¿Hizo trampas Italia para entrar en el euro?
Italia, según un informe de 2001 utilizó artimañanas financieras con derivados para recibir anticipos de dinero sobre emisiones de deuda y reducir su déficit en 1997 (pasó del 7 al 2,7%) y poder entrar en el euro. Por aquel entonces, Mario Draghi trabajaba en el Tesoro.
Que Grecia falseó sus cuentas para entrar en el euro (y las siguió cocinando hasta el cambio de gobierno de 2009) es parte de la historia asumida no solo por los mercados, sino también por las elites políticas europeas. Que Italia hiciera algo parecido mientras en el Tesoro romano trabajaba nada menos que Mario Draghi, actual presidente del BCE, puede parecer nuevo, pero hay sospechas desde hace casi una década.
Fue en 2000 cuando el profesor Gustavo Piga publicó un trabajo en colaboración con el Consejo de Relaciones Exteriores (think tank entre cuyos directores están Colin Powell, Bob Rubin o los CEOs de KKR y Blackstone) y la Asociación Internacional de Mercados de Valores sobre el irresistible asunto del uso de los derivados en la gestión de la deuda pública (irresistible título).
En este complejo trabajo Piga destaca un hecho: un país (que Piga no cita por un acuerdo de confidencialidad) logró cerrar un acuerdo de permuta financiera (swap) con un banco de inversión con un tipo de interés negativo del 16,77%. Es decir el país en cuestión, cobraba un tipo de interés del 16,77% por su propia deuda.
La mecánica se asemeja sospechosamente a la utilizada por Enron, que convertía sus deudas en fuentes de ingresos. El país en cuestión había emitido en 1995 un bono denominado en yenes. Como el yen se había depreciado, el Tesoro tenía un beneficio latente en dicha emisión de deuda (debía devolver menos yenes) cuando venciese en 1998. En 1997 llegó a un acuerdo con un banco de inversión mediante el que este último realizaba cuantiosos pagos al contado en ese momento, vinculados a la deprecación del yen. Pero a cambio, en 1998 era el gobierno quien tenía que pagar al banco de inversión. En otras palabras, obtuvo un anticipo en efectivo a cuenta de un beneficio esperado; anticipo que en todo caso tendría que devolver un año después.
"Al ligar el tipo de cambio del yen al vigente en 1995, el Gobierno pudo camuflar esta operación como una cobertura sobre la emisión de bonos", explica la investigación, "algo que no es lógico". "El gobierno usó esta transacción para cumplir con los objetivos de déficit fijados en el tratado de Maastricht".
El país no se cita oficialmente, pero es Italia (entre otras cosas, porque la divisa ficticia con la que Piga explica la operación tiene el mismo tipo de cambio contra el yen que la lira italiana). Uno de los directores del propio Consejo de Relaciones Exteriores estableció en 2002 el paralelismo entre Italia y Enron.
Y aunque Italia excedía ampliamente el límite fijado por Maastricht en términos de deuda pública, logró quedar por debajo del objetivo del 3% de déficit. De hecho, de 1996 a 1997, según los datos de Eurostat, que validó este tipo de maquillajes, el déficit público italiano pasó del 7% al 2,7%. El modelo es similar al utilizado por Grecia junto con Goldman Sachs.
El banco de inversión presente en este episodio es, también confidencial, y aunque blogs como Zero Hedge han apuntado a Goldman Sachs, FT y New York Times han asegurado que se trata de JP Morgan. En todo caso, de lo que no hay dudas es de que en aquel lejano 1997 Mario Draghi, actual presidente del BCE, trabajaba en 1997 en el Tesoro italiano. Pasó en 2002 a Goldman Sachs, antes de volver al Banco de Italia y, ahora, al BCE. Por cierto, ayer Goldman Sachs señaló que un gobierno "técnico" en Italia serviría para reducir la prima de riesgo