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Tres citas para tres temas de discusión

Guía de una jornada clave para el futuro de Europa

Buena parte del futuro del euro y de la Unión Europea se decide hoy. Serán tres reuniones en Berlín y Bruselas, y un orden del día apretado. No obstante, todo parece indicar que habrá un nuevo capítulo en la historia interminable en que se ha convertido el rescate del euro.

Sede de la Comisión Europea en Bruselas
Sede de la Comisión Europea en BruselasBloomberg

Las posibilidades de un consenso amplio para resolver la crisis de deuda parecen escasas, con un profundo desacuerdo sobre aspectos críticos. Tanto es así, que a primera hora de la tarde de ayer, los Gobiernos cancelaron la reunión preparatoria formada por los ministros de Economía. Sin embargo, no todo está perdido en una jornada que se antoja crucial para el futuro de la zona euro y de la UE. Los mandatarios tratarán de limar estas asperezas durante el día, de las que tendrá que emanar algún tipo de acuerdos de mínimos. Así las cosas, parece probable que habrá que esperar hasta el 7 y 8 de noviembre, fecha en la que los ministros de Finanzas de la UE y la zona euro se volveran a reunir.

Serán tres citas para tratar, sobre todo, tres puntos en el orden del día. En primer lugar está la sesión en el Bundestag alemán, que debe respaldar el refuerzo del fondo de rescate de 440.000 millones de euros. Un rechazo parece improbable, toda vez que los grupos parlamentarios de los partidos de la coalición -cristianodemócratas (CDU), socialcristianos bávaros (CSU) y liberales (FDP), así como la oposición socialdemócrata y verde- han consensuado para ello un documento conjunto que contará con una mayoría sobrada en la cámara baja alemana. Una vez tenga el de su Parlamento bajo el brazo, la canciller Angela Merkel viajará hasta Bruselas para asistir a su cita con el resto de líderes europeos.

Ya en la capital belga, la primera reunión sentará a los 27 líderes de la UE. Esta reunión dará comienzo a las 17.00 de la tarde y, en principio, contará con un solo asunto sobre la mesa: la recapitalización de la banca. Ya se conocen desde el pasado domingo algunos aspectos centrales. La recapitalización ascenderá a unos 100.000 millones de euros. Una cantidad que a casi todos los analistas les parece muy reducida. La mitad de este dinero irá a parar a Portugal, Grecia e Irlanda. Para hacerse una idea, una quita del 60% de la deuda soberana griega, del 40% en Portugal e Irlanda y del 10% en España costaría 27.000 millones, según Credit Suisse.

Según el preacuerdo cerrado el fin de semana, se exigirá temporalmente a las entidades sistémicas un ratio de capital de calidad del 9%, frente al 5% exigido en los test de estrés julio.

En principio, serán cinco las entidades españolas afectadas (Santander BBVA, Bankia Caixabank y Popular), aunque no se descarta que finalmente estas condiciones se apliquen al conjunto de entidades. Será en esta reunión en la que se decida cómo computa la deuda soberana española en las carteras de las instituciones financieras y, sobre todo, si finalmente se contabilizarán los bonos convertibles, tal y como adelantó el lunes la ministra de Economía, Elena Salgado. La UE pretende que esta entrada de nuevos fondos deberá acometerse, primero, a través de capital privado; en segunda instancia, con dinero de cada uno de los Estados; y solo en tercero, con aportaciones europeas.

Poco después, a las 19.15 será el turno de los líderes de la zona euro, quienes están citados para una cena de trabajo. El tema central del orden del día, en este caso, será la quita griega, que ya se está negociando desde el fin de semana. Esta, según todos los indicios, ascenderá al menos hasta el 50%, con el objetivo de rebajar la deuda al 120% del PIB heleno. Barclays calcula que el corte de pelo (tal y como le llaman a la quita los financieros anglosajones) deberá oscilar entre el 50% y el 60%. Es decir, habrá que aplicar una insolvencia severa. Los bancos ya parecen haber aceptado al menos el 40%, frente al 21% fijado en julio, aunque un borrador filtrado ayer muestra la falta de consenso que aún reina sobre este asunto. Para reducir el nivel de deuda actual de Grecia, de en torno al 145 % del PIB, hasta el 120 % en 2020, la quita debería ser del 50% y se precisaría unas ayudas de unos 114.000 millones, mientras que para llegar hasta el 110 % haría falta una quita del 60 % y entonces bastaría con los 109.000 millones.

Esta quita, evidentemente, se llevará por delante a todo el sistema financiero heleno, de modo que habrá que proceder a recapitalizarlo. Y también se verán afectadas las entidades de otros países, sobre todo de Francia y Alemania, aunque también la española (necesita unos 5.700 millones).

Para ello, será necesario cerrar la ampliación del fondo de rescate (EFSF). Y a la UE no le ha quedado más remedio que recurrir al efectivo de los países emergentes. La capacidad de préstamo efectiva del fondo temporal de rescate, 440.000 millones de euros, se multiplicará hasta superar el billón de euros a través de una mecanismo de apalancamiento. Sobre la mesa hay varias opciones: usar el fondo temporal de rescate para avalar o asegurar parte de las emisiones de deuda de Italia, España y otros países sometidos a la presión de los mercados o crear un special purpose vehicle (vehículo de propósitos especiales) para atraer a los mercados emergentes. Lo que sí parece confirmado es que hay un acuerdo para que el BCE deje de comprar deuda.

Gobernanza

Aún quedan otros aspectos por tratar. Si hay tiempo. Se trata de consolidar las políticas de consolidación fiscal y presupuestaria pero sin condenar el crecimiento. Para ello se pretende implementar lo que ya se ha acordado en materia de servicios, la agenda digital, el comercio o la energía. Otro pilar es el fortalecimiento de la gobernanza económica para robustecer la planificación, la aplicación y la supervisión de las políticas macroeconómicas nacionales en la zona euro y endurecer las sanciones para el incumplimiento de los objetivos de déficit (3 %) y de deuda (60 %), todo basado en la estrategia comunitaria y el reforzamiento del papel de la Comisión y del Parlamento.

Los líderes están contemplando fortalecer todavía más la gobernanza económica y la disciplina fiscal, incluida la posibilidad de la UE de intervenir en los presupuestos nacionales e introducir cambios en los tratados. Además se celebrarán dos veces al año cumbres de la zona euro y se estrechará la colaboración y el proceso de consultas entre los ministros de Finanzas de la zona euro, la Comisión y el Consejo.

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