Los ETF no son inmunes a la crisis
Los fondos cotizados crecen a nivel mundial, pero en España se ven arrastrados por la caída de la Bolsa.
Mientras a nivel mundial crecen con fuerza, en España se ven arrastrados por la caída de la Bolsa local. Según BlackRock, en la primera mitad del año, los fondos cotizados (ETF por sus siglas en inglés) atrajeron 105.000 millones de dólares a nivel mundial, el volumen más grande de su historia. Este flujo representó un alza del 16% frente a los 90.600 millones del primer semestre de 2011.
"Llevamos 42 meses consecutivos de entradas netas en fondos cotizados", destaca Iván Pascual, director de iShares (la marca de ETF de BlackRock) en Iberia. En España, en cambio, el volumen negociado por estos productos ha caído un 36% hasta los 1.056 millones de euros en el primer semestre del año, de acuerdo con BME.
Para los emisores de ETF, el auge internacional de estos productos en momentos de alta volatilidad radica en su liquidez, ya que pueden suscribirse y liquidarse igual que una acción. "Los inversores institucionales están buscando productos cada vez más sencillos, transparentes y líquidos. En ese sentido, al cotizar en el mercado secundario, los ETF pueden comprarse y venderse en cualquier momento de la jornada bursátil, mientras que otros fondos solo pueden liquidarse al final del día", explica Juan San Pío, responsable de ventas de ETF de Lyxor.
Parte de su atractivo reside también en el precio. Como todo su trabajo consiste en repetir el desempeño de un índice, no necesitan pagar un gestor que analice acciones y reparta con criterio el dinero del cliente, lo que se traduce en menores comisiones de gestión. En el caso de Lyxor, por ejemplo, esta varía desde el 0,30% del ETF más barato -el que replica el Ibex 35- hasta el 0,65% de los más caros -que imitan índices de mercados emergentes o asiáticos-, mientras que en el caso de iShares oscila desde el 0,09% hasta el 0,65%. "La media de la industria está por encima del 1%", señala San Pío.
De acuerdo con BlackRock, los inversores están aprovechando estos atributos para diversificar en plena tormenta. Así, la mayor parte del dinero que captaron en el primer semestre del año -42.000 millones de dólares- se dirigió a renta fija, sobre todo a deuda corporativa con grado de inversión. "Los inversores están buscando alternativas a los fondos de alto riesgo y los bonos soberanos, dice Pascual.
A pesar de su amplia liquidez y bajas comisiones, los fieles a la rentabilidad que se debe única y exclusivamente a la labor del gestor (conocida en la jerga del sector como alfa), creen que el momento es más propicio para la gestión activa. Esta se contrapone a la gestión pasiva (beta), en la que el fondo se limita a seguir la evolución de un índice de referencia.
"Normalmente los ETF tienen más sentido en mercados muy desarrollados, en los que es difícil que un gestor pueda aportar valor. Sin embargo, en estos momentos existe una gran dispersión en cuanto a valoraciones en muchos mercados, tanto de renta fija como de renta variable, lo que constituye un escenario propicio para los gestores activos", sostiene César Ozaeta, miembro del equipo de gestión de Abante Asesores. "En mercados como el de materias primas, en cambio, sí puede ser interesante, ya que es una manera cómoda y barata de acceder a ellos", añade.
Bruno Aguilar, director general de la filial de Edmond de Rothschild Asset Management, comparte esta opinión siempre y cuando el gestor se gane sus comisiones. "El modelo de gestión del fondo, su filosofía y sobre todo, la capacidad del gestor para analizar y seleccionar valores, me parecen importantísimos. Una gestión activa nos da la oportunidad de obtener alfa y de batir al índice", afirma.
Alberto González, responsable de Oyster para España, admite que si bien estudios empíricos demuestran que la media de la gestión activa de fondos no supera a sus índices, eso no quiere decir que todos no lo hagan. "Los inversores están dispuestos a pagar comisiones a cambio de rentabilidad. En ese sentido, los ETF presentan estructuras de comisiones más altas de lo que se anuncia".
