La crisis del euro tapona el grifo del crédito
En Europa nadie se fía de nadie. Los mercados mayoristas están cerrados para la banca y las nuevas exigencias de capital restringirán aún más el ya escaso crédito que necesitan empresas y familias
Nadie se fía de nadie en Europa y, por tanto, nadie presta a nadie. Si el grifo del crédito se cerró de golpe con la quiebra de Lehman Brothers, en septiembre de 2008, la debacle que atraviesa la eurozona estos días amenaza con ponerle un candado. La incapacidad de los líderes comunitarios para poner fin a la pesadilla soberana hace que la deuda de los Estados, tradicionalmente uno de los activos más seguros, se haya convertido en material radioactivo que nadie quiere rozar. Los bancos no se prestan entre sí, y se aferran a un Banco Central Europeo con las manos medio atadas y cada vez más incendios que apagar. Para alejar los miedos, el FMI, Bruselas y la Autoridad Bancaria Europea han exigido más solvencia a la banca, lo que tendrá consecuencias positivas en el futuro, pero entidades y empresarios se temen que, a corto plazo, seque aún más el crédito que reciben emprendedores y familias.
¿Será peor el remedio que la enfermedad, entonces? El Instituto de Finanzas Internacionales (IFF), un lobby bancario opuesto al proceso de recapitalización, ha advertido que el proceso reducirá el crédito al menos un 5%. Una nueva vuelta de tuerca a la ausencia de financiación que ya padecía una Europa sumida en los recortes y al borde de otra recesión. Lo cierto es, sin embargo, que ninguna entidad ha anunciado, por ahora, que vaya a absorber el impacto reduciendo el bonus.
La caída del crédito, en cambio, todos la dan por sentada. El banco suizo UBS acaba de rebajar sus expectativas económicas para 2012 precisamente por la asfixia de financiación que desató en agosto el resurgir de la pesadilla soberana. "El credit crunch se ha materializado", asevera su informe, exponiendo que el comercio será quien más lo padezca. Citi, por su parte, admite que la crisis de la banca europea podría provocar una sequía de crédito a nivel internacional. El mal menor es que sea solo a nivel local.
"El credit crunch es una crisis de restricción del crédito, y en España estamos ya inmersos en ella", expone Gregorio Izquierdo, director del departamento de Economía del Círculo de Empresarios. "La banca cuenta con muy poca financiación, y esta se canaliza al sector público, que tiene grandes dificultades para financiarse -como manifiestan las altísimas primas de riesgo- con lo que el crédito no llega a las empresas", continúa. Una queja que se repite entre autónomos y pymes, y que contrasta con el discurso tradicional de las entidades de que no hay demanda de financiación. Entre los pocos signos positivos que encuentra Izquierdo está la rebaja de tipos aprobada una semana atrás (del 1,5% al 1,25%) y el mantenimiento de las líneas de liquidez que la banca recibe del Banco Central Europeo del que, sin embargo, "las entidades tienen una dependencia excesiva".
"Los mercados mayoristas están cerrados desde hace tiempo y si no se hace algo seguirán cerrados", responden desde la patronal de bancos españoles, la AEB. Una de las vías alternativas que se encontró para superar la desconfianza mutua del sector financiero fue la mediación de las cámaras de contrapartida. Estos organismos canalizan los préstamos interbancarios con garantías de deuda pública y cubren el riesgo de impago. Sin embargo, con el repunte de la crisis soberana, las cámaras endurecen las condiciones en las que admiten como aval ciertos bonos, como hiciera la londinense LCH esta semana con los italianos e hizo en su día con los portugueses o irlandeses.
La solución que estableció Bruselas, en colaboración con la Autoridad Bancaria Europea (ABE), para exorcizar el fantasma de la desconfianza soberana fue imponer una mayor solvencia a la banca sistémica europea, para incentivar que los bancos vuelvan a prestarse entre ellos. Cuando se anunció, a finales de octubre, se calificó la medida de solución "definitiva" aunque los acontecimientos de los últimos días -el órdago fallido de Grecia al anunciar un referéndum sobre el plan de rescate, el descenso de Italia al averno de los mercados, la amenaza de que se cree un euro de segunda...- han puesto tal solución en cuarentena, si bien el plan sigue adelante. Este implica elevar el core Tier 1 de los grandes bancos europeos al 9% para junio de 2012, una vez aplicada una depreciación a precio de mercado sobre sus carteras de deuda. Los cálculos provisionales de la ABE proyectan unas necesidades de capital de 26.000 millones para las entidades españolas.
