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En defensa de la City

¿Por qué Londres dijo no a Europa?

Autonomía para exigir niveles de capital a sus bancos, eliminar del debate la tasa sobre las transacciones financieras o anclar la EBA a Londres. El primer ministro británico, David Cameron, exigió en Bruselas unas duras condiciones para defender los intereses de la City que no fueron aceptadas por el resto de líderes europeos y dejaron a Reino Unido fuera del acuerdo de armonización fiscal.

Cameron presentó a sus socios ocho prerrogativas para dar su aprobación a una reforma de los tratados de la UE. Un órdago que el resto de líderes europeos no aceptaron y que dejan al Reino Unido fuera de la nueva bóveda normativa europea.

El objetivo de Londres es defender los intereses de su plaza financiera, y por extensión, también europea. Preservar la autonomía de la City ante la presumible reforma financiera que lleva tiempo fraguándose en el seno de la UE. No obstante, el epicentro financiero londinense generó el año pasado 55.400 millones de libras para las arcas del Estado británico vía impuestos, un 11,2% del total de ingresos fiscales. Sólo el sector de la banca y los seguros, que aglutina la City, aporta a la economía británica en torno al 10% de su PIB, un volumen equiparable al peso que tiene el turismo para la economía.

Una de las exigencias de Cameron fue impermeabilizar a sus bancos de los requisitos de capital establecidos para las entidades financieras de la zona euro (9%). Tras el profundo proceso de nacionalización que vivieron los bancos británicos al inicio de la crisis, Londres no está dispuesto a ceder la batuta y, según apuntan diversos medios ingleses, pretende elevar el umbral marcado por la Autoridad Bancaria Europea (EBA, en sus siglas en inglés).

La ubicación y reforma del supervisor bancario europeo es otro de los caballos de batalla. Cameron pidió garantías de que la EBA matendrá su sede en Londres, además de una modificación del sistema de toma de decisiones del organismo, aprovechando su futura reforma y la ampliación de sus poderes. Gran Bretaña ansía pasar de un sistema de mayoría simple a otro de unanimidad para lograr así la decisiva capacidad de veto, la misma que ha bloqueado la modificación de los tratados y ha forzado a Europa a avanzar a través de un pacto intergubernamental.

Eliminar del debate la tasa sobre transacciones financieras es otra de la obsesiones en la City. Un fantasma que se agrandó desde que Francia y Alemania anunciaran en agosto un decidido impulso a la conocida como 'tasa Tobin'.

Otro punto de fuerte disenso fue, de nuevo, la ubicación de otras importantes instituciones financieras. El Banco Central Europeo ha propuesto que las operaciones de la cámaras de compensación y liquidación se lleven a cabo en territorio de la eurozona, al tratarse de operaciones denominadas en euros.

Ante el bloqueo del mercado interbancario, estas entidades son junto al BCE uno de las pocas vías de financiación a corto plazo para los bancos europeos. Actualmente, más de la mitad de estas operaciones se realizan en Londres y la aplicación de la propuesta del BCE supondría pérdidas multimillonarias para la City.

La madrugada del viernes, David Cameron compareció en rueda de prensa para justificar su negativa a formar parte de la nuevo proyecto europeo. Afirmó que las condiciones del acuerdo son "inaceptables" para Londres y declaró estar "contento de no estar en el euro", una moneda común a la que su país no se va a unir "nunca". Hoy defenderá su decisión ante el Parlamento británico.

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