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Desplome histórico del petróleo y la plata

Algo se ha roto en las materias primas

La última vez que el petróleo y el euro bajaron en paralelo tras tocar máximos fue antes de quebrar Lehman. El desplome de las materias primas del jueves ha puesto al mercado en alerta, pues estos activos han atraído mucho dinero en los últimos años.

La versión oficial aludirá a los datos económicos de Estados Unidos o a la reunión del Banco Central Europeo, factores que indudablemente habrán servido para elevar (más) la segregación de la hormona del pánico en el cráneo de los operadores. Pero el histórico desplome de las materias primas en la sesión del jueves tiene una trascendencia mucho mayor. Algo se ha roto, y algo grande.

La caída del 8,57% en el precio del petróleo es cinco veces superior a la desviación típica en los movimientos diarios del precio del petróleo, lo que significa que, si estos precios se moviesen según una distribución normal, la probabilidad a priori de que un día se registre un movimiento de este calibre es del 0.00005%, es decir, una sesión cada (si los cálculos son correctos) 5.500 años. Por mucho que la distribución estadística de los movimientos de mercado no sea la distribución normal, tampoco parece esto cosa de Trichet.

No es mucho menos llamativa la caída de casi el 2% en la cotización del euro o el hundimiento semanal del 28% en el precio de la plata, donde el crac es ya un hecho y las señales, preocupantes. Empezando por el hecho de que los márgenes requeridos para operar en el mercado se hayan casi duplicado en una semana, mientras cunden los rumores de algún operador quebrado. El fondo proShares Ultra Silver se ha desplomado un 50% en una semana. En paralelo, oro, cobre y, en general, todas las materias primas, han bajado a plomo. El índice GSCI se desplomó un 6,5% en el día.

¿Qué ha pasado? A pesar de que la caída de las materias primas es positiva para un mundo donde la inflación ha asomado bastante más que la cabeza, no parece nada bueno. Desde que empezaron los estertores de la crisis financiera la correlación entre activos se ha disparado. Sube el euro, sube la Bolsa, sube el petróleo. Ha sido la historia de los últimos meses.

El mercado de las materias primas lleva mucho tiempo impulsado por la inversión financiera. Institucionales, hedge funds y algún que otro particular han abrazado con entusiasmo oro, plata, madera, cobre, petróleo y materias agrícolas, sea directamente o a través de fondos cotizados. Con liquidez barata, las materias primas ofrecían protección contra la inflación (por más que sean estos mismos activos quienes generen inflación) y riesgos aparentemente más controlados que el mercado de acciones.

Goldman Sachs advirtió hace unas semanas que la burbuja de las materias primas estaba cercana a su fin. Y varias instituciones han avisado sobre los riesgos asociados a los fondos cotizados, especialmente aquellos que permiten operar apalancado. La plata empezó a dar señales preocupantes el fin de semana pasado.

Ayer los operadores entraron en el modo "sálvese quien pueda". El dato de empleo de hoy de Estados Unidos puede calmar o enervar los ánimos, y quizá la situación no pase de un susto coyuntural. Pero los elementos invitan a la precaución. Se ha producido una liquidación apresurada de activos en uno de los mercados con más tirón en el último año, en un momento en que tanto el sistema financiero colmo la recuperación económica están cogidos con pinzas, mientras la correlación entre el comportamiento de los distintos tipos de activos se acerca a uno.

La última vez que tanto el euro como el petróleo tocaron techo (1,6 dólares por euro, 150 dólares por barril Brent) y cayeron con fuerza fue en verano de 2008, apenas tres meses antes de la quiebra de Lehman. Quizá esta vez no sea para tanto. O quizá se trate simplemente de una corrección apresurada en unos mercados extremadamente sobrecomprados. Pero, desde luego, conviene abrir bien los ojos en las próximas semanas.

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