_
_
_
_

Los MBA también saben de crisis

Desde aquel primer MBA que vio la luz en Barcelona, allá por 1964, hasta hoy hay la misma distancia que desde la presentación del primer modelo de computadora de IBM hasta la cotización en Bolsa de la red social Facebook. Un mundo nuevo para la empresa y un contexto radicalmente diferente para sus directivos.

"En aquel primer máster ya había un acuerdo con la Universidad de Harvard para que varios profesores impartieran la formación en Barcelona", recuerda Sandalio Gómez López-Egea, profesor del IESE Business School. Eran otros tiempos y también otro escenario, se comenzaba a respirar cierto equilibrio económico y un nuevo plan de desarrollo en marcha, nada que ver, por tanto, con el actual paisaje.

"Si la economía y la empresa han evolucionado mucho, la gestión y la formación no se han quedado atrás", añade Gómez. "La dirección de empresas ha dado un gran salto, pasando del técnico al directivo". Y esta era la principal materia prima que había que transformar; la clientela de las primeras escuelas de negocios en España.

Lo importante ahora es crear directivos con visión estratégica

La crisis ha sido un verdadero punto de inflexión en las enseñanzas

Antes se hablaba de deuda; ahora, de cómo solucionar los problemas

Los alumnos buscan del profesor su experiencia en el mundo real

Las escuelas están apoyando la enseñanza semipresencial

Las empresas quieren ejecutivos con imaginación y emprendedores

El programa estrella de la formación para directivos, el Master in Business Administration (MBA), mantiene, en líneas generales, una estructura similar, si bien sus contenidos se han ido transformando a lo largo del tiempo con la incorporación de los cambios demandados por las empresas y que reflejan la evolución de un escenario económico en constante evolución.

En 1964, a los primeros alumnos del MBA en IESE, seguramente, no les preocupaba la refinanciación de la deuda, puesto que todo, o casi todo, se hacía con crédito bancario, disponible y a buen precio.

Entre aquellos alumnos pioneros en los primeros másteres se cuentan nombres conocidos como Jordi Mercader, actual presidente de Miquel y Costas y vicepresidente de Caixabank, o Baldomero Falcones, presidente de la constructora FCC.

Aseguran los docentes que el planteamiento de los "viejos másteres" se ha quedado anclado en el terreno de los conceptos, un cambio "caracterizado por la mayor importancia de las actividades frente a un peso menor de los conocimientos", apunta Ramón Aragón, director de ESCP Europe, escuela de negocios internacional. Para Aragón, los programas MBA "están orientados a formar a directivos con una visión estratégica del negocio, directivos capaces de imaginarse escenarios de futuro". Y destaca que los programas máster han alcanzado "el punto más alto de su madurez", mientras que otro experto añade la influencia de la crisis a partir de 2007 para asegurar que se trata de un verdadero punto de inflexión. Y esto sirve para que los programas tradicionales cedan el paso a los nuevos contenidos surgidos de la nueva economía y al mismo tiempo para renovar los "másteres de toda la vida".

Estas maestrías tradicionales, de contenidos más conceptuales e intensivos en conocimientos, han sido desplazadas definitivamente, porque "hay que estar en la realidad, ser sensible y flexible y adaptarse a la demanda", asevera Antonio Díaz, director general de la escuela de negocios Nebrija Business School.

El cambio en los contenidos de los MBA comenzó por el desarrollo de los conocimientos, potenciando los trabajos en grupo. "Se incorporaron nuevas metodologías, como el método del caso, para conocer qué es lo que sucede en las empresas, conocer el problema y encontrar soluciones posibles", declara Díaz.

Posteriormente, los másteres hicieron hincapié en las habilidades del directivo, en su capacidad de comunicación y de liderazgo, características consideradas como esenciales y que debe reunir un candidato a director general, la meta final a la que aspira un alumno de un MBA.

"Nos enseñaban el paradigma del apalancamiento, porque antes todo se hacía con endeudamiento, todo se alquilaba, y ahora se enseña cómo resolver aquellos problemas", recuerda Arturo de las Heras, director general del Centro de Estudios Financieros (CEF) y gerente de la Universidad a Distancia de Madrid (Udima).

Y es que las escuelas de negocios dirigen su interés a los contenidos que la crisis se ha encargado de poner de moda: fuentes de financiación alternativas, reestructuración de la deuda, gestión de riesgos o morosidad, ajustes de plantilla, reducción de costes, desinversiones o adaptación legislativa. Pero estos son solo algunos de los problemas que figuran en el guion que tienen marcado las empresas y, por tanto, contenidos obligados en los programas máster de las escuelas de negocios.

