras que hace un año lo tenía de más del 12%, y la segunda desciende también a esa velocidad tras un año de caídas superiores. Es también la primera vez que el número de cotizantes sube en tasa desestacionalizada desde que se inició esta crisis.
Aunque todas estas consideraciones permiten destilar un optimismo imposible en los últimos cinco años, hay que dejar claro que solo estamos en el principio del fin, pero de un fin que puede ser prolongado todavía, y que consumirá unos cuantos meses en estabilizar actividad y empleo. No es la primera pista de que la economía está tocando fondo, y no será posible que mantenga una tendencia uniforme, porque la estructura productiva de España favorece miniciclos dentro de un mismo año. Ahora la temporada turística ceba las cifras de empleo (nunca lo había hecho con tanta generosidad en mayo en 17 años), pero habrá que ver si las actividades industriales acompañan la tendencia cuando llegue el otoño.
Mariano Rajoy reivindicó ayer su política, por el supuesto aval que supone el buen comportamiento del empleo, repartido, por otra parte, de forma bastante equilibrada en todos los sectores de actividad, aunque demasiado centrado en contratación temporal y tiempo parcial. Las reformas han comenzado a dar fruto, con una mejora significativa de la posición competitiva de las empresas tras el alivio en los costes laborales tanto coyunturales (salarios) como estructurales (despido), y han logrado desapalancar a empresas y familias en una proporción importante desde el cénit de las vacas gordas. Este año, además, no habrá recorte de la renta disponible por subidas de impuestos, y la dentellada de la inflación puede ser neutral, minimizando el desgaste de la posición adquisitiva de los hogares.
Todo, en cualquier caso, es poco para consolidar una recu peración si tiene que depender del ahorro acumulado. Un crecimiento sostenido solo es posible con financiación bancaria nueva, para lo que precisa más compromiso de las entidades y de los instrumentos comunitarios. Y entre tanto, culminar las reformas que están pendientes, que no son pocas, para flexibilizar mercados y garantizar la reduc ción del déficit estructural, y con él, el coste de la financiación.