Europa, ante un test de solidaridad
Los ministros de finanzas de la eurozona corrieron el riesgo de enviar a la economía chipriota a la edad de piedra, con una dura reestructuración bancaria y un enfoque conservador sobre cuánta deuda debería asumir el país. Ahora tienen la ocasión de mostrar su lado sensible ampliando los rescates de Portugal e Irlanda. Jugar siempre duro puede ser contraproducente.
Lisboa y Dublín han pedido a sus socios extender el vencimiento de su rescate hasta 15 años, términos similares a los concedidos a Grecia el año pasado. Ambos países encaran importantes vencimientos de deuda este año y piensan que una extensión podrá ayudarles a recuperar acceso al mercado.
La petición de Irlanda es la más impertinente de las dos. Es difícil argumentar que la extensión provocaría o rompería el acceso del país al mercado. Sus costes de financiación a diez años son más bajos que los de Italia y España. Extender el rescate permitiría a Dublin mantener la financiación barata, y liberar parte de los 20.000 millones de euros de colchón que conserva en el cofre del país.
El Eurogrupo quiere dar siete años más de margen a Irlanda a Portugal, pero Alemania se opondría
Los beneficios de la ampliación son mayores para Portugal. Lisboa puede recaudar fondos, pero los prestamistas europeos están preocupados de su dependencia de los fondos de inversión. Los intereses a diez años, por encima del 6%, son demasiado altos. Los mercados se preocupan del crecimiento y de la sostenibilidad política de su programa de austeridad, particularmente después de que el Tribunal Constitucional rechazara una serie de recortes de gasto. Una extensión del vencimiento haría que el programa fuese más asumible para los votantes.
Ninguno de los dos conseguirá los 15 años que piden. El Eurogrupo parece haber fijado el compromiso en siete años, algo a lo que podría oponerse Alemania, que dice que necesitaría el visto bueno de su parlamento.
Extender los préstamos no costará demasiado, y el compromiso de proporcionar fondos baratos por más tiempo debería aumentar la generosidad de los mercados hacia Lisboa. Esto dejaría a Portugal más cerca de Irlanda, España e Italia, que tienen suficiente acceso al mercado. La ampliación no tiene duda: sin ella, Portugal es más propensa a necesitar más ayuda durante más tiempo.