Para Sandalio Gómez López-Egea, del IESE, "los programas ya tienen incorporado el factor crisis y, en realidad, la formación no cambia, sino que a la hora de aplicar los conocimientos se tiene en cuenta la actualidad, la realidad". Los alumnos de un máster buscan ahora la explicación de experiencias reales, las soluciones y estrategias adoptadas para superar la crisis. Un veterano profesor se sirve de un símil para comparar los primeros másteres frente a los nuevos. "Es como la diferencia que existe entre un médico y un cirujano".

Y lo cierto es que los contenidos han cambiado tanto como la realidad a la que responden. El entorno de crisis en Europa, las tecnologías de la información y el tiempo disponible de los directivos se han combinado para forzar cambios sustanciales en los programas de formación. "Ahora tratamos de visualizar las novedades, pero también las realidades", reconoce Antonio Díaz, de la Nebrija Business School.

Y entre las novedades de las nuevas maestrías cabe destacar la mayor flexibilidad en el formato de los programas. Se trata de hacer más compatible el tiempo de los directivos que buscan formación con la duración de las clases o hacer posible la elección de fórmulas semanales o quincenales.

"Está en boga el sistema llamado blended semipresencia, que permite el seguimiento de un programa máster combinando la presencia en clases con la formación a distancia", comenta Díaz. Un sistema que hace posible la participación de profesionales en todos los países y con la mayor variedad multicultural. En este sentido, muchos programas ya cuentan con periodos de formación e-learning (enseñanza a distancia) y la mayoría contemplan la realización de prácticas y seguimiento de clases online, al parecer una tendencia en aumento.

Sin embargo, es la experiencia internacional la que parece haberse implantado con mayor fuerza en la base de los programas MBA. Ramón Aragón, de la ESCP Europe, asegura que "los directivos deben adquirir una visión global de la empresa, para lo que es importante contar con varios campus en diferentes países".

Madrid, Londres, París, Berlín y Turín son las capitales donde se desarrollan los programas del máster. La necesidad de internacionalizar la formación ha corrido paralela al aumento de la presencia de los negocios en cualquier lugar del mundo. Gómez López-Egea, del IESE, destaca la fuerte presencia en el programa MBA de los alumnos internacionales (el 80%), así como del personal docente (el 40%). Díaz, de Nebrija, apunta que "en los MBA se busca que se hagan en varios países", algo obligado, añade Aragón, de ESCP Europe, "porque se trata de formar a profesionales con un buen networking [red de contactos\] internacional".

En la actualidad, las principales escuelas de negocios españolas ofrecen distintas experiencias internacionales en sus programas MBA. Las fórmulas son variadas y van desde las estancias en sedes de la propia institución en el exterior hasta el intercambio de alumnos por la vía de acuerdos puntuales con otras instituciones.

Escuelas de negocios que, como el IESE, ESADE, IE Business School o ESCP Europe, imparten sus programas en campus en Asia, EE UU, Latinoamérica, África y numerosas capitales europeas. La complejidad del entorno económico ha sido recibida por las escuelas de negocios como una oportunidad en toda regla para descubrir las carencias formativas de los directivos. Complejidad que se traslada al mundo de los negocios, donde la empresa exige profesionales con mayores conocimientos técnicos y fuerte capacidad de adaptación y resolución.

En este sentido, hay que contar con temas nuevos que se han ido instalando en la actividad habitual de la empresa. De las Heras, del CEF y Udima, señala que "no hay que confundir modas con tendencias; mientras las grandes materias continúan siendo las mismas en un programa MBA, otros temas como la responsabilidad social corporativa, las redes sociales o la comunicación ya forman parte de la actividad empresarial", como añade Díaz, de Nebrija. "Hay que reflexionar sobre la necesidad de incorporar la RSC a todas las materias".

Las nuevas exigencias de las empresas se centran en la formación y búsqueda de directivos con mayor imaginación para resolver los problemas de la crisis, con mayor peso de las capacidades y habilidades que conocimientos, y con más capacidad de síntesis, algo sumamente necesario para abordar con rapidez las situaciones complejas de la economía. Estas son algunas de las reflexiones que apuntan los expertos para una nueva clase de directivo que saldrá de las escuelas de negocios: del emprendedor. En la actualidad, la mayoría de las escuelas cuenta con asignaturas para diferentes programas dirigidos a la formación de nuevos gestores con mentalidad emprendedora.

Archivado En

_
_