Críticos deflactados
¿Qué ha pasado con aquellas predicciones de que EE UU pronto experimentaría una inflación como la de la República de Weimar? Cuando la Reserva Federal dio inicio a su campaña de estímulos masivos, los críticos invocaron este periodo oscuro de la historia alemana moderna con sus imágenes de carretillas llenas de dinero en efectivo sin valor. Cuatro años más tarde, solo los halcones más rebeldes siguen temiendo una hiperinflación de ese calibre. El sólido crecimiento con precios moderados logrado con la flexibilización de Ben Bernanke parece algo seguro –mientras la solución funcione.
Aunque la hoja de balance de la Fed ha cuadruplicado su tamaño desde 2008 hasta los 3,2 billones de dólares, la inflación se ha mantenido bajo control. En los últimos cuatro años, el IPC ha aumentado de media solo un 2,4%. El IPC subyacente, que la Fed prefiere, ya que excluye los alimentos y la energía, ha crecido un 1,7% anual, por debajo del objetivo de la institución. El país ha evitado claramente el estilo Weimar de hiperinflación, así como la más benigna inestabilidad de precios que caracterizó a la década de 1970 en Estados Unidos.
Aunque los más acérrimos weimaristas deberían sentirse humillados por haberse equivocado tanto, no han desaparecido. Es solo que desde el establishment ya no se les presta atención. El cofundador de Pimco, Bill Gross, por ejemplo, recientemente tomó posiciones en bonos de bajo rendimiento a 10 años del Tesoro, lo que implica que no debe estar muy asustado por la posibilidad de que la inflación pueda crecer a corto plazo. Por lo tanto, parece que la historia reciente reivindica a Bernanke. Aunque como historiador de la economía moderna, es lo suficientemente inteligente como para no reclamar todavía el reconocimiento de una misión cumplida.