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Siete claves para poder comprender las medidas que pondrá en marcha el Gobierno

Manual de instrucciones para entender la reforma financiera

El Ejecutivo aprieta las tuercas a la banca y le exige 50.000 millones de euros. La misión es que el crédito vuelva a llegar a la economía real.

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Tres, dos, uno... Ya ha arrancado la gran reforma del sistema financiero. El ideólogo, Luis de Guindos, ex jefe de Lehman Brothers en España y Portugal, ha explicado que el objetivo último de todos los cambios es que la banca española recupere la credibilidad en los mercados. Es decir, que puedan volver a vender deuda entre inversores institucionales, lo que les permitirá reabrir el grifo del crédito a familias y pequeñas empresas.

El ministro de Economía ha confirmado la cifra de 50.000 millones de euros, conocida desde hace semanas; la novedad está en el desglose de los apartados de donde saldrá todo ese dinero.

1 ¿Qué son las provisiones?

La banca española está 'contaminada' por unos 175.000 millones de euros que prestó a los promotores de viviendas en la época de la burbuja. Los bancos españoles han ido guardando una parte de sus beneficios en previsión de que nunca recuperen una parte de esos créditos, de manera que no tengan que asumir de golpe las eventuales pérdidas en la cuenta de resultados.. Esencialmente, esto es lo que se conoce en el lenguaje contable como "provisionar" un riesgo. Desde 2008, el sector ha ido guardando unos 66.000 millones de euros para cubrir las pérdidas potenciales de los préstamos que concedieron para comprar suelo o a construir casas durante la burbuja inmobiliaria.

2 ¿Por qué deben elevar las entidades esas provisiones?

A juicio del mercado, las provisiones actuales son insuficientes. En un ejemplo extremo, si finalmente la banca no puede recuperar ni un solo euro de esos 175.000 millones, tendría que asumir unas pérdidas de 109.000 millones (175.000-66.000). En última instancia, ese quebranto dañaría la solvencia de las entidades, ya que los fondos propios de los bancos tendrían que absorber esos números rojos.

3 ¿Por qué es importante vigilar la solvencia?

La solvencia se mide en ratios, que comparan los riesgos de las entidades financieras con su capacidad de afrontarlos. Por ejemplo, una ratio de solvencia del 7% indica, esencialmente, que un banco cuenta con siete euros de capital capaz de absorber pérdidas por cada 100 euros que tiene de activos, que han sido ponderados de acuerdo a su riesgo potencial. Existen diferentes ratios en función de qué se considere capital.

Una solvencia reducida es sinónimo de peligro para la supervivencia de una entidad, que, en el peor de los escenarios, podría llegar a quebrar, como le ocurrió a Lehman Brothers en el verano de 2008. De ahí que los supervisores hayan puesto la lupa en las ratios de solvencia de las entidades financieras. En Europa, la Autoridad Bancaria Europea (ABE) se ha encargado de fijar los requisitos mínimos que tienen que cumplir los grandes bancos.

4 ¿Cómo va a exigir el Gobierno los nuevos esfuerzos?

De Guindos se propone que las entidades cubran mejor todos los riesgos en el sector del ladrillo y les solicita que aparten otros 25.000 millones de euros de sus beneficios para cubrir los créditos problemáticos; en el lenguaje financiero, esta sería la provisión específica. Con esta cantidad, la hucha para evitar males mayores aumentaría hasta los 91.000 millones (66.000+25.000).

En previsión de que una parte del crédito "sano" destinado al ladrillo se convierta en problemático en un futuro cercano, el Ejecutivo exige que el sector 'guarde', además, otros 10.000 millones adicionales. Este dinero sería la denominada provisión genérica, que llenaría la hucha hasta situarla con 101.000 millones de euros (91.000+10.000).

Los 15.000 millones de euros necesarios para llegar a los 50.000 que el Gobierno ha puesto encima del tapete se denominan colchón de capital. Este dinero no se restará de los beneficios de las entidades, se les permitirá utilizar fondos propios. Así, podrán emplear beneficios de años anteriores, ampliar capital o transformar en acciones instrumentos híbridos, como ya están haciendo con las participaciones preferentes. En total, el dinero para cubrir pérdidas del ladrillo se situaría en 121.000 millones.

5 ¿Volverán las entidades a abrir el grifo del crédito a la economía real?

Este es uno de los objetivos de esta reforma. Provisionar más significa preservar la solvencia, lo que teóricamente debe traducirse en un aumento de la confianza en el sector financiero español. En este escenario, la banca podría volver a salir a los mercados mayoristas a conseguir liquidez, que podrían trasladar a familias y empresas.

Sin embargo, Marisa Mazo, de Ahorro Corporación, advierte en un informe que "la consecución del objetivo de dinamizar el crédito hacia particulares y empresas es el menos evidente de los objetivos planteados en esta reforma".

6 ¿Qué papel tienen las fusiones?

La reforma premia las fusiones entre entidades financieras, puesto que los nuevos requisitos deben cumplirse en 2012, salvo en procesos de fusión que se presenten antes de finales de mayo. A estas entidades se les permitirá realizar cargos contra reservas y realizar el saneamiento en dos años, lo que dará como resultado "entidades más eficientes derivadas de las sinergias", según explican en Ahorro Corporación.

7 ¿Habrá ayudas públicas para la banca?

El ministro de Economía ha insistido en que la reforma no supondrá coste alguno para el contribuyente, pero sí habrá ayudas a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Esta suerte de fondo de rescate de la banca nació en el verano de 2009 y ya ha ayudado al sector con 14.000 millones de euros (9.674 millones en participaciones preferentes y 4.751 en acciones).

En esta ocasión, el FROB prestará socorro a la banca con bonos cocos y, efectivamente, esta financiación no computará como déficit público, al menos de entrada, porque las entidades deberán pagar por ella a tipos de mercado. Los cocos -bonos contingentes convertibles- son deuda que se transformará automáticamente en capital (acciones) si la ratio de capital de la entidad cae por debajo de un determinado nivel.

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