Al respecto, Aguilar argumenta que los fondos tradicionales tienen tres grandes ventajas frente a los cotizados: costes, riesgo de crédito y fiscalidad. En relación a lo primero, señala que a diferencia de los fondos convencionales, en los que el coste de entrada y salida recae sobre el mismo fondo, con lo cual se reparte entre todos los partícipes del mismo; en los cotizados, este recae sobre el inversor.
En cuanto al riesgo de crédito, explica que muchos ETF utilizan derivados para componer su cartera, es decir, que prestan títulos a bancos de inversión a cambio de una prima. De modo que al final, la rentabilidad del ETF procede del banco y no del emisor.
Finalmente, recuerda que el traspaso entre fondos permite diferir el pago de la tributación (al 21%, 25% o 27%) hasta que se liquida la inversión, mientras que en el caso de los ETF, el inversor tributa cada vez que vende el fondo. Javier Monjardín, analista de fondos de Tressis, apunta también el tema fiscal como una de las grandes deficiencias de estos productos. "No son un vehículo de ahorro adecuado. A largo plazo no vemos ninguna ventaja en ellos".
Juan Manuel Vicente, socio de la firma de asesoramiento Kessler & Casadevall, recomienda consultar bases de datos como Etfinfo.com, en la que los inversores pueden encontrar información detallada sobre todos los ETF disponibles en el mercado, incluyendo costes, diferenciales y contrapartidas.
Evolución
Los ETF aparecieron en EE UU en 1993 como una forma fácil y barata de acceder a cualquier mercado. A España llegaron en 2006. Empezaron 5 con 5.231 millones de euros. Hoy cotizan 68, con 30.776 millones. Pueden contratarse a través de BBVA, Deutsche Bank, Lyxor, Amundi e iShares.
Consejos
Antes de comprar: Juan Manuel Vicente, socio de Kessler & Casadevall, recomienda a los inversores interesados en ETF tener en cuenta en los siguientes aspectos:Diferenciales: los ETF replican índices, pero puede que no lo hagan a la perfección. Por eso es importante comparar su evolución histórica respecto al índice que imitan. La diferencia debe ser mínima, sobre todo en tiempos de altibajos.Coste: ¿por qué pagar una comisión del 0,35% si por replicar el mismo índice otro cobra 0,20%? Pero no se fije solo en la comisión de gestión sino en el coste total, aquel que incluye gastos de depósito y auditoría.Retorno: si el ETF replica un índice de Bolsa, averigüe si paga dividendos, ya que no todos lo hacen.Contrapartidas: es bueno saber qué bancos de inversión están actuando de contrapartida, ya que son estos los que garantizan la rentabilidad del fondo.
Un viaje de ida y vuelta
Los fondos cotizados llegaron a España con bombos y platillos. Bolsas y Mercados Españoles (BME) concedió las primeras licencias de ETF sobre el Ibex 35 en marzo de 2006 a Barclays, BBVA, Lyxor y Santander. Los dos bancos españoles entraron en el negocio con mucho entusiasmo, pero la alegría duró poco. Apenas dos años después, en septiembre de 2008, Santander liquidó sus cuatro fondos cotizados alegando falta de interés por parte de los inversores.BBVA, por su parte, cerró a inicios de este año 7 de sus 10 fondos. Según fuentes del sector, los fondos cotizados son productos muy útiles para el inversor institucional, ya que al ser fáciles de comprar y vender, les permite acceder de manera rápida a cualquier mercado. En cambio, son difíciles de vender a inversores particulares. "A partir de ahí, depende de la estrategia que quiera adoptar cada entidad", comentan."Es un mercado muy complicado, que requiere mucha inversión inicial porque el volumen de negociación influye bastante en la capacidad de réplica del índice", comenta otro experto en este producto. "Tener muchas órdenes de compra y venta ayuda a que los diferenciales sean muy estrechos, es decir, que la réplica sea buena. Si no tienes una cantidad suficiente de órdenes, tienes que generarlas tú mismo contratando a creadores de mercado. En ese sentido, los bancos españoles han estado compitiendo con grandes del sector, lo que en los primeros años implicaba destinar muchos recursos", explica. El impacto que la crisis ha tenido en todos los productos de inversión no habría ayudado en ese sentido. Además de BBVA, en el mercado quedan Deutsche Bank, Lyxor, Amundi y BlackRock, que compró la filial de ETF de Barclays en 2009.