Apple, Microsoft y el futuro
Si Apple se convierte en Microsoft, los inversores deberían aplaudir. Al menos, por sus billeteras. Los accionistas buscan en las tecnológicas un rápido crecimiento, menos intereses y unos propietarios de los que se espera estabilidad. Apple ya ha hecho la transición antes de que su crecimiento se ralentizara. Incluso si su próxima década es como la anterior de Microsoft, la compañía seguirá valiendo más de un billón de dólares.
Microsoft valía 220.000 millones la semana pasada. El gigante de software produce más del doble de beneficios que hace una década. La compañía cotizó a unas 30 veces las ganancias estimadas de 2002. Los inversores fueron pagando menos y menos ante la perspectiva de una futura expansión.
En Apple, en el último año fiscal, sus ingresos crecieron un 45%, menos que en el año anterior, y hay razones para esperar un futuro más terrenal: la empresa perdió parte de su alma creativa cuando Steve Jobs murió en 2011. Será difícil que lance otro nuevo producto como el iPod, el iPhone o el iPad; y la competencia en dispositivos móviles es dura. Pero los analistas siguen esperando que los ingresos crezcan un 24% este año.
Supongamos que el consejero delegado de Apple, Tim Cook, acaba por coincidir con su homólogo de Microsoft, Steve Ballmer, y que los ingresos de Apple crecen un 8% de media anual en los próximos 10 años. El beneficio de Apple sería de unos 90.000 millones en 2022. Uniendo la acumulación de efectivo del último año fiscal de 40.000 millones y asumiendo la misma media de crecimiento, en una década la compañía añadiría otros 625.000 millones a su caja o al dividendo.
Por supuesto, la industria tecnológica está repleta de grandes fracasos. La competencia, por ejemplo, podría deprimir los márgenes de Apple. Pero si Apple se convierte en un Microsoft de turno, es todo lo que necesita para doblar el dinero de los inversores, por lo que es una apuesta segura.