El caos político italiano pone la cumbre del euro al borde de un nuevo fracaso
El Gobierno de Silvio Berlusconi se tambaleó ayer ante la dificultad de aprobar las medidas de ajuste exigidas por Bruselas. La crisis política en Roma podría frustrar hoy los acuerdos en la cumbre europea que pretende evitar la quiebra de Grecia y el desplome de parte del sector financiero europeo.
Atenas casi parece una pesadilla olvidada en una jornada con todas las miradas pendientes de Berlín y Roma. En la capital alemana, la canciller Angela Merkel buscará el imprescindible apoyo de su Parlamento para negociar esta noche en Bruselas la ampliación del fondo de rescate de la zona euro y su participación tanto en el segundo rescate de Grecia como en el apuntalamiento del sector financiero europeo. El margen de maniobra de Merkel cada vez es más reducido, hasta el punto de que fuentes comunitarias reconocen que "la cumbre europea no se alejará un ápice de lo que apruebe el Bundestag".
En juego está la transformación del fondo de rescate o Facilidad Europea de Estabilidad Financiera en un instrumento garantizado por los socios del euro y alimentado por inversores privados internacionales, con capacidad de intervenir de manera masiva en los mercados de deuda pública de la zona euro.
Pero ni siquiera el previsible respaldo del Bundestag (cámara baja alemana) a esa reforma permite en esta ocasión que la zona euro afronte con tranquilidad su enésima cumbre anticrisis. Bruselas hervía ayer de rumores ante la posibilidad de una caída del gobierno de Berlusconi, que colocaría la cita al borde de un nuevo fiasco.
Italia acude a Bruselas con un pacto de Gobierno in extremis y división sobre las pensiones
El presidente del Gobierno italiano intenta evitar desde el lunes una ruptura de su coalición, cuya supervivencia se ha visto amenazada por las exigencias de la zona euro para que adopte nuevas medidas de ajuste, en particular, un polémico retraso de la edad de jubilación desde los 65 a los 67 años.
Umberto Bossi, líder de la Liga Norte, uno de los partidos cuyo apoyo necesita Berlusconi para seguir en el poder, advirtió ayer que "el Gobierno está en peligro". A última hora de ayer, sin embargo, la coalición pareció encontrar un acuerdo que permitiría la supervivencia del Gobierno.
La zona euro colocó el domingo a Italia en el punto de mira al exigir que en la cumbre de hoy presente un calendario detallado sobre la reforma del mercado laboral, del sistema judicial y de la lucha contra el fraude, entre otras exigencias. Berlusconi ha intentado presentar esas exigencias como una injerencia en la política nacional y como una humillación tras las sonrisas de Merkel y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, cuando fueron preguntados el domingo sobre las medidas que debería tomar Roma.
El presidente italiano, Giorgio Napolitano, que hoy pronunciará en el Colegio Europeo de Brujas el discurso inaugural del nuevo curso, se desmarcó ayer de su primer ministro con un comunicado en el que recordó que "hace 60 años que aceptamos limitaciones a nuestra soberanía, en condiciones de igualdad con otros Estados, para construir Europa". Napolitano pidió al Gobierno que "haga todo lo necesario para reforzar la credibilidad de nuestro empeño en reducir la deuda y aumentar el crecimiento". La Comisión Europea también subrayó en Bruselas que "no se trata de dar lecciones ni de humillar a nadie", pero siguió urgiendo a Roma a presentar el plan de ajuste exigido.
Agenda trascendental
La incertidumbre sobre Italia parece haber dejado en un segundo plano la agenda de una jornada muy cargada y trascendental. La primera cumbre de esta tarde ( a las 18:00 horas), con presencia de los 27 gobiernos de la UE, tiene por objetivo poner en marcha una recapitalización que podría afectar a 50 grandes entidades y obligarles a captar unos 100.000 millones de euros.
Poco después (19:15 horas) debería comenzar la cumbre la zona euro, donde se espera pactar el segundo rescate de Grecia y, sobre todo, la contribución de los acreedores privados, con quienes se está negociando una quita del 50%.
Recapitalización y quita enlazan con la ampliación de la FEEF, porque sus recursos serán necesarios para apuntalar al sector bancario griego (que acumula el 66% de los bonos de su país en manos de la banca) y para avalar la emisión de deuda canjeable por los depreciados títulos helenos.
Bruselas quiere, además, establecer un sistema de garantías bancarias a través de la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera al que podrían acogerse las entidades de toda la zona euro que no puedan financiarse a precios razonables en el mercado político.
En todas esas materias se espera un acuerdo, aunque sea de madrugada. Días después, los ministros de Economía deberán concretar los detalles técnicos. La saga continúa.