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Dividendos, ¿en papel o en metálico?

Las empresas ofrecen los dividendos en efectivo, pero también en acciones, una opción flexible que les permite mantener sus niveles de liquidez

Inversores y accionistas aguardan, calculadora en mano, la llegada de los meses de diciembre y enero para hacerse cargo de su particular cosecha. Dos meses ricos para la riqueza, dada la coincidencia de los sorteos de la lotería -Nacional y del Niño- con los últimos pagos de dividendos empresariales. En todo caso, una lluvia de millones a tener en cuenta. Dejando a un lado la vertiente del azar, se estima que una de cada tres familias españolas esta pendiente, con carácter anual, del reparto de los beneficios empresariales; son las tenedoras de acciones de compañías cotizadas con derecho a recibir parte del beneficio obtenido en el último año.

En medios financieros se estima que alrededor de ocho millones de accionistas españoles, más otro millón de extranjeros, habrán cobrado en torno a 26.000 millones de euros en concepto de dividendos correspondientes a los resultados del ejercicio de 2012. Una cantidad notablemente inferior a la alcanzada en 2011 y, que según la sociedad Bolsas y Mercados Españoles (BME), la operadora del mercado bursátil, fue de 33.659 millones de euros, récord histórico, y un 37% más que en 2010. Pero al parecer, tanto la cosecha de este ejercicio como la siguiente de 2013 no serán recordadas por su fertilidad: a tenor de las cifras, ni las empresas han logrado mayores beneficios -al contrario, sólo en los primeros nueve meses, la caída fue del 62,5% en 20 compañías del Ibex 35- ni la coyuntura económica aconseja una distribución espléndida de las ganancias.

Sin embargo, en los últimos ejercicios, las grandes compañías del Ibex 35 ofrecen a sus accionistas la posibilidad de recibir una parte del dividendo en acciones —en especie— frente al tradicional pago en efectivo. El dividendo en acciones —script dividend— es, en opinión de Daniel Pingarrón, estratega de la casa de bolsa IG Markets, "algo más que una moda, es una categoría de retribución" a los accionistas". La forma de este pago en especie, es flexible; es decir, puede ser parcial u opcional, si bien en la mayoría de los casos la compañía da flexibilidad y deja en manos del accionista la elección del cobro en efectivo, en acciones o la combinación de ambos.

Es una fórmula que cuenta con bastantes seguidores pero también con numerosos detractores. En la práctica, pagar en acciones "es una fórmula al alza que ganará mayor presencia con el tiempo por varias razones, entre ellas, la necesidad de las empresas en mantener liquidez en sus cajas y les va a permitir seguir pagando a los accionistas el mismo porcentaje del beneficio (pay out) que en anteriores ejercicios", señala Nuria Aguirre, directora de análisis de la sociedad Renta 4.

El pay out de las cotizadas españolas está en el 42% de media. Los analistas no prevén retrocesos, sino todo lo contrario, "el script dividend ha llegado para quedarse y se consolidará en los próximos años; será una vida paralela a las dificultades de financiación que encuentren las empresas españolas", opina Mark Lester analista en Londres del fondo Global Dividends.

En efecto, parece que es una opinión bastante compartida en el mercado y que a juzgar por los hechos se cumplirá en 2012. Según BME, la sociedad operadora del mercado, de los 33.659 millones de euros de dividendos devengados por las 3.276 cotizadas españolas en 2011, cerca de 4.000 millones corresponderían al pago en especie, al script dividend, el 12% de la remuneración total, frente a un 6,3% del ejercicio anterior. Y si el salto entre ambos años resulta espectacular, no lo es menos el registro de 2012, ya que de los 26.000 millones de dividendos distribuidos, cerca de 6.000 millones corresponden al pago en acciones, un 22%.

¿Y qué opinan los inversores minoritarios? Hay opiniones para todos los gustos, pero Aguirre, de Renta 4, destaca que "los accionistas minoritarios están aceptando en un gran porcentaje el script y parecen sentirse satisfechos" con la fórmula". Lester, del Global Dividend no lo tiene tan claro; "las empresas se están jugando la fidelidad de sus clientes, de su base accionarial, a pesar de que los minoritarios no lleven a la junta general su voto en común". Y Pingarrón, de AG Markets, apunta que "los accionistas institucionales optan por el efectivo porque les aporta liquidez". Aguirre recuerda que "el porcentaje de aceptación del dividendo opcional se ha ido modificando, en particular en el caso de los grandes inversores desde el 90% hasta el 20% o el 15%".

