Todos quieren al Da Vinci cirujano
Una veintena de hospitales públicos y privados introducen un robot con un coste millonario, de tecnología estadounidense, para mejorar las cirugías y ganar reputación.
Este Da Vinci no es un óleo, pero vale casi tanto como un cuadro del gran Leonardo. No solo por el coste inicial del robot -entre 1,3 y 2 millones de euros, según la configuración-, sino porque cada operación cuesta miles de euros en los recambios. Pero tanto hospitales públicos como privados apuestan por contar con uno de estos cirujanos-robot. La máquina está especialmente diseñada para intervenciones de urología y ginecología, aunque cada vez tiene más usos en cirugía general y vascular. La compañía que lo fabrica en exclusiva es la estadounidense Intuitive Surgical. Al no haber recambios de otras marcas, los precios son elevados.
En España ya son 20 los hospitales que han incorporado esta tecnología, 10 públicos y otros tantos privados. El pionero, en 2005, fue la Fundació Puigvert de Barcelona. Le siguieron la Clínica Virgen Blanca de Bilbao, el Ruber Internacional de Madrid y el Clínico San Carlos, también de la capital (el único en un hospital público en esta comunidad). El País Vasco es la única comunidad donde sus tres capitales de provincia cuentan con uno de estos robots. Los proveedores privados han apostado también por adquirirlos en los últimos años, como el grupo USP en San Jaime Torrevieja, el HM en el de Sanchinarro, la Clínica Universidad de Navarra, Sanitas para su centro de La Zarzuela, Quirón en Barcelona y Teknon, también en la capital catalana.
Por ejemplo, Sanitas acaba de inaugurar su Instituto de Cirugía Robótica, -al calor de la compra del Da Vinci-, dirigido por el doctor Ignacio Moncada, jefe del servicio de urología del hospital. Según este médico, que asegura haber "peleado" durante los últimos meses por conseguir el robot, las ventajas para el paciente son múltiples. El cirujano logra una mayor precisión y visualización, evitando muchos de los efectos adversos de la cirugía convencional e incluso de la laparoscopia (que introduce en el cuerpo una cámara y un láser): "La recuperación es más rápida, evitando reingresos, y la operación es más precisa".
Principalmente se usa para el cáncer de próstata, una patología con unos 19.000 nuevos casos al año, según la Asociación Española de Urología. Esta técnica elimina totalmente los temblores de los médicos, según cuentan los cirujanos, minimizando los efectos no deseados, como "la impotencia y la incontinencia", asegura Moncada. También el tiempo de hospitalización es más corto, hay menos riesgo de infección, menos transfusiones y cicatrices más pequeñas.
El robot tiene cuatro brazos, tres para operar y uno con una cámara. Se maneja desde una consola (que puede dirigirse a distancia), donde el médico introduce los dedos en unos aros y realiza los mismos movimientos naturales como si estuviese realizando una cirugía tradicional, por lo que es bastante intuitivo. Además ve la operación en tres dimensiones y con un aumento diez veces superior a lo normal, lo que facilita aún más el trabajo. También permite unos movimientos de 360 grados, algo que el rígido brazo de la laparoscopia no hace.
Para los médicos, las ventajas son claras. Para los gerentes, el precio hace replantearse su compra, sobre todo cuando la crisis aprieta. Los recambios para cada procedimiento pueden costar entre 2.500 y 3.000 euros, por eso, en centros como el de Sanitas La Zarzuela solo lo ofrecen con un copago del paciente. "La ventaja cualitativa es muy importante para el paciente, aporta mucha más seguridad. Sin embargo, también ofrece unos intangibles al hospital que lo refuerzan en su posición de liderazgo", argumenta Miguel Ángel Julve, director gerente de este centro, que ha tenido que desembolsar 1,5 millones por el Da Vinci. Para los privados es, por tanto, también una cuestión de imagen y de reputación.
Enrique Egea, jefe de línea robótica de Palex Medical, la empresa que distribuye los aparatos en España, explica las motivaciones para adquirirlo: "En Estados Unidos, su introducción es infinitamente más rápida (hay más de 1.500 unidades). Allí, la sanidad es básicamente privada, hay una competencia feroz por ofrecer la mejor tecnología. Ofrecerla tiene recompensa para los hospitales. En Europa, el modelo es distinto y muy variable entre sanidad pública y privada. La introducción es más lenta pero no mala, aunque empezó más tarde. En este momento hay unos 350 robots en Europa". Los países líderes son Alemania (57), Italia (55), Francia (49), Reino Unido (28) y Bélgica (25). España se coloca en el sexto lugar.