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Columna
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Las opciones preferidas de Morgan

Un punto a favor para el líder de Morgan Stanley, James Gorman. Convencer a Mitsubishi UFJ Group para convertir 7.800 millones de dólares de acciones preferentes en acciones comunes supondrá un ahorro para su banco de casi 800 millones en pagos por dividendos al año y aumentará sus participaciones comunes. Una decisión inteligente y oportunista para librarse del caro capital que salvó a la firma de Wall Street, que se oculta tras la crisis de 2008.

Por supuesto, el acuerdo de Morgan Stanley con su socio japonés no es del todo bueno. Incrementar la base de capital hace mucho más difícil de alcanzar el objetivo de un retorno de capital de más de una cifra, especialmente tras lograr solo alrededor del 6% en el primer trimestre. No tener que pagar dividendos de Mitsubishi solo compensará alrededor de la mitad de los ingresos extras que se necesitan para contabilizar un 16,5% de retorno con el capital adicional -y para mantenerlo durante todo el ciclo-.

Y esa es, de cualquier manera, una perspectiva lejana, aun cuando Morgan Stanley está avanzando. Sus divisiones de asesoramiento y aseguramiento están funcionando bien y los ingresos de la venta de acciones y operaciones de trading contabilizaron su mejor trimestre desde la crisis. Pero aún queda un largo camino que recorrer. Al 10%, el margen de gestión antes de impuestos de la riqueza es ligeramente mejor que el contabilizado para todo el año 2010, aunque sigue siendo la mitad del objetivo establecido por Gorman.

Incluso la asediada división de renta fija parece estar mejor. Los ingresos se han más que duplicado desde el cuarto trimestre, tras eliminar los pequeños defectos contables de sus propios pasivos. Pero todavía no existe una evidencia tangible de que Morgan Stanley esté avanzando lo suficiente como para mejorar su cuota de mercado del 6,5% entre los nueve jugadores principales hasta gestionar el 8%, que quiere lograr dentro de un año.

Gorman, quien estará bajo una creciente presión para que el banco mejore su rendimiento en su segundo año de trabajo, podría decidir invertir algo del capital adicional en trading con la esperanza de acrecentar los retornos. O podría presionar a la Reserva Federal para que permita a su compañía volver a comprar parte de capital adicional. Ninguna de las dos cosas es segura. Por el momento, el acuerdo con Mitsubishi deja el plan de recuperación del CEO con menos margen de error.

Antony Currie

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