Un año de reforma laboral, balance desolador
Un año después de aprobarse la reforma laboral es momento de hacer balance para determinar en qué medida se están cumpliendo sus objetivos. Los dos primeros eran frenar en el corto plazo la sangría de destrucción de puestos de empleo y poner las bases para la creación de empleo estable cuanto antes. Ninguno de ellos se ha cumplido y la reforma laboral, al aplicarse en un momento en el que la economía española entraba en una nueva recesión, ha favorecido la destrucción de empleo.
El balance para el conjunto del año 2012 es desolador. Más de 850 mil empleos perdidos (en 2011 se perdieron 600 mil) y una tasa de destrucción de empleo del -4,8%, 1,5 puntos más que hace un año. Una intensa destrucción de empleo público, que registra una tasa interanual del –7,0%, mientras que la ocupación baja a un ritmo del 4,3% en el sector privado. El paro ha aumentado en más de 690 mil personas (en 2011 el aumento fue de 577 mil) y la tasa subió 3,2 puntos en el último año, superando el umbral del 26%. La dramática situación del mercado laboral ha superado con creces las previsiones del Gobierno, que situaban la caída del empleo en el -3,7% en tasa interanual. Estas estimaciones son muy inferiores al -4,5% alcanzado, y ello a pesar de que la caída del PIB ha sido inferior a la prevista por el Gobierno (-1,37% según el avance del INE). Varias instituciones, entre ellas la Fundación IDEAS, alertaron de los efectos negativos de la Reforma Laboral. IDEAS contempló varios escenarios en el documento Reforma laboral y crisis: Efectos sobre la economía española y se han cumplido sus peores previsiones.
Lo más preocupante es que la destrucción en 2012 se ha trasladado al empleo indefinido
Otro de los objetivos de la reforma laboral era apostar por el empleo de calidad que rompa la dualidad del mercado de trabajo. Sin embargo, el nivel de temporalidad (que en España ha descendido de forma significativa como consecuencia del ajuste en los sectores con mayores tasas de temporalidad, como vemos por ejemplo en la construcción) apenas se ha modificado, e incluso es superior al final de 2012 (24%) que a comienzos del año (23,8%). Y lo que resulta más preocupante, la destrucción de empleo en 2012 se ha trasladado intensamente al empleo indefinido. En el último año las pérdidas de empleo estable han superado ampliamente a las registradas en 2009, el periodo de crisis más profunda: en 2012 se han perdido más de 400.000 empleos indefinidos, casi el triple de los que se perdieron en 2009 (-147.000 empleos indefinidos).
Entre los objetivos de la reforma también estaba incrementar las oportunidades de las personas desempleadas, con particular atención a los jóvenes y los parados de larga duración. Sin embargo, el paro juvenil no ha dejado de crecer y los jóvenes siguen soportando una de las tasas de desempleo más elevadas (55,1% en el caso de los menores de 25 años). Además, el número de parados de larga duración supera los 3,2 millones y representa el 55% del total, un colectivo especialmente vulnerable debido a que esta situación merma sus posibilidades de encontrar un empleo. Para conseguir una mayor empleabilidad de ambos colectivos son necesarias políticas activas de empleo (PAE). Sin embargo, en dos años, la dotación presupuestaria de las PAE se ha visto reducida en un 48,7%, lo que suponen cerca de 3.600 millones de euros menos dirigidos a medidas para la formación, la creación e incentivos al empleo. El proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) previsto para 2013 perjudica gravemente la partida destinada a incentivos a la contratación siendo su dotación actual de 1.005 millones de euros, cerca de 1.600 millones de euros menos respecto a 2012. El nuevo proyecto de PGE perpetúa un problema estructural de las políticas de empleo en España –el desequilibrio entre políticas pasivas y activas–.
El paro juvenil no deja de crecer y la tasa de desempleo en menores de 25 años es del 55,1%
Por todo ello, la reforma laboral no ha respondido a las necesidades reales de mejora en el mercado de trabajo en España. Los “cambios de calado” que ha introducido la reforma laboral en el mercado de trabajo español están teniendo efectos contraproducentes enormemente negativos a corto y medio plazo para nuestro país, desde el punto de vista puramente macroeconómico, además de las consecuencias sociales ya insostenibles. Los efectos de la Reforma Laboral no fueron suficientemente evaluados.
El objetivo prioritario para el país debe ser no solo el mantenimiento, sino la creación de puestos de trabajo. Flexibilizar el mercado de trabajo de forma drástica, apoyándose en el argumento de que esto permitirá la creación de nuevos empleos de forma rápida, ha sido y es un error considerable, ya que hasta el momento en que las condiciones macroeconómicas del conjunto de la UE no mejoren, las perspectivas de crecimiento de plantilla de las empresas españolas van a ser nulas, y la creación de nuevas empresas muy reducida.
Reyes Maroto Illera es responsable del Área de Economía, Sostenibilidad y Bienestar de la Fundación IDEAS.