Los gigantes en vías de desarrollo desafían a Visa y Mastercard
La moneda es un signo del poder. El denario, el real de a ocho, la libra esterlina o el dólar son muestras palpables de la primacía de aquellas naciones que los acuñaron. En el mundo del código binario y las transacciones electrónicas, el equivalente corresponde a los emblemas de tarjetas. EE UU ostenta la primacía en el dinero de plástico. Suyas son marcas como Visa, Mastercard, American Express (AmEx), Diners o Discover. Pero los medios de plástico empiezan a hablar otros idiomas: los de las potencias emergentes.
En abril del año pasado, Brasil alumbró Elo. Detrás de este proyecto están Banco do Brasil, Caixa Econômica Federal y Bradesco. Estas tres entidades (de las que las dos primeras son estatales) han creado el emblema para emitir productos de débito, crédito y prepago.
No ha sido el único movimiento reciente. El pasado marzo nació Rupay, la marca de tarjetas de India. Como en el caso del gigante sudamericano, este proyecto tiene un fuerte aroma gubernamental. Detrás de Rupay está la Corporación Nacional de Pagos de India (NPCI, en inglés). Esta empresa ha sido creada por la Asociación India de Bancos con los parabienes del Banco Central de India. Cuatro grandes entidades de titularidad pública ya emiten tarjetas bajo esta marca. Son State Bank of India, Bank of Baroda, Bank of India y Union Bank of India.
La primera labor en la que se ha embarcado Rupay es la distribución de plásticos de débito. A medio plazo se propone abordar las tarjetas de crédito, los pagos online y las compras con teléfono móvil. Y su ambición es clara. "Nuestro plan de crecimiento prevé que Rupay sea un rival de peso para los otros dos jugadores Visa y Mastercard en un plazo de tres a cinco años", indicó A. P. Hota, consejero delegado de Rupay, al portal indio Moneycontrol.com.
La creación de enseñas de tarjetas es más que un acto de reafirmación nacional o una muestra de poder. Para los Gobiernos supone una vía para promover la bancarización de millones de ciudadanos excluidos del sistema financiero, fomentar los ingresos fiscales (el IVA siempre se aplica en las compras con tarjeta) y abaratar los costes administrativos en la concesión de subsidios públicos al canalizarse los pagos mediante tarjeta.
El camino emprendido por Brasil e India no es novedoso. El primero en transitarlo fue Japón que, al calor de su fulgurante ascenso económico posterior a la II Guerra Mundial, creó en 1961 Japan Credit Bureau (JCB). Hoy tiene 77,5 millones de tarjetas en 20 Estados y que sirven para pagar en 190 países. Pero el caso más exitoso ha sido el de China. Union Pay fue creada en 2002 y, en una década, ha rebasado a Visa y Mastercard para convertirse en el mayor emblema mundial de tarjetas.
La OMC reprende a China
Los pagos con tarjeta han sido motivo de enfrentamiento entre Pekín y Washington. EE UU presentó en 2010 una queja contra China ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). Tras estudiar la demanda durante dos años, el organismo internacional decidió el pasado julio reprender a China por favorecer a su emblema local: Union Pay. Considera que el Gobierno chino perjudicó a otros esquemas de tarjetas en las operaciones con yuanes en territorio nacional.La realidad es que, en un abrir y cerrar de ojos, China se ha hecho con una posición de liderazgo en la industria de medios de pago. En todo el mundo circulan 8.900 millones de tarjetas, según la consultora Retail Banking Research. De estas, un 32% llevan el logotipo de Union Pay. Detrás van Visa (28%) y Mastercard (19%). Eso sí, el gasto medio de los plásticos en Union Pay sigue lejos del de sus rivales.