El motivo fundamental en el cambio de comportamiento se encuentra en las necesidades de financiación de los accionistas mayoritarios, al tratarse en su mayoría de inversiones financieras, destinadas, por tanto, a obtener ingresos líquidos. De ahí que sea opinión común que el mantenimiento del dividendo flexible se vaya a mantener, en función de la mayor o menor dificultad de las empresas para obtener dinero en los mercados. Para el sector bancario, el dividendo flexible parece haber desempeñado un papel estabilizador de sus cuentas; prueba de ello es que del total de los beneficios distribuidos con cargo al ejercicio actual tan solo una tercera parte ha sido en efectivo y el resto en script dividend.

Por otra parte, los pequeños accionistas, los de la calculadora en mano, son más propensos, en esta ocasión, a ver en el script dividend la posibilidad de reducir la tributación sobre los ingresos por dividendos, una de las muy escasas oportunidades con la que cuentan los particulares, y que no escapa tampoco a las sociedades, que también los utilizan para reducir la factura fiscal. Al respecto, la norma vigente fija para los particulares la exención de pagar por los primeros 1.500 euros de ingresos. Para lo que será necesario mantener los títulos en su poder durante dos meses anteriores y posteriores a la fecha de cobro. En cambio, si opta por el cobro en especie, debe tener en cuenta que el título recibido en pago ya viene con el importe del dividendo descontado.

Por otro lado, si bien la opinión más generalizada es más favorable a que la mayoría de las grandes compañías mantenga su política de distribución de dividendos, los analistas consultados no descartan que alguna de ellas la revise en un próximo futuro. Serían las empresas de los sectores bancario y eléctrico, las que se pueden enfrentar en los próximos meses a la disyuntiva de mantener el pay out o suspenderlo. Para Pingarrón, "las empresas tienen cierta aversión a reducir los dividendos por cuanto supone de mensaje al mercado y a los accionistas". Tanto unos como otros tienden a interpretar en ese caso que la empresa que reduce o suspende el pago del dividendo está pasando por una mala situación o que tiene problemas serios. Telefónica ha elegido la prudencia para suspender temporalmente el pago del dividendo, y no es precisamente una compañía con problemas, al contrario, "es la referencia que ha provocado en el resto de cotizadas una profunda reflexión", opina el analista.

Aguirre apunta a que los cambios en la política de pay out de una empresa "tienen que ver en estos momentos con la prudencia y también con las necesidades". Las compañías, señala la analista, optan "por mantener una estructura financiera saneada, con liquidez suficiente para cubrir las necesidades de financiación de los próximos 24 meses". Y añade: "Una empresa con las finanzas saneadas y con el negocio en marcha, puede mejorar la inversión y el dividendo".

Sucede en la mayoría de las ocasiones; el reparto de los dividendos esta en función de la coyuntura y esta se presenta con incertidumbre para las empresas eléctricas y las entidades bancarias. Lester, del Global Dividend, no es muy optimista respecto a la solución que el Gobierno español vaya a adoptar sobre la deuda de la tarifa eléctrica, "si como esperamos que suceda, la deuda recae sobre las propias empresas, antes que sobre el consumidor, veo a las compañías del sector revisando sus políticas de pay out; de lo contrario las mantendrán".

En el caso del sector bancario, la restructuración se mantiene en marcha, con los frentes abiertos de cuatro entidades nacionalizadas —Bankia, Banco de Valencia, CatalunyaCaixa y Novagalicia— y el resto completando los saneamientos previstos en los decretos de reforma. "Al término del año y con las provisiones cubiertas, el sector estará en mejores condiciones para mantener los dividendos" añade Lester. En todo caso, tanto Banco Santander como BBVA se han mostrado confiados en mantener el pay out para el próximo ejercicio.

De forma más explícita el presidente del Santander afirmó recientemente que la política de dividendos no cambiaría. BBVA mantiene su política de dividendos, aunque al igual que Santander, Caixabank, Sabadell, Banesto y Bankinter, estará pendiente de la evolución de los resultados al cierre de 2012, de los que en breve se espera conocer una estimación.

De cara al próximo curso 2013, algunos pronósticos apuntan a que la política de distribución de dividendos se mantendrá en términos similares a la actual, con las salvedades apuntadas de ligera incertidumbre en los sectores energético y bancario. Advierten los analistas consultados, las primeras señales de estabilización en las cuentas de resultados, una vez pasado el ejercicio que ha sufrido el ajuste de cuentas más duro conocido hasta ahora. Se espera, asimismo, que la fórmula de script dividend se extienda al resto de las grandes empresas. Respecto a la coyuntura, los expertos del mercado consultados apuntan a que el previsible rescate a la economía española "reduzca el precio de la financiación, tanto para las empresas como para el Estado". En cualquier caso, no habrá que vender la piel del oso pues la crisis no habrá acabado en 2013 y por tanto, será necesario continuar calculadora en mano y elegir la opción más conveniente para la cartera particular.

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