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Escuelas de negocios...y de políticas

Hasta hace muy pocos años, las escuelas de negocios se contentaban con formar a emprendedores tecnológicos y directivos de grandes corporaciones. Pero últimamente han abierto sus aulas a jueces, diplomáticos y concejales. De ahí que cada vez sea más habitual ver al frente de sus clases a políticos de renombre dando lecciones magistrales de Administración pública.

Después de todo, su plana docente suele estar integrada por exministros y ex altos cargos de diferente sino político. A ellos les da una ocupación cuando sus partidos no están en el poder y a ellas, influencia y caché.

Históricamente, el fin de las escuelas de negocios nunca ha sido formar generaciones de políticos, que más habitualmente han pisado las aulas de la universidad. Pero hay excepciones. Los exministros Manuel Pimentel, Elena Salgado, Jerónimo Saavedra o Jordi Sevilla pasaron por la histórica Escuela de Organización Industrial (EOI), de titularidad pública, para realizar distintos posgrados relacionados con la administración empresarial. De Esade salió el exalcalde de Barcelona, Jordi Hereu, o David Vegara, quien fuera secretario de Estado de Economía. O en La Comercial de Bilbao, antecesora de la Deusto Business School, se formaron Joaquín Almunia, comisario de la UE, o el exministro Luis Atienza.

El modelo de las escuelas españolas es el del la Harvard Kennedy School

El listado de las personalidades que acuden a estos centros es interminable

El de docente es uno de los pocos empleos compatible al dejar el Gobierno

Sin embargo, en los últimos años las principales escuelas han creado programas educativos y centros especializados en la gestión pública. "En Esade entendimos la importancia de formar buenos gestores de organizaciones, como puedan ser organismos públicos, ONG u otros internacionales, más allá del concepto de empresa", cuenta Albert Serra, director del Instituto de Gobernanza y Dirección Pública. "Por aquí ya han pasado 1.500 alumnos para la gestión pública, tanto cargos electos como altos funcionarios".

El modelo en el que se fijan las escuelas de negocios españolas es la Harvard Kennedy School, surgida de la prestigiosa universidad de EE UU como una escuela para la gestión pública a semejanza de las business schools. Aunque lleva años de ventaja a las españolas. Su lema es: "No preguntes lo que tu país puede hacer por ti. Pregunta qué puedes hacer por tu país", recogido de una frase del presidente John F. Kennedy. Se creó en 1936 y por allí han pasado legisladores, emprendedores sociales y "aspirantes a líderes", explican en la institución. Por ejemplo, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon; el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick; el presidente de México, Felipe Calderón, o la primera presidenta electa en África, Ellen Johnson Sirleaf, de Liberia.

"El ejemplo a seguir es la Harvard Kennedy School", reconoce José Ramón Pin, director de la Cátedra de Gestión Pública del IESE. Esta institución (fundada por la Universidad de Navarra), junto a Esade (de la Compañía de Jesús) e IE Business School, aparecen habitualmente en los rankings internacionales dentro de las 20 mejores escuelas de negocios, con posgrados a los que acuden estudiantes de todo el mundo. E incluso en ocasiones encabezan las clasificaciones. Pin cree que hay una oportunidad para convertirse en referencia también en la formación de altos cargos. "Nuestra Administración está bastante avanzada. Creo que España puede ser referencia en este campo como lo es en la enseñanza de la gestión de directivos".

Para lograrlo han incorporado como profesores o conferenciantes a políticos de alto nivel. Los alumnos del MBA de la escuela de negocios Esade, por ejemplo, recibieron hace poco una clase magistral de Javier Solana, anterior Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea y ex secretario general de la OTAN. "No podréis hacer bien vuestro trabajo como directivos -ni en la empresa, ni en el sistema financiero ni en el sector público- si no tenéis en cuenta el entorno mundial que estamos viviendo y los desafíos globales a los que debemos hacer frente", les advertía. Consejos en exclusiva para unos pocos elegidos.

Javier Solana es uno de los ejemplos del paso de la política a la formación en una escuela de negocios. En diciembre de 2010 se incorporó a esta institución, con sedes en Madrid y Barcelona, como presidente de un centro de nueva creación bautizado como EsadeGeo. Estas instituciones educativas, cuya misión es formar en gestión empresarial a los directivos del sector privado, han virado parte de su estrategia y han incorporado una mirada hacia lo no empresarial para formar a futuros altos cargos. O para ofrecer a sus estudiantes una mirada más global que incluya lo público.

El listado de personalidades, en activo o retiradas, que acuden casi a diario a estos centros a expresar sus opiniones es interminable. Pero algunos sí se han incorporado a los claustros, como Solana. También Jordi Pujol es actualmente titular de la Cátedra de Liderazgos y Gobernanza Democrática en Esade, donde le acompaña Felipe González como miembro del consejo asesor. En IESE, José Manuel Campa, el último secretario de Estado de Economía del Ejecutivo de Zapatero, ha vuelto como profesor.

En el IE Business School, la incorporación de personalidades es aún mayor. Luis de Guindos, ministro de Economía, provenía de esta institución cuando Mariano Rajoy le llamó para formar parte del Gobierno, ya que era director del Centro PwC/IE del Sector Financiero. Y no es el único en materia económica. Álvaro Nadal, uno de los fontaneros de Rajoy en La Moncloa, impartía clases de Economía. José Manuel García-Margallo, titular de Asuntos Exteriores y Cooperación, fue profesor de Fiscalidad Comunitaria. Jordi Sevilla es profesor de Entorno Económico. Ana Palacio, exministra de Asuntos Exteriores, es miembro del International Advisory Board. Eduardo Serra, extitular de Defensa, es director del Aula de Dirigentes, o incluso el exsecretario general de CC OO José María Fidalgo se ha incorporado a su Centro de Negociación y Mediación.

"El IE tiene 500 profesores asociados, que son emprendedores, empresarios o políticos. El de docente es uno de los pocos empleos que es compatible tras dejar un cargo en el Gobierno", explica Isabel Linares, directora del Centro PwC/IE de Innovación del Sector Público de IE Business School. Por sus aulas siguen pasando políticos en activo como Antonio Beteta o De Guindos, para ofrecer sus puntos de vista.

Al fin y al cabo, la participación como profesores o ponentes puede ser de ida y vuelta. Cuando están en la oposición o fuera de la política, se refugian en las aulas. Y de su papel de docente pueden pasar a ministro cuando gana su partido. Una estrategia de crear vínculos que pudiera parecer bastante hábil por parte de estos centros, que tienen entre sus filas a cargos de PP y PSOE. Algo que niega Serra: "No sé cómo podemos ganar influencia. No nos sirven de mucho en este aspecto. No es una cuestión de hacer lobby, sino de permitir a los participantes establecer relaciones". "Ni tampoco seleccionamos de los dos grandes partidos políticos para quedar bien. Buscamos políticos que sean buenos dando clases y no todos sirven", confirma Linares, quien hasta hace unos meses era directora general de Telemadrid.

"Sí aportan prestigio porque nos colocan como un centro de referencia social, económico y político", cree Serra. "Nos dan reputación por el talante abierto", coincide Linares. Pero aportan mucho más. Linares cuenta un ejemplo: "Jordi Sevilla, que tiene su despacho junto al mío, me decía el otro día lo bonito que es para él contar a los alumnos el porqué del objetivo de déficit del 3% del Tratado de Maastricht. ¿Quién mejor que él para explicarlo? Si es que participó en la negociación y lo vivió en primera persona". "Y a los que les gusta dar clase son muy buenos profesores porque cuentan con la habilidad de la oratoria y están acostumbrados a hablar en público", añade el profesor de Esade.

"Los políticos cuentan con un conocimiento de la realidad socioeconómica del país que no tiene nadie. La visión amplia pertenece a los políticos, no a la empresa. Es lo que llamo la visión 360 grados. En la empresa, el foco es más concreto", opina Serra. Por eso, los estudiantes de MBA, como los que atienden a Solana en clase, pueden llevarse un barniz diferente, aunque al final más del 90% acaben en el sector privado. "El 50% del PIB corresponde a las Administraciones y las empresas quieren saber qué ocurre en lo público", apunta la profesora.

Pero diplomaticos, jueces, abogados del Estado, concejales y alcaldes pasan también habitualmente por programas, a veces de muy corta duracion, diseñados a medida. "Vamos a comenzar un proyecto con la Federación Española de Municipios y Provincias para que los ediles vengan a estudiar", adelanta el profesor Pin, quien fuera diputado y concejal en el Ayuntamiento de Madrid. "Nuestra forma de enseñar se basa en el método del caso, ponemos ejemplos de éxito, como puede ser la construcción del Guggenheim o cómo Rudolph Giuliani cambió la imagen de Nueva York de una de las ciudades más peligrosas del mundo a otra sin delincuencia. Muchos de los alumnos saben mucho sobre sus competencias, pero muy poco de gestión", añade. "No garantizamos el éxito político a nadie. Pero se llevan un barniz de la cultura del management", resume el profesor de Esade.

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