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Pasaporte para un trabajo fuera de casa

"Do you speak English?" Cualquiera se ha enfrentado a esta pregunta en alguna ocasión y cada vez son más los españoles que pueden responder con firmeza "Yes". Los idiomas ganan peso entre los alumnos universitarios, que pocas veces salen al mercado laboral sin, al menos, una segunda lengua. Pero también cogen fuerza entre los trabajadores del sector servicios que buscan añadir a su currículum algún elemento que los distinga, y para eso nada como lanzarse al aprendizaje del chino.

Hoy en día las exigencias laborales, los intercambios universitarios y la internacionalización de las empresas empujan a los jóvenes a estudiar el que siempre se ha considerado idioma rey: inglés. Además, las distancias, cada vez más cortas, invitan a pensar que cursar en una universidad norteamericana o británica ya no es misión imposible.

Las personas que estudian inglés como segundo idioma "lo hacen para mejorar el nivel que ya poseen", explica Nicholas Eyre, director de Enseñanza y Exámenes de British Council España, entidad oficial encargada de la enseñanza de esta lengua. Y es que unos conocimientos medios, tan generalizados en nuestro país, no bastan en estos tiempos ni mucho menos abren las puertas de un empleo o una especialización fuera de casa.

Un nivel intermedio de inglés es suficiente para vivir en un país extranjero

Esta primavera las inscripciones en el Goethe-Institut han aumentado el 35%

El aprendizaje del alemán exige además utilizar la fórmula correcta

Con 2000 caracteres se puede comprender más del 90% de un texto en ese idioma

El aumento de las relaciones comerciales incitan al aprendizaje del chino

El idioma de Shakespeare es la asignatura pendiente de los españoles, o al menos así lo era hace algunos años. Sin embargo, algo está cambiando. Eyre asegura que, "aunque la demanda para estudiar inglés está más o menos estable desde hace unos años, la necesidad de obtener un título que lo acredite continúa creciendo de manera constante". La crisis obliga no solo a estudiarlo, también hay que demostrar los conocimientos mediante la obtención de diplomas.

Exámenes y titulaciones que acrediten el nivel de inglés hay muchos, pero quizá solo uno sea el más conocido por todos. El First Certificate, expedido por la prestigiosa Universidad de Cambridge (Reino Unido), lleva décadas considerándose el límite mínimo de conocimiento de este idioma. Pasar dicho test prueba la capacidad de hablar inglés socialmente y de manera eficiente. Además lo hace de por vida, puesto que tiene validez permanente. Sin embargo, no bastaría para acceder a un empleo o formación fuera de nuestras fronteras.

"Un nivel intermedio es suficiente para vivir en un país extranjero y ser capaz de afrontar tareas tales como hacer la compra, utilizar el transporte público, relacionarnos con otras personas...", apunta el director del British Council. Cuando se quiere ejercer en Estados Unidos o en Reino Unido, las exigencias varían. En general, las universidades británicas dan la bienvenida a cualquier alumno extranjero que tenga en su poder una buena nota tanto en el IELTS, por sus siglas International English Language Testing System, examen de nivelación internacional, como en el TOEFL (Test of English as a Foreign Language), su equivalencia americana. Ambos deben tener dos años de vigencia.

La mayoría de las universidades estadounidenses exigen, además de una alta nota en el TOEFL, un examen denominado GRE, similar a la Selectividad española pero enfocado a los graduados. Esta prueba abre las puertas a cualquier máster o posgrado universitario en EE UU y, por ende, las de un mundo laboral cargado de oportunidades.

Todo parece indicar que las generaciones venideras lo tendrán más fácil. Además de la generalización de un segundo idioma y del bilingüismo en los colegios públicos españoles -que suelen apostar por el inglés-, se popularizan también las instituciones privadas de enseñanza primaria y secundaria en otro idioma y los accesos a universidades internacionales desde España.

Hastings School es una escuela privada madrileña. Con más de 500 alumnos en las aulas, se imparten clases hasta los 18 años siguiendo el plan de estudios británico. Como en Londres pero a pocos minutos de La Puerta del Sol. "Los alumnos se examinan siguiendo las directrices marcadas por las autoridades británicas en educación y realizan las pruebas propias de bachillerato equivalentes a los títulos de la ESO en España", explican desde la institución. Dichos exámenes reconocen la educación secundaria de Reino Unido y dan acceso universitario a los alumnos en ese país. "Pero a la vez se preparan para la Selectividad española", añaden. "Los alumnos eligen donde cursar una carrera".

