_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Qué nos deparará septiembre?

Joaquin Maudos

Después del mes de agosto tan intenso que hemos vivido (con primas de riesgo en máximos históricos, riesgo de recaída a nivel mundial, pérdida de la triple A de EE UU, incertidumbres en el segundo plan de rescate de la economía griega, prohibición temporal de las venta a corto, reunión Sarkozy-Merkel pidiendo más compromisos fiscales a sus socios del euro, etc.), la pregunta del millón es qué nos deparará el mes de septiembre. Para empezar, algunas noticias que recoge la prensa este mes apuntan hacia la permanencia de las incertidumbres y el clima de inestabilidad financiera. Me estoy refiriendo a noticias como las necesidades de capital de 200.000 millones de euros de la banca europea estimadas por el FMI, las mayores inyecciones de capital público en España a cargo del FROB, una prima de riesgo en España cercana a los 300 puntos básicos, rebajas en las previsiones de crecimiento, etc.

En el caso concreto de la economía española, un debate que va a mantenerse vivo durante mucho tiempo es el de la introducción en la constitución de un techo al déficit público. Personalmente, estoy a favor de su introducción, ya que ayuda a restaurar la confianza de los mercados, si bien creo que su aportación va a ser marginal por tres motivos: se ha pospuesto hasta 2020 su cumplimiento; nada asegura que aunque tenga rango constitucional vaya a cumplirse dada la larga historia de incumplimientos previos; y quedan flecos pendientes que exigirán nuevos consensos (supuestos bajo los que se estima el déficit estructural, mecanismos de penalización en caso de incumplimiento, etc.).

Otro de los temas que va a centrar el interés mediático en septiembre es el capital que tendrá que inyectar el FROB en las entidades que incumplen el mínimo que fijó el Banco de España en el RDL de recapitalización. Se acerca la fecha límite del 30 de septiembre y algunas entidades siguen sin cumplir con el nivel de capital exigido, siendo dudoso que consigan atraer a inversores privados y, por tanto, una incógnita el capital que tendrá que inyectar el FROB. Todo indica que el FROB tendrá que emitir deuda ya que son insuficientes los 16.750 millones de euros hasta ahora disponibles. Ya se han utilizado 10.086 millones de euros con cargo al FROB1 (préstamos a devolver en 5 años) y las necesidades de capital de la CAM, Novacaixagalicia y Catalunya Caixa suman 7.140 millones más, por lo que no habría dinero suficiente si el FROB tuviera que inyectar capital adicional en Effibank, Grupo BMN, Unnim y Caja Duero-España, con unos requerimientos totales de estos cuatro grupos de 2.189 millones de euros.

Otro de los temas que puede afectar a la prima de riesgo de la deuda española en septiembre es la solución final que se plantee al segundo rescate de la economía griega. Si bien el acuerdo del Eurogrupo del 21 de julio puso las bases de la solución (con la reforma del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera y una quita voluntaria por parte de los acreedores), todavía quedan flecos pendientes como la participación final del sector privado o la exigencia de garantías especiales por parte de algún país. Además, las medidas pueden ser insuficientes si Grecia no consigue crecer, algo indispensable para poder reducir su elevado nivel de endeudamiento.

Dado que parece más que probable que la inestabilidad persista, el objetivo de España debe ser crecer, siguiendo con la hoja de ruta en curso. Rebajar la prima de riesgo (termómetro que mide el grado de confianza que nuestra economía despierta en los mercados) requiere no solo disciplina presupuestaria, sino crear un clima social favorable a los cambios que necesita nuestra economía para salir de la crisis. Y puestos a elegir, la prioridad debe estar en las reformas del mercado de trabajo y del sistema educativo; la reforma de las AA PP dirigidas no solo al compromiso de estabilidad financiera, sino también al aumento de la eficiencia del gasto; y la recuperación del normal funcionamiento del sector bancario que exige recapitalizar ya mismo a las entidades deficitarias de capital para evitar que unos pocos bancos malos contaminen la imagen agregada del sector.

En este sombrío escenario, espero que el consenso que se ha alcanzado entre los principales partidos políticos en torno al techo constitucional al déficit público se extienda a otros aspectos económicos, máxime teniendo en cuenta que tenemos unas elecciones generales a la vuelta de la esquina.

Joaquín Maudos. Catedrático de Análisis económico de la Universidad de Valencia e investigador del IVIE

Archivado En

_
_