Un sobreesfuerzo que repercutirá directamente en el crédito, advierte el sector. Empezando por Banco Santander, que tendrá que hacer un esfuerzo extra de solvencia al haber entrado en la lista de los 19 bancos mundiales sistémicos elaborada por el Consejo de Estabilidad Financiera. Su presidente, Emilio Botín, advirtió a mediados de octubre que la recapitalización impuesta "producirá una contracción del crédito, pues muchas entidades optarán por reducir su balance". En la misma línea se han pronunciado BBVA y Popular. La gran banca habla de una caída del crédito en torno al 5% o 6% en 2012. La Confederación de Cajas de Ahorros (CECA) también avanzó que el plan "tendrá consecuencias muy perniciosas sobre el flujo de crédito a la economía real". En cualquier caso, el impacto que tenga la crisis del euro o la recapitalización es solo otro problema que sumar a una sequía crediticia que ya existía. En lo que va de año el retroceso en España es del 3% hasta 1,787 billones de euros en agosto. "De eso, además, la mayoría son refinanciaciones de préstamos anteriores, casi no se da crédito nuevo", sentencian desde Analistas Financieros Internacionales (AFI).
"Mayores requerimientos de capital para las entidades sistémicas tendrán un efecto positivo a largo plazo, porque fortalecen al sistema ante nuevas crisis", argumenta Paula Papp, experta en banca de AFI. "A corto plazo, sin embargo, los planes que han diseñado las entidades para mejorar capital implican reducir el crédito", detalla. La UE ha asegurado que establecerá mecanismos para que eso no pase, pero hay pocas expectativas. Al anunciarlo, ha expuesto el consejero delegado de Sabadell, Jaime Guardiola, "están reconociendo que las medidas reducirán el crédito. Estamos en una tesitura en la que se nos pide más crédito a la vez que se nos pide que lo reduzcamos", ilustra. "El restablecimiento del crédito en España depende de la normalización de los mercados mayoristas. Recapitalizando no regresará", ha dicho José García Cantero, CEO de Banesto.
En definitiva, la banca dice que no habrá crédito sin crecimiento, y los empresarios reclaman crédito para volver a crecer. Mientras se resuelve el dilema, parece que no habrá una cosa ni la otra.
El ladrillo ahoga aún más a España
"Si los propios países europeos y los grandes bancos tienen problemas para financiarse, imagínense un autónomo...", relata Lorenzo Amor, presiente de la asociación de empresarios por cuenta propia ATA. "Cuando a esas entidades, además, se les pide que suban capital y provisionen, lo que más se resiente es la financiación de autónomos y pymes", continúa Amor, "porque los grandes créditos se refinancian con más facilidad para evitar que entren en mora, pero no se conceden nuevos"."La refinanciación tiene prioridad, porque si no se hace son préstamos que caen en mora, y ahí lo más importante son los créditos a promotores e inmobiliarias", detallan desde AFI, donde aseguran que las nuevas restricciones de financiación afectarán principalmente a los "nuevos créditos". Desde ATA consideran que hay que el Gobierno debería estimular fiscalmente mecanismos alternativos a la banca para que los ahorradores inviertan su dinero en proyectos empresariales en lugar de en depósitos o pagarés, en los que la banca ha abierto una guerra de rentabilidades.El otro gran problema, expone Jesús Terciado, presidente de Cepyme, es que las administraciones públicas ya absorben buena parte de la poca financiación disponible, un problema que se agrava por "las turbulencias del mercado soberano, que restringen el crédito" especialmente para las pymes.
Las cifras
1,787 billones de euros de crédito ha recibido de la banca el sector privado hasta agosto, una caída del 3% desde enero.5% es la caída que sufrirá el crédito por la recapitalización de la banca, según el Instituto de Finanzas Internacionales.