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Columna
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Facebook y su desatino bursátil

La locura de invertir en Facebook se ha puesto de relieve por completo. Peter Thiel, que invirtió 500.000 dólares en la red social en 2004, aprovechó la mínima oportunidad para acudir a la oferta pública inicial de Facebook y deshacerse de más acciones. Vendió unos 20 millones, valoradas en 400 millones de dólares. La decisión apoya la idea de que la OPV de Facebook fue iniciada por y para sus primeros inversores.

La valoración de 100.000 millones de dólares de Facebook fue genial para los inversores privados de la compañía, incluido Thiel. æpermil;l vendió más de 600 millones de dólares en acciones en la emisión de mayo. La firma de capital riesgo Accel Partners y DST Global cobraron cerca de 4.000 millones de dólares entre las dos. Por contra, aquellos entusiastas que acudieron a la OPV de mayo ahora se sientan en acciones que valen la mitad de los 38 dólares de precio de venta.

El último vertido de acciones de Thiel subraya el problema habitual para los inversores regulares. Facebook estructuró la disposición que impide a los accionistas vender demasiados títulos justo tras una OPV de una forma poco convencional. Al menos 1.500 millones más de acciones, sin incluir las de Mark Zuckerberg, podrían golpear a los mercados en los próximos nueve meses. Los inversores de riesgo son generalmente contrarios a poseer acciones que cotizan públicamente, y si los inversores como Thiel piensan igual que él, algo oscuro se cernirá sobre la valoración de Facebook por un tiempo.

El cargo de director que mantiene Thiel pese a todo también recuerda la defectuosa gobernanza en Facebook, donde Zuckerberg tiene casi todo el control gracias a sus acciones con voto superior. Thiel sigue teniendo unos 100 millones de dólares en acciones, más que la mayoría de las empresas públicas. Pero pocos directores han vendido el 90% de sus acciones. Los accionistas nuevos pueden preferir un gestor que esté de su lado, aunque tenga poca influencia real.

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