El Tesoro reduce sus costes de financiación hasta niveles de 2009
Ha cubierto ya el 43% de las emisiones previstas para este año En 2013 estima colocar deuda por un total de 71.000 millones netos
Un vendaval financiero lleva azotando la deuda soberana de los países de la periferia europea durante los tres últimos largos años. España vio el verano pasado como el interés de sus títulos echaba a volar pulverizando récord tras récord. Pero la salida al ruedo del Banco Central Europeo (BCE) en septiembre, anunciando su voluntad de intervenir en el mercado de deuda, sirvió de parapeto para el Tesoro. España ha logrado desde entonces abaratar el coste medio de las nuevas emisiones hasta alcanzar en febrero el rendimiento más bajo desde 2009.
El interés que pagó el Estado durante el mes de febrero, última referencia que recoge el desglose estadístico de la propia entidad, fue del 2,44%. Hay que mirar atrás en la tabla hasta llegar al porcentaje medio del 2009, el año cero de la crisis de deuda, para encontrar una cifra más baja: 2,15%.
En agosto del año pasado se llegó al máximo anual con un 4,62%. España ya había firmado el salvavidas europeo para su sector financiero. Pero la presión del mercado no amainó hasta que el presidente del BCE avisó a principios de septiembre que estaba dispuesto a comprar deuda de los países más acorralados. Desde entonces, y sin necesidad de que la amenaza de Draghi se materializara, el rendimiento fue bajando hasta compensar los meses de más presión y dejar el coste medio de 2012 en un 3,01%.
Para interpretar razonablemente este tipo medio hay que tener en cuenta que la curva de rendimiento va subiendo a medida que se toman en cuenta los tramos de vencimiento más largos. Es decir, los inversores exigen más dinero a cambio de comprar deuda a 30 años que a tres, pues, de entrada recibirán el cupón más tarde y, además, existe más peligro de impago cuanto mayor sea el periodo al que se preste el dinero.
Así, durante 2012 apenas hubo colocaciones de papel en los plazos más largos, de 15 o 30 años, lo que en un contexto normalizado debería haberse traducido en una rebaja del tipo medio. Pero dada la presión a la que fue sometida la deuda española durante la primera mitad del año, el rendimiento subió pese a concentrase las colocaciones en el corto y medio plazo.
Después de un verano de máxima tensión, el alivio también se ha notado en el mercado secundario. Así, el bono a 10 años, que superó en julio el 7%, se sitúa ahora en torno al 4,5%. El volumen de negociación ha ido poco a poco engordando y los inversores internacionales han recuperado el apetito por los títulos españoles hasta aumentar sus exposiciones un 20% desde agosto.
Las últimas emisiones confirman que los costes siguen descendiendo. El Tesoro colocó casi 10.000 millones de euros la semana pasada en deuda que va desde letras a seis meses hasta bonos a diez años con nuevas rebajas en los tipos y notables ratios de cobertura.
España ya ha captado más del 40% de lo previsto para todo el año dentro del programa de financiación regular a medio y largo plazo, según fuentes de Economía. El Tesoro tiene previsto emitir en 2013 alrededor de 71.000 millones de euros netos de los cuales 59.000 millones serán en deuda a medio y largo plazo y 12.000 millones en letras.