Precisamente el Grupo Cognita, al que pertenece Hastings School, ha elaborado hace poco un estudio entre los alumnos de bachillerato. Casi la mitad de los estudiantes encuestados cree que estudiar en inglés le acercará rápidamente a un puesto de trabajo una vez finalizada su formación. Y no van desencaminados, puesto que hoy en día, el dominio de un segundo idioma es el requisito más valorado por cualquier empresa.

Deutsch? Ja!

Esta primavera, las inscripciones en el Goethe-Institut de Madrid (organismo público de difusión del alemán) han aumentado un 35%. Manfred Ewel, director académico de la institución, estima que "la tendencia al alza continúa". ¿Quién podría imaginar dicho crecimiento? De nuevo, "Vente a Alemania Pepe". Eso sí, con preparación.

El aprendizaje de este idioma gana peso y además, "desde febrero de 2011 un nuevo y cuantioso grupo de alumnos se sube al carro. Aproximadamente el 25% de todos nuestros estudiantes son ingenieros, médicos o especialistas informáticos que buscan un futuro profesional en Alemania", añade Ewel.

El Goethe-Institut ha tenido que adaptarse a marchas forzadas a la nueva realidad. De hecho, durante el año 2011 contrató a diez nuevos docentes, un 25% más de la plantilla. Esperan proseguir en esta línea de contrataciones el periodo en curso. Incluso, la institución ha creado un curso especial llamado Mi entrevista de trabajo en Alemania, donde los estudiantes aprenden a redactar un currículum, enfocan sus cartas de presentación o realizan clases prácticas ensayando entrevistas de trabajo.

Desde el Goethe-Institut explican que "puede parecer sencillo, pero es necesario aprender a expresarse en alemán y utilizar la fórmula correcta. Aquí el tuteo está muy extendido y en Alemania es impensable en el ámbito laboral". Por otro lado, otro ciclo formativo titulado El alemán en el trabajo prepara a los alumnos expresamente para la vida profesional en ese país.

Hasta China

"Me suena a chino" está dejando de ser una frase hecha. El creciente interés por el idioma se pone de manifiesto al observar las aulas llenas de las instituciones públicas y privadas que imparten esta lengua en nuestro país. Muchas de ellas han desarrollado, en los últimos años, metodologías específicas para la enseñanza a hispanohablantes, dadas las dificultades de la lengua y el número de alumnos en aumento.

Marco Vicario, director general del Instituto Iberochino, organización privada dedicada a la enseñanza de este idioma, comenta que "inicialmente existe un cierto recelo respecto a la dificultad de aprender esta lengua". Los españoles tendemos a pensar que el chino es complicado, pero añade: "Tras las primeras sesiones de clase la percepción cambia y se comprende que es perfectamente asimilable e interesante".

El perfil de alumno interesado por el idioma oriental es muy variado. Pero en cualquier caso la motivación es siempre la misma. "El desarrollo económico de China y su influencia en Occidente, así como el aumento de las relaciones comerciales con este país, incitan al aprendizaje", explica el director. También las universidades y escuelas de negocios chinas están teniendo cada vez mayor acogida y el número de estudiantes españoles en sus aulas crece cada curso.

"Desde nuestros inicios en el año 2007, han pasado por nuestras aulas más de 2.500 alumnos en los cursos presenciales", explica Vicario. Por unos 350 euros por cada 30 horas de clase, se puede iniciar o perfeccionar el chino en cualquiera de las escuelas de esta compañía (Madrid, Oviedo, Valencia y dentro de poco, Murcia).

La verdadera dificultad de la lengua viene por su escritura. En el idioma chino se emplean varios miles de caracteres denominados hanzi. "Para tener un mínimo de comprensión lectora es preciso conocer al menos los 500 caracteres de uso más frecuente. A partir de ahí, es necesario seguir ampliando el número de caracteres conocidos", explica Vicario. Cuando un alumno conoce los 2.000 caracteres más comunes puede comprender más del 98% de un texto escrito en chino.

Pero ¿cuánto tarda una persona en pronunciar algo en chino? Vicario asegura que "tras un curso de iniciación de tres meses una persona puede tener una buena base fonética y unos conocimientos básicos que le permitan desenvolverse en situaciones cotidianas". Al año, con el vocabulario ya podrá solventar situaciones algo más complicadas y, ¿por qué no?, hacer negocios.

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