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Tribuna
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¿Qué nos depararán los test de estrés?

Joaquin Maudos

Los últimos días están siendo de infarto en los mercados financieros, con Irlanda y Portugal en niveles de bono basura, Grecia en riesgo de quiebra y la prima de riesgo de Italia y España en niveles máximos. Y por si fuera poco, hoy viernes, día 15 de julio, se publican los stress test que someten a la banca europea a escenarios macroeconómicos adversos con objeto de comprobar si sus niveles de solvencia se situarían por encima de un determinado nivel mínimo (fijado en el 5%) en caso de tener que asumir las pérdidas derivadas de ese escenario de estrés.

Es difícil y arriesgado aventurar los resultados de las pruebas de resistencia pero ya disponemos de dos anticipos que pueden dar pistas. El primero, el avance que ha hecho Moody's, quien cree que al menos 26 de los 91 bancos sometidos a examen no superarán la prueba; y el segundo, las declaraciones de la ministra de Economía, Elena Salgado, quien ha sugerido que algunas cajas de ahorros podrían suspenden los stress test debido a que la Autoridad Bancaria Europea (EBA, en sus siglas en inglés) no va a tener en cuenta en la definición de capital básico las provisiones genéricas que han acumulado las entidades españolas en los últimos años.

Obviamente, no es una buena noticia que algún banco español suspenda la prueba, si bien es muy importante interpretar con mucha cautela los resultados. Y ello por dos motivos: primero, porque el escenario adverso que los stress test contemplan para España es más severo que en otros países; y segundo, porque de forma injusta y para nada razonable, la EBA no considera en la definición de capital básico (core Tier 1) las provisiones genéricas.

En el caso español, el escenario adverso que contemplan las pruebas de resistencia considera, en relación al escenario base, una caída acumulada del PIB de 4,6 puntos porcentuales en dos años (1,8 en 2011 y 2,8 en 2012), frente a una caída acumulada de 4 pp en el área del euro y de 4,1 pp en la UE-27. Para Grecia, con la que está cayendo, el escenario adverso contempla una caída de 1 pp en 2011 y 2,3 pp en 2012. Y en términos de aumento de la tasa de paro, para España el escenario adverso contempla un aumento de 4,3 pp en 2011 y 2012, frente a aumentos de 1,5 pp en el área del euro y de 1,9 en la UE-15. En Grecia, por poner un ejemplo, el aumento es de 1,3 pp. Y en el caso de la caída del precio de la vivienda, en España se fija una caída acumulada, respecto al escenario base, de 22 pp en 2011 y 2012, frente a caídas de 12,4 pp y 15,4 pp en la eurozona y en la UE-27, respectivamente.

También llama la atención que los 27.000 millones de euros en provisiones genéricas (que están disponibles para absorber pérdidas) del que disponen las entidades de depósito españolas no se tengan en cuenta en la definición de capital básico, algo sorprendente si tenemos en cuenta que los nuevos acuerdos de Basilea III, que entran en vigor en 2013 con un calendario progresivo de aplicación hasta 2019, introducen como novedad la creación de un colchón anticíclico (del 2,5% respecto a los activos ponderados por riesgo) y otro de conservación (hasta el 2,5%) que son fiel reflejo de las provisiones anticíclicas made in Spain.

Otro elemento que juega a favor de España y que tampoco conviene olvidar es que la EBA deja fuera del stress a la cartera de deuda que se mantiene hasta vencimiento, algo que en mi opinión resta credibilidad a las pruebas, sobre todo teniendo en cuenta lo acontecido en esta semana de infarto y con la posibilidad de que haya una quita en la deuda griega. En el caso de Grecia, la banca española tiene una exposición marginal (solo 834 millones de euros), que contrasta con los elevados valores de deuda griega en los balances de la banca francesa (40.000 millones de euros) y alemana (25.627 millones de euros).

En resumen, dada la penalización a la que la EBA somete a la banca española fijando un escenario más adverso que en otros países y excluyendo de la definición de core Tier 1 a las provisiones anticíclicas, si alguna entidad española suspende las pruebas, obviamente no es una buena noticia, pero no es el fin del mundo. Sobre todo si tenemos cuenta que el escenario adverso contemplado tiene una muy reducida probabilidad de que ocurra. Lo que confío y deseo es que las entidades que salen a Bolsa la semana que viene aprueben los stress test.

Joaquín Maudos. Catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia e investigador del Ivie

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