Mercado secular bajista
El mercado está sobrevendido y es probable que aún no se haya llegado a los mínimos
Los ciclos económicos se encuentran plenamente aceptados dentro de la teoría económica moderna. La principal razón para esta aceptación es simplemente que pueden medirse y se han venido midiendo razonablemente bien durante ya muchas décadas. En el caso de los EE UU la Oficina Nacional de Análisis Económico (National Bureau of Economic Research en inglés y con las siglas NBER) ha registrado con precisión los ciclos de la economía norteamericana desde mediados del siglo XIX aunque esta se fundara en 1920.
Un ciclo completo comienza cuando se alcanza el máximo de una expansión económica y por tanto empieza una contracción y termina cuando tras haber salido de la contracción y haber disfrutado de una consiguiente expansión se alcanza un nuevo máximo. Entonces se inicia otra contracción que marca el comienzo de otro ciclo. Análogamente se pueden tomar como puntos de partida y final los puntos mínimos en lugar de los máximos. Por tanto, los ciclos están compuestos por expansiones y contracciones (recesiones) sucesivas. Su duración varía pero se mueve alrededor de una media histórica que en el caso de los EE UU es de algo menos de cinco años. Afortunadamente las expansiones son más largas que las recesiones y es por ello que la tendencia de largo plazo (secular) de las economías capitalistas es creciente. Estos periodos de tiempo relativamente cortos de los ciclos (y por tanto frecuentes) y su clara división en contracción y expansión es lo que los hacen fácilmente medibles y por tanto aceptados.
Por otro lado nos encontramos con periodos más largos, lo que se denominan superciclos y que contendrían en su seno varios ciclos económicos y por tanto pueden tener duraciones como mínimo de más de una década. Su medición es más compleja y subjetiva y es por ello que no se encuentran aceptados por la teoría económica convencional. Sin embargo, ello no quiere decir que no existan y se pueden dividir en superciclos de bajo crecimiento medio (fríos) y de elevado crecimiento medio (superciclos expansivos o superciclos a secas). Como en los ciclos, se alternarían superciclos fríos con superciclos expansivos.
Pues bien, toda esta introducción sobre los ciclos y los superciclos tiene el objeto de exponerles la idea de que probablemente nos encontramos en medio de un superciclo frío en las economías desarrolladas. Sin entrar en los detalles de esta teoría les diré que la economía norteamericana ha registrado un magro crecimiento real medio en la última década algo inferior al 1,7%. Las economías europeas o japonesas no lo han hecho mejor. Las implicaciones para los activos financieros de estos ciclos y superciclos son muy importantes. Si a ello le unimos que a principios de 2000 las Bolsas registraron unos indicadores y niveles de sobrevaloración nunca vistos en su historia, el argumento para un mercado secular bajista está servido.
Este escenario, al que cada vez más analistas y estrategas se vienen apuntando, ya fue dibujado por algún analista (muy muy pocos) tan pronto como a principios de la década pasada. Una de las principales implicaciones para los inversores es que la situación actual, en que las Bolsas han proporcionado una rentabilidad nula (ampliamente negativa en términos reales) desde el año 2000, puede extenderse durante al menos otros cinco años u otra década más.
Probablemente, solo cuando la "reconversión" de las endeudadas economías desarrolladas haya sido completada y hayan sido sentadas las bases para un aumento de la productividad, veremos el comienzo de un superciclo expansivo de la economía. La asociación a un periodo de extrema infravaloración de los activos de riesgo y las Bolsas en particular representaría una oportunidad de inversión de las que, como suele decirse con demasiada ligereza en la jerga del mundo financiero, se presentan una sola vez en la vida. El comprar y mantener a largo plazo (el famoso buy and hold) previsiblemente será entonces también una buena estrategia de inversión. Mientras tanto, la gestión activa y dinámica con un buen entendimiento del funcionamiento de los ciclos y sus implicaciones en los mercados financieros será clave para obtener buenos resultados.
Volviendo al presente, parece que nos encontramos dentro de un mercado sobrevendido típico de un mercado secular bajista que muy probablemente no ha visto todavía sus mínimos. Se vislumbra que en las próximas semanas los mercados, a través de una subida aún mayor de la intensidad de su estrés, van a forzar a los políticos a tomar las decisiones que han venido retrasando. Dicho esto, ello no significa que el ciclo expansivo en que nos encontramos haya terminado o esté a punto de hacerlo, por lo que el ciclo alcista de la Bolsa que se inició en los mercados emergentes al final del 2008 y en los mercados desarrollados en marzo del 2009 tampoco habría terminado.
Juan Manuel Vicente Casadevall, EAFI, Kessler & Casadevall Asesoramiento Financiero