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El Parlamento Europeo ahora también paga dietas a los periodistas

La larga lista de beneficiarios del presupuesto comunitario va a ampliarse en los próximos días. El Parlamento Europeo ha decidido subvencionar (con billete de tren de ida y vuelta desde Bruselas, más 180 euros por día y periodista) a los medios de comunicación que se desplacen hasta Estrasburgo para informar sobre unos plenos que, sin esa ayuda, no parecen interesar a casi nadie. El plan podría resultar contraproducente y hacer al Parlamento aún menos popular.

La iniciativa parece consecuencia de una queja muy habitual en los pasillos de la Eurocámara. "Nos pasamos el día trabajando aquí encerrados, pero los ciudadanos se preguntan a qué nos dedicamos", lamentan los parlamentarios cada vez que se cruzan con un periodista.

La falta de visibilidad del hemiciclo se ha agravado en una legislatura como la actual (2009-2014), marcada por una gravísima crisis en la zona euro que se ha gestionado a través del Eurogrupo y del Banco Central Europeo, sin apenas dar explicaciones al Parlamento.

En Bruselas, al menos, los principales medios de comunicación mantienen aun corresponsales permanentes, que llegado el caso pueden seguir la actualidad parlamentaria. Pero pocos medios disponen de recursos para desplazar a una o varias personas hasta Estrasburgo, donde el Parlamento tiene la obligación legal de reunirse 12 veces al año.

Para luchar contra ese vacío mediático en un año previo a las elecciones, el Parlamento ofrece desde la próxima sesión plenaria (4 al 7 de febrero) cubrir los gastos de transporte (unos 150 euros por cabeza) de 20 periodistas acreditados en Bruselas más 180 euros de dieta diaria durante una estancia en Estrasburgo de dos jornadas. En total, unos 10.200 euros por cada pleno que se celebre en la ciudad francesa hasta las elecciones de mayo de 2014 (si el programa no se suspende antes).

Poco dinero, dirán algunos, para la contabilidad de un Parlamento en que cada uno de los 754 diputados gana más de 8.000 euros cada mes. Pero no debe olvidarse que no es la única partida presupuestaria para intentar convencer al ciudadano de la importancia de la única institución comunitaria elegida democráticamente: además de un amplio equipo de comunicación, el Parlamento dispone de 14,5 millones euros (entre 2012 y 2014) para subvencionar programas de radio o televisión que le presten una especial atención.

La idea de "meter en nómina" a los periodistas no deja por ello de ser sorprendente. Porque si bien es cierto que las instituciones europeas sufragan a menudo viajes de prensa (a Bruselas o a otras capitales), suelen destinarse a periodistas que no cubren a diario la actividad comunitaria o para asuntos puntuales, como la cobertura de un determinado acto, o acercamiento a la realidad de un país determinado (Grecia últimamente).

Pero ahora se trata de una subvención a la labor cotidiana de las empresas de comunicación. Y su única finalidad es intentar abrirse un hueco en las páginas de los diarios y en las parrillas audiovisuales.

La consecuencia del programa podría ser peligrosa para ambas partes. Para los medios, porque se sentirán forzados a incluir unas informaciones que, sin la subvención, no hubieran dado y que desplazarán a otras potencialmente más interesantes para sus clientes. La fiabilidad y neutralidad de las noticias firmadas en Estrasburgo podría quedar a partir de ahora, además, en entredicho. En ese sentido, llama la atención que una asociación de periodistas con sede en Bruselas haya aceptado colaborar en la preparación del programa.

Y para el Parlamento no pinta mejor. Porque los contribuyentes europeos podrían interpretarlo como el enésimo despilfarro de una institución que suele llamar la atención por los jugosos salarios y dietas que dispensa a sus inquilinos. Y ahora también a sus "invitados".

Tal vez, los contribuyentes europeos no esperan de su Parlamento otro ejercicio de propaganda (que se suma al canal de TV propio, la web, decenas de publicaciones...) sino una reforma que lo dote de verdadera representatividad y competencias.

Al fin y al cabo, otras instituciones, como el Tribunal de la UE o el BCE, no necesitan "pagar" para salir en los periódicos o en los informativos. Sus decisiones o sentencias llegan a primera página porque importan a millones de ciudadanos europeos.

Seguro que el esperado veredicto sobre la ley hipotecaria española y su normativa de desahucios, por ejemplo, despertará el interés de muchos medios sin necesidad de que el Tribunal pague el viaje a Luxemburgo de ningún periodista.

Vídeo: Siniestro Total, Diga qué le debo.

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