Curtido en mil y una batallas
Su nuevo reto es corregir el rumbo de la compañía tras la expropiación de YPF
El presidente de Repsol, Antonio Brufau (Mollerusa, 1948), es un directivo curtido en mil y una batallas y reúne una amplia experiencia en el sector energético. Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Barcelona, inició su trayectoria profesional en Arthur Andersen, donde llegó a ser socio director de auditoría, una de las mayores escuelas de formación de directivos que ha habido en el mundo. Dicen que los arturos tienen un temple especial, y parece que Brufau fue un alumno aplicado al adquirir esta destreza.
En 1988 ingresó en La Caixa donde ocupó el cargo de director general. Entre 1997 y 2004 fue presidente de Gas Natural. Brufau también ha sido consejero de Enagás, Abertis, Aguas de Barcelona, Colonial o Suez.
Una vez lograda la estabilidad accionarial, el gran reto de Brufau es dibujar el futuro de Repsol sin YPF. Tras la expropiación por sorpresa de la petrolera por el Gobierno argentino, el equipo gestor ha presentado el plan estratégico para el periodo comprendido entre 2012 y 2016. Bajo el lema crecer desde nuestras fortalezas, la compañía prevé inversiones de 19.100 millones en estos cuatro años, concentradas sobre todo en la actividad de exploración. Brufau se ha comprometido ante los inversiones a alcanzar en 2016 un resultado bruto de explotación (ebitda) que sea 1,9 veces superior al logrado en 2011, así como a multiplicar por 1,8 veces el beneficio neto.
Brufau es partidario de cuidar los pequeños detalles porque son los que ayudan a lograr los grandes objetivos. "En época de crisis, lo importante, más que el metro, lo es el milímetro". Lo dice un ejecutivo que en los últimos años ha tenido que enfrentarse a numerosos desafíos y que, de momento, ha salido siempre airoso.
