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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Sentar las bases del crecimiento

Eurostat cerró ayer de forma simbólica nuestro año fiscal 2012 al confirmar las cifras de déficit que el Gobierno comunicó oficialmente el pasado mes de marzo: un 7% que se eleva hasta el 10,6% si se incluye el efecto del rescate bancario. Con el sello de la oficina estadística de la Unión Europea comienza, también simbólicamente, la siguiente etapa en la hoja de ruta que el Ejecutivo de Mariano Rajoy ha diseñado para completar el proceso de ajuste fiscal exigido a nuestro país por las autoridades europeas. El próximo viernes, el Gobierno anunciará un nuevo paquete de reformas que incluirá no sólo ajustes, sino también algunas medidas liberalizadoras –más bien tímidas– así como ciertos incentivos para empujar la actividad económica. A estas alturas, de ambos tipos de reformas –liberalizadoras y de estímulo– ya no se puede decir únicamente que sean necesarias, sino absolutamente urgentes. Pese a ello, el margen de que dispone el Gobierno en este terreno es estrecho, dada la dureza del ajuste fiscal que España debe acometer este año. Un objetivo de déficit –del 4,5%– que probablemente se flexibilice en márgenes de tiempo, pero que antes o después habrá que cumplir.

 De la misma forma que a estas alturas pocos discuten la necesidad de seguir el compás que marca la Europa del euro de la que formamos parte, tampoco hay demasiadas dudas sobre la urgencia de insuflar algo de oxígeno a la maltrecha economía española. Entre las medidas que el Gobierno prevé anunciar el próximo viernes, todas ellas de escaso impacto para las finanzas públicas, figuran reformas para mejorar la liquidez de las empresas, reducir las cargas burocráticas e incentivar la creación de nuevas sociedades. Todos ellos constituyen pequeños retoques, que son bienvenidos, pero que no resultan suficientes. Ha de haber más.

Como el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, ha reconocido en una entrevista en The Wall Street Journal, “la principal preocupación de los inversores ahora es el crecimiento”. Preocupación que comparte también el conjunto de los españoles, puesto que sin reactivación económica no es posible crear empleo y sin la creación de puestos de trabajo, España no podrá dejar atrás este largo y oscuro invierno económico. Guindos también ha anunciado que nuestra economía se contraerá entre un 1% y un 1,5% este año, antes de comenzar a crecer en 2014. Por todo ello, es hora de sentar las bases de la reactivación económica en nuestro país y de involucrar en ese esfuerzo no solo al conjunto de los españoles, sino también a las autoridades europeas. No conviene olvidar que para bien y para mal, la Europa del euro forma una cadena y ninguna cadena puede permitirse tener ni un solo eslabón débil.

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