Toda la oferta de bonos: del 1,4% al 7,7% de rentabilidad
Del 1,44% que ofrecen las letras del Tesoro a tres meses al 7,78% de los bonos de Audasa a 10 años hay un trecho considerable. Pero hay otras muchas diferencias además de la rentabilidad.
El pequeño inversor vuelve a ser el más deseado. Bankia, Banca Cívica, Loterías y otras empresas esperan contar con su ayuda para salir a Bolsa en los próximos meses -Caixabank comercializará bonos obligatoriamente convertibles en acciones a partir de la próxima semana- y hay un buen número de emisiones de renta fija que tienen como estrella a los particulares. Las clásicas emisiones del Tesoro compiten con los bonos de la Generalitat Valenciana y con las obligaciones bonificadas fiscalmente de Audasa.
Los ahorradores también pueden decantarse por formalizar alguno de los depósitos que ofrecen las entidades financieras en los últimos tiempos, que oscilan entre el 4% y el 5% para plazos de 12 a 24 meses. Si finalmente el inversor opta por alguna de las emisiones de renta fija que está comercializándose, han de tenerse en cuenta cuatro claves: rentabilidad, riesgo, plazo y liquidez. Todas ellas están relacionadas.
1 y 2 Rentabilidad y riesgo
Menos riesgo implica a priori menos rentabilidad. Y menos plazo, también. De ahí, que las letras del Tesoro a tres meses en su última subasta pública hayan ofrecido un raquítico 1,44%. A seis meses, el rendimiento se situó en el 1,9%; a 12 meses, en el 2,9%; a cinco años, en el 4,56%; y a una década, en el 5,48%.
El bono español a 10 años, la referencia para el mercado, paga bastante más que su competidor alemán, que promete en torno al 3,1%, y esto se debe a que los inversores interpretan que el riesgo es superior. Las agencias de calificación de riesgos, sin embargo, continúan otorgando buenísimas notas a España, pese a que se las han rebajado desde la matrícula de honor en los últimos tiempos. El peligro de impago es muy bajo.
La Generalitat Valenciana, Cataluña y Castilla y León han vendido bonos entre los pequeños inversores para financiarse. Hasta ahora, lo habitual era que colocaran esta deuda a los institucionales -esencialmente, entidades financieras, fondos de inversión y de pensiones-, pero la sequía de los mercados les ha obligado a utilizar la poderosa red comercial de la banca.
Los expertos consideran que en realidad el riesgo de impago es similar al de la deuda estatal, si bien su rentabilidad es similar. Las agencias de rating, sin embargo, se han curado en salud y les otorgan notas ligeramente inferiores a las de los bonos del Estado. Standard & Poor's le asigna una A a la Generalitat Valenciana, cinco escalones por debajo de la calificación máxima.
La única emisión autonómica que puede comprarse actualmente en las oficinas es la de la Generalitat Valenciana. Hay dos plazos: a 12 meses, que paga un 4,25%, y a 24 meses (4,75%). Entre un bono autonómico a un año y una letra del Tesoro al mismo plazo, la mayoría de los expertos apuesta por el autonómico en caso de que se vaya aguantar hasta el vencimiento. Los bonos de la Generalitat Valenciana se pueden adquirir desde 1.000 euros en un gran número de entidades financieras, en principio hasta el 20 de mayo.
La gran diferencia está en la colocación de Autopistas del Atlántico (Audasa). Su rentabilidad se sitúa en el 6% anual, sustancialmente superior a la que prometen los otros dos tipos de deuda. Además, está bonificada fiscalmente. A los intereses solo se les retendrá el 1,2% frente al 19% habitual y además los inversores podrán deducirse en el IRPF del 24%. La rentabilidad financiero fiscal que obtendrá el bonista se sitúa, por tanto, en el 7,68% anual.
Así, la emisión abonará un 6%, de forma que los inversores recibirán 60 euros al año por cada 1.000 y el banco les retendrá 0,72. Pero después Hacienda les descontará 3 euros del IRPF, siempre y cuando estén sujetos a este impuesto.
El plazo, eso sí, es de 10 años y la capacidad de pago depende de la solvencia de Audasa y de su matriz Ena Infraestructuras. Los bonos no son subordinados - no se sitúan en el último lugar de pago en caso de insolvencia del emisor- y a diferencia de las preferentes que colocó la banca en 2009 no dependen de que Audasa logre beneficios.
Pero actualmente ninguna agencia de rating vigila la solvencia de Audasa. La última nota data de febrero de 2004, cuando Moody's le rebajó la calificación hasta B1 desde Ba1. B1 se sitúa ya en lo que se conoce como bono basura, con elevadas dosis especulativas. Audasa utilizará el dinero que obtenga con la colocación -de 66,1 millones de euros como máximo- para afrontar la amortización anticipada de otra emisión. Los bonos de Audasa se podrán solicitar hasta el 25 de mayo en Banco Sabadell, Caja Madrid, La Caixa, Banco Popular y sus respectivas filiales con una inversión mínima de 500 euros.
2 y 3 Plazo y liquidez
El plazo de amortización de los bonos de la Generalitat Valenciana es de uno o dos años, con diferentes rentabilidades, pero su liquidez será en ambos casos reducida. Cotizarán en el mercado secundario, pero al ser una emisión colocada íntegramente entre particulares, no existe seguridad de que haya demanda suficiente para poder venderlos al precio inicial en cualquier momento. De ahí que los expertos recomienden la inversión solo si pueden mantenerse hasta el vencimiento.
Con las obligaciones de Audasa ocurre algo similar. Son a 10 años y la única forma de obtener liquidez antes de vencimiento será vender los títulos en el mercado secundario, esto implica que el precio de venta esté sometido a eventuales oscilaciones de las cotizaciones. Los bonos cotizarán en AIAF, el mercado español de renta fija privada, pero Audasa reconoce que "no es posible asegurar que vaya a producirse una negociación activa en el mercado". Audasa tiene actualmente cinco emisiones cotizando AIAF con un saldo vivo de 417,3 millones de euros, que se pagan entre un 1% por debajo y un 2% por encima del precio de colocación.
El punto fuerte de la deuda emitida por el Tesoro está en su liquidez, que es máxima, y en sus plazos, pues pueden elegirse con vencimientos desde tres meses hasta 30 años. Los bonos del Estado también hay que venderlos en el mercado secundario si quiere el dinero antes del vencimiento, pero existen tantos inversores institucionales interesados en este activo que su liquidez es máxima.