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Columna
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¿Ayuda o rescate?

Joaquin Maudos

Doce reales decretos-leyes que afectan al sistema financiero español desde el inicio de la crisis no han sido suficientes para evitar el rescate. El Ministro de Economía evitó mencionar la palabra tabú durante la rueda de prensa posterior al acuerdo del Eurogrupo, pero si nos dejamos de eufemismos, España ha sido rescatada. Es un rescate "light", suave o como ustedes quieran, pero en el fondo es un rescate en toda regla.

Apenas han pasado 24 horas desde que la vicepresidenta del gobierno ni confirmara ni desmintiera la petición del rescate hasta que España haya aceptado bajo presión la intervención. Una intervención que tiene dos ingredientes que me gustan: la cuantía de la ayuda puesta a disposición del sector bancario y la condicionalidad centrada también en el sector bancario.

En el primer caso, 100.000 millones de euros es una cifra que debería disipar cualquier duda sobre la limpieza de los balances bancarios. Los 40.000 millones de euros de los que habla el comunicado del FMI hacen referencia a las necesidades de capital para hacer frente a un escenario desfavorable y es la cuantía de capital que haría falta para cumplir con el nivel de capital básico del 7% que exigirá en breve Basilea III. Por tanto, los 60.000 millones de euros restantes son lo que podrían ser necesarios para hacer frente a lo que el FMI denomina como "costes de reestructuración y reclasificación de préstamos que pueden identificarse en las valoraciones independientes de los activos que acaban de ponerse en marcha". En segundo lugar, la condicionalidad que siempre acompaña a la concesión de ayuda externa por parte del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera o el Mecanismo Europeo de Estabilidad, se va a dirigir al sector bancario. La ayuda irá al FROB para inyectar capital en los bancos con problemas, y esos bancos tendrán que cumplir las condiciones que imponga Bruselas. Puede obligarles a cerrar sucursales y reducir empleo, recortar salarios, vender activos, no pagar dividendos, etc. Es lo que se llama un rescate suave, que no se aleja mucho de la condicionalidad que hasta ahora ha exigido el FROB antes de dar financiación.

¿Qué es lo que no me gusta del rescate aprobado? Por mucho que se esforzara el Ministro en su intervención en descartar la condicionalidad para el Estado, el comunicado del Eurogrupo no deja lugar a dudas: "se vigilará de cerca y de forma periódica el progreso en estas áreas al mismo tiempo que se proporcione la ayuda financiera". ¿Y a qué áreas se refiere? A las relacionadas con el déficit público y a las reformas estructurales. Estamos hablando de las medidas que hace escasos días nos recomendaba la Comisión Europea y que son las que sufren los ciudadanos: subida del IVA, acelerar la aplicación del retraso en la edad de jubilación, suprimir la deducción por vivienda, rebajar aún más el coste del despido, etc.

Además de que vamos a ser estrechamente y de forma regular vigilados por la Comisión Europea, el BCE y el FMI, el vigilante último es el mercado. Hoy lunes veremos cuál es la reacción de los mercados, si bien la última palabra sobre el posible estigma del rescate la tiene la próxima subasta de deuda pública que tendrá lugar ya una vez celebradas las lecciones griegas, y el cese de la fuga de capitales. 100.000 millones de euros representan el 10% del PIB, por lo que de utilizarse esa cuantía, la ratio deuda pública/PIB de la economía española aumentaría en 10 puntos porcentuales. Es un salto importante que hará que nos acerquemos a gran velocidad a los niveles de otros países y que afectará a la sostenibilidad de la deuda. Además, por muy generosa que sea la financiación recibida, son costes financieros que debe de asumir el Estado y los ciudadanos y que, por tanto, hay que sumar al déficit público. Eso dificulta aún más conseguir nuestro compromiso de déficit del 3%, lo que nos obliga a nuevos recortes en el gasto público.

A pesar de la condicionalidad de la ayuda, el rescate era necesario, ya que la necesidad de recapitalización de la banca española supera con creces lo que España podía conseguir en los mercados en el contexto actual. Además, el informe del FMI concentra esas necesidades de recapitalización en un 30% del sector, por lo que una vez las dos consultoras independientes y las cuatro auditoras cuantifiquen con luz y taquígrafo las necesidades banco a banco, es de esperar que los que no presentan problemas puedan volver a emitir deuda en los mercados mayoristas a tipos razonables.

En cualquier caso, llamémosle rescate o ayuda externa (qué más da), disponer de 100.000 millones de euros de financiación para recuperar la solvencia del sector bancario español supone una condición necesaria para recuperar una senda de crecimiento en la que el crédito bancario es una pieza fundamental. El camino a recorrer para superar la crisis va a ser muy complicado, por los compromisos de reducción del déficit público y por el doloroso pero necesario proceso de desapalancamiento del sector privado. Pero si Europa relaja el clima de austeridad y Grecia no nos da una sorpresa desagradable el domingo, podemos ver la luz al final de un largo túnel. Que la suerte nos acompañe.

Joaquín Maudos. Catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia e investigador del Ivie

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