La banca negocia una ampliación del FGD con el plácet de Bruselas
Espera concretar esta semana una aportación en forma de crédito que no se interprete como ayuda pública.
El Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) decidirá esta semana qué modelo de financiación adoptará la banca para aportar el montante que se considera necesario -se habla de 15.000 a 20.000 millones de euros- para que el sector cubra la reestructuración de las entidades financieras intervenidas por el Estado. Así lo aseguran desde algunas de las principales entidades del país, aunque la fecha definitiva está aún en el aire.
Tan en el aire como el propio sistema de financiación. La alternativa más sólida, por el momento, parece ser la de que la banca conceda un crédito al FGD. Habitualmente, este recibe una aportación anual por valor del dos por mil de los depósitos de cada entidad, lo que supone unos ingresos de unos 2.000 millones por ejercicio. Como el montante requerido en estos momentos es 10 veces mayor -y en las arcas del fondo apenas quedan unos 2.000 millones- la pretensión del sector financiero es que se conceda un crédito al FGD por valor del total de aportaciones previstas para los próximos ocho años, que se iría amortizando con las aportaciones ordinarias que correspondan a cada ejercicio. Un ejercicio digno de alta ingeniería financiera -en el fondo se trata de que la banca se conceda un préstamo a sí misma- que evitaría al sector adelantar la derrama contra sus resultados anuales en plena crisis.
El sector debate aún los flecos del plan con el Ministerio de Economía, con el que tratan de asegurar, exponen fuentes del sector, que Bruselas no lo considere un ejercicio de intervencionismo. Después de todo, la Unión Europea ya echó para atrás una de las alternativas previstas por el Gobierno, la de que el FROB emitiera títulos para financiar al FGD, por considerar que se trataba de una suerte de ayudas públicas, lo que implicaría elevar el déficit en plena carrera por reducirlo. El problema ahora no estaría en que el dinero proceda del FGD, que ya sufragó la venta de CAM a Sabadell y de Unnim a BBVA, sino en el hecho de que se diseñe como un préstamo.
El objetivo final es que el FGD pague los incentivos que se ofrecerán en la subasta de Catalunya Caixa y Banco de Valencia -y de Novagalicia si fuera incapaz de encontrar inversión externa antes de otoño- a fin de que las entidades encuentren un comprador. Banco de Valencia, por ejemplo, contará con un esquema de protección ante pérdidas de activos sobre una cartera de activos de 6.000 millones de euros, de los que 1.000 serían costeados con las provisiones del banco y el 80% del resto por el FGD, informa Europa Press. Se calcula que para las tres entidades harán falta hasta 20.000 millones.