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Se presenta oficialmente como voluntaria

Participar en la reestructuración de Grecia, obligación ineludible

La crisis helena aboca a los acreedores privados a negociar un acuerdo

La realidad es tozuda: la posibilidad de ir a la reestructuración de la deuda griega se presenta oficialmente como voluntaria, pero en la práctica será un asunto obligatorio. La administración helena no puede afrontar sus obligaciones en las actuales condiciones de mercado. "Los bancos griegos tienen un incentivo claro para participar en el canje de deuda, que es que si no lo hacen, pueden perder el aval del Estado. Los bancos franceses y alemanes necesitan un estímulo adicional y eso es lo que se está negociando ahora", asegura César Fernández, especialista de crédito de DWS Investments, que está convencido de que el plan saldrá adelante y de que la mayoría de las entidades irán al canje.

Uno de los peligros es que las agencias de rating coloquen la deuda griega en categoría de impago si la reestructuración es forzosa, lo que haría que ésta fuera imposible de usar como colateral ante el BCE. "Una opción es que se modifiquen las reglas de forma temporal y otra que las agencias acepten que el canje es voluntario y sujeto a garantías", explica Fernández. Las autoridades europeas estudian las fórmulas para lograr el consenso entre acreedores, agencias de rating y Bruselas.

"Me parece lógico e inevitable que los agentes privados asuman parte de las pérdidas. Mi percepción es que serán inevitables impagos de entre el 30% y el 40% durante los próximos tres o cuatro años", asegura Manuel Romera, director del Sector Financiero de IE Business School. Esto afectaría sobre todo a los bancos griegos. De acuerdo con cifras de Barclays Capital, Piraeus es el principal acreedor privado, con un volumen en bonos de 9.400 millones de euros, seguido de EFG, con 9.000 millones. La primera entidad fuera de Grecia es la alemana FMS, fruto de la unión entre Defpa e Hypo Real Estate, con una partida de 6.300 millones. En Francia, el primer banco es BNP, con 5.000 millones. También es significativa la participación de Dexia (3.500 millones), Generali (3.000 millones) y Société Générale y Commerzbank, ambos con 2.900 millones.

La reestructuración se presenta así como inevitable. "No hay otra alternativa. Ya se ha visto que Grecia no tiene capacidad para generar el dinero suficiente para pagar. Todo lo demás es retrasar lo inevitable. Pero el problema es a ver quién le dice a los bancos que van a perder dinero", explica un directivo de una entidad que pidió no ser identificado. El plan consistiría en que estos acreedores aceptaran, de forma voluntaria, canjear sus actuales títulos por otros a más largo plazo y, en consecuencia, con cupones menores. Grecia afronta vencimientos superiores a los 15.000 millones en la segunda mitad del año; una presión que se agudizará en el primer trimestre de 2012, con pagos de 14.500 millones.

El Gobierno griego está pendiente de obtener el quinto tramo de ayuda financiera pactada con el FMI y Bruselas, que asciende a 12.000 millones de euros. "Debería estar listo para el próximo gran vencimiento de bonos, que es el 20 de agosto. A partir de ahí, Grecia necesitará más dinero para llegar hasta 2014", explica Paul Brain, gestor de BNY Mellon. "Para lograr ese desembolso, parece que será necesario implicar al sector privado y que estos acepten renovar su deuda por otros títulos con un vencimiento superior a siete años. Eso daría tiempo a que las medidas de austeridad funcionaran", añade el experto de la gestora.

Cuando acudir al mercado es inviable

Hasta Pakistán tiene ahora un perfil de deuda mejor que Grecia. Los descuentos con los que se vende la deuda helena van del 36% en el dos años (el tenedor prefiere vender ahora el bono por un 74% de su valor antes que arriesgarse a mantener el título hasta el vencimiento) a casi el 60% en la deuda a 30 años. Los bonos a 10 años, la referencia más habitual del mercado, se venden con un descuento del 49% y un interés del 17,3%. A ese plazo, la deuda paquistaní se vende con un descuento del 7,2% y un interés del 14%.Es decir, no hay posibilidad alguna de que Grecia acuda a financiarse al mercado en estas condiciones. Se necesita una relajación extraordinaria de la desconfianza del mercado respecto a la capacidad del país para afrontar su panorama económico. Por ello, algunos expertos recelan del éxito de la llamada Iniciativa de Viena. "El esquema tiene el potencial de proporcionar algún alivio dentro del ajuste que Grecia está llevando a cabo, pero no creo que sea suficiente para propiciar un cambio súbito de la confianza", valora Silvio Peruzzo, economista de RBS. "La consecuencia es que los inversores seguirán viendo a Grecia como incapaz de afrontar sus pagos", vaticina.Credit Suisse asume, por ejemplo, que el desembolso efectuado por el FMI y la UE no será devuelto hasta el año 2018. Mientras, el volumen de deuda seguirá creciendo; la previsión es que llegue al 160% del PIB el año próximo.

Presión política

El Gobierno del primer ministro Yorgos Papandreu afronta hoy una moción de confianza de la que dependerá que salga adelante el plan de austeridad que, entre recortes y privatizaciones, supondrá unos ahorros de 78.000 millones. Es esencial que estos planes tengan luz verde para que el país heleno pueda recibir el siguiente plan de ayuda de la UE. Se da por hecho que serán necesarios más de 100.000 